La historia da cuenta que desde 1855, con la llegada de la Congregación Nuestra Señora de la Caridad del Buen Pastor al Valle de Aconcagua, y posteriormente a otras ciudades del país, el silencioso trabajo que fueron realizando las religiosas con las mujeres y niñas más vulnerables de la sociedad, tejió un auténtico legado cultural. Es que durante los últimos cuatro siglos, además de acumular un enorme patrimonio histórico, fue reuniendo reliquias que se han transformado en un acervo único para la sociedad.
«El Museo de Arte Sacro y Costumbrista, que se aloja en la primera casa de estas religiosas en Sudamérica, nace a propósito de una solicitud que le llega desde Roma, a las comunidades de vida consagrada, donde se les solicita que pongan atención a sus bienes patrimoniales y culturales. Entonces las hermanas empezaron a reunir las piezas con valor artístico, cultural y religioso que había en las distintas casas a lo largo de todo el país con la intención de hacer el Museo, el cual fue inaugurado el 2005», relata a Aleteia Leda Chopitea, antropóloga social y directora ejecutiva de la Fundación Buen Pastor San Felipe.
Mayor apertura
Desde el mandato recibido, el Museo se conservó con un carácter más interno. Antes las visitas eran permitidas luego de solicitudes especiales y los respectivos permisos que permitían el ingreso.
Así lo recuerda América Tapia, una de las internas que vivió al alero de la Congregación, en el Hogar San Juan Eudes de San Felipe (ciudad ubicada a unos 94 kilómetros de Santiago).
«Me acuerdo que era bien reducido, a mí me tocó hacer de guía algunas veces, especialmente acompañando a extranjeros que lo solicitaban. Lo que más llamaba mi atención eran las camas antiguas traídas de Francia, artículos que habían sido de la fundadora, vestimentas, utensilios de la época. Las hnas. escribían la descripción y características en cada artefacto y así era fácil el recorrido».
Con el terremoto de 2010, se tuvo que cerrar el espacio. Esto debido al colapso de la Iglesia y con ello se resguardaron sus piezas, las cuales iniciaron un proceso de restauración en 2013, el que tomó tres años.
Sobre esto su directora comenta: «Se reabrió en 2017, pero esta vez con una propuesta museográfica orientada al público laico y con un fuerte vínculo con el Estado de Chile, que financió este proyecto de restauración. El objetivo fue abrir las puertas y permitir el acceso al público estudiantil, la comunidad, los turistas y narrar así al visitante, todos los aportes que ha hecho la Congregación a la comunidad».
Un gran conjunto patrimonial
En medio del proceso de rescate de las piezas del museo, se crea la Fundación el Buen Pastor de San Felipe en el 2015.
«Lo que hasta la fecha era el Monumento histórico nacional, compuesto por la Iglesia en exclusiva, se transforma en el Conjunto Patrimonial Buen Pastor y con ello nace la Fundación que se encarga de gestionar y administrar lo que es el inmueble y todas las actividades culturales que se dan cita durante el año», comenta Leda.
Es así como la pequeña ciudad rural de San Felipe, se transformó en un lugar que ofrece una variada oferta cultural y educativa compuesta por el Archivo Histórico que contiene documentos que datan de 1850. También la Casa de la Cultura, gestionada en conjunto con la municipalidad de San Felipe; salas de exposiciones; una Biblioteca Inclusiva, con libros en Braile; el centro de restauración de las piezas y por supuesto el Museo.
Reliquias que cuentan historia
Entre las colecciones que se pueden encontrar en el Museo y el Complejo Patrimonial, hay artefactos que pertenecían al Beaterio de nuestra Señora del Tránsito, organización de mujeres beatas que fue fundada en 1780. Contiene objetos litúrgicos, religiosos y algunas esculturas. Ahí se destaca la imagen de la Virgen de la Asunción, de mucha devoción en la ciudad, muy valiosa en términos históricos y patrimoniales con características únicas.
Actualmente la imagen está siendo investigada por un equipo de profesionales, puesto que presenta indicios que la vinculan a escultores muy renombrados de la escuela italiana, lo que podría traer aún más noticias relevantes.
Asimismo, el recinto cuenta con exposiciones permanentes. En la primera sala, se narran las características de la cultura, sociedad y economía de Chile, en el siglo XIX. La segunda Sala presenta variados aspectos del trabajo que realizaron las religiosas en San Felipe en situaciones de catástrofes, como la revolución de 1859 y el terremoto de 1906. Aquí momentos especiales donde el Monasterio dejaba el claustro y recibía a la comunidad para atenderlos en la enfermería, dar cobijo y alimentos. Todos episodios registrados en documentos del Archivo Histórico. Junto a ellos, es posible apreciar objetos que testimonian el rol de algunas familias benefactoras de renombre en la ciudad, como los Fernández Concha. La tercera sala, contiene artefactos de la vida cotidiana de las religiosas, objetos de devoción, de uso diario de la casa y algunos artículos personales.
El papel de las mujeres en Chile
Se estima que en 165 años de existencia, son 660 las generaciones de mujeres formadas para la vida social en la Casa del Buen Pastor. Sobre su sello característico, América Tapia es enfática en señalar:
«Si volviera a nacer, pediría vivir en la Congregación. Gracias a ellas conocí a Dios, el amor al prójimo, la preocupación por las niñas y mujeres abandonadas, privadas de libertad. El cuidado por el más vulnerable. Nos entregaron una enorme cultura, nos enseñaron a valorarnos como mujer, a darnos a respetar y ser un aporte para la familia y la sociedad».
«Los archivos y documentos que tenemos en custodia de las diversas Casas que había en Chile y que fueron cerrando, son de suma importancia. Es por ello que muchos investigadores de la Academia, recurren a su revisión. Hemos trabajado con abogadas, en sus tesis de maestría, historiadores, antropólogos, entre otros, que desde diversas universidades del país, han venido a buscar información en los registros, libros, anales, para indagar temas tan importantes. Por ejemplo, ¿cuál era el lugar de las mujeres en el siglo XIX?, ¿cómo eran tratadas?, ¿qué derechos tenían?. También el enorme trabajo que la Congregación viene haciendo desde sus inicios con las mujeres y niñas. Esto algo que para le época era más invisibilizado aún, se tapaba con un velo para no ver la cruda realidad», agrega Leda.
El impacto para la comunidad
Sin duda que el inmenso trabajo que realiza el reducido grupo de mujeres que componen la Fundación, encabezada por su directora, ha traído un enorme impacto en la comunidad local. Además de contar con un importante vínculo con el Estado y el municipio, existe otro convenio de trabajo con la diócesis el cual permite realizar diversas actividades. Es así como este sábado 1 de octubre, en el marco de la celebración del «Día del Migrante y el Refugiado», que la Iglesia católica en Chile llevará a cabo este fin de semana, se presentará una muestra intercultural. La misma contará con la participación de diez expositores y artesanos migrantes, que van a estar ofreciendo y mostrando su trabajo a los asistentes.
Finalmente, la invitación es a acercarse hasta la ciudad de San Felipe. Y así sumergirse en un viaje por nuestra historia. Y esto algo que es posible gracias a que el recinto mantiene abiertas sus puertas los fines de semana. Un recorrido de gran valor. Tanto Leda Chopitea, como América Tapia lo hacen frecuentemente con sus familias a modo de paseo.