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Podemos escapar de todos nuestros miedos a la luz de día llenándonos de labores, de distracciones, pero cuando llega la noche nos quedamos solos, solos con todo nuestro ser, en un silencio que nos asusta.
Sin embargo no estamos solos, y en vez de asustarnos del silencio que nos recuerda todas nuestras preocupaciones, debemos aprovecharlos, y acurrucarnos en los brazos de Nuestra Madre María y a ella dejarle nuestro "todo", lo malo y lo bueno.
Monseñor Tonino Bello nos regala esta preciosa oración para que al llegar la noche, al llegar la "oscuridad", pongamos toda nuestra confianza en ella:
Oración
Fuente: laparola.it
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