Durante todo el fin de semana más de medio millón de peregrinos visitaron el santuario mariano de Nuestra Señora de San Nicolás, a 39 años de los acontecimientos que dieron origen a esta devoción.
Tanto a la noche del sábado, recibiendo la festividad, como en las celebraciones centrales del domingo con la presencia del obispo local, este humilde paraje a la vera del río Paraná a mitad de camino entre Rosario y Buenos Aires fue una fiesta de la fe.
Los peregrinos a lo largo de los años
Aunque los sucesos de 1983 evoquen misteriosas iluminaciones de rosarios en distintos hogares y las aparentes primeras apariciones a una vidente que siempre ha mantenido un perfil bajo, el gran milagro en San Nicolás parece ser el de la fe de los peregrinos, que a lo largo de casi 40 años fueron erigiendo este imponente santuario y haciendo crecer en múltiples peregrinaciones su popularidad.
Como escribió en 2016 el entonces obispo diocesano monseñor Héctor Cardelli, en una declaración acerca del juicio definitivo sobre la presencia de la Virgen María del Rosario de San Nicolás, «Dios se detuvo en San Nicolás de los Arroyos, trayendo para nosotros el perfume de Santa María».
Desde los orígenes, los sucesivos obispos han ido acompañando la devoción, con más o menos apertura a la difusión de los mensajes, pero siempre arropando los frutos espirituales que fueron surgiendo con el peregrinaje al santuario, y a las ermitas y capillas que en todo el país fueron creándose.
Medio millón
El milagro de la fe volvió esta festividad de María del Rosario de San Nicolás a congregar a cientos de miles, medio millón según los medios de comunicación del Obispado.
«Venimos a ver a la Madre como los pajaritos van a los árboles, cuando están heridos o quieren fecundar, venimos cansados del camino, heridos, enfermos y dispersos, porque sabemos que ella, en el nombre de Dios y como Madre, nos sana las heridas, ayuda a curarnos de nuestras enfermedades, nos reúne, nos reconcilia, nos prepara la comida de Jesús, se alegra y nos invita a hacer fiesta porque de nuevo nos reúne como hermanos y como familia», expresó el obispo monseñor Hugo Santiago durante la vigilia.
La milagrosa imagen de María del Rosario de San Nicolás, encontrada por la vidente según se le había revelado en un campanario de la catedral, volvió a salir el domingo hacia «el campito» en el marco de una lluvia de pétalos de rosa, como era habitual antes de la pandemia.
María «nos indica el camino de la entrega generosa y desinteresada como camino para ser grandes personas, crear un cielo nuevo y una tierra nueva y tener el corazón lleno de alegría. Agradezcamos a María por indicarnos el camino de la felicidad con su entrega generosa», expresó monseñor Santiago el domingo.