Horas antes del anuncio de Rusia de una nueva escalada bélica, el Papa reitera su advertencia del peligro de las armas nucleares y de las consecuencias de una guerra absurda. El Papa no lo dice de oídas, pues ya ha enviado a cuatro cardenales a Ucrania pare referirle sobre la situación de la población.
"En esta guerra algunos piensan en las armas nucleares" pero es "¡una locura!". Lo dijo el papa Francisco en la audiencia general del miércoles, 21 de septiembre, en el Vaticano.
"Ayer hablé con el cadenal Krajewsky (enviado por cuarta vez por el Papa a Ucrania), me ha contado el dolor de este pueblo, la salvajada y monstruosidad que se está contemplando: los cadáveres torturados que encuentra. Unámonos a este pueblo tan noble y mártir."
En el escenario bélico actual, Francisco insistió en el papel que tienen las religiones para abrir las puertas a un "mundo que sea un lugar de encuentro y de diálogo".
Mientras, desde Moscú, se escucha el ruido sordo de los tambores de guerra: Putin anuncia la movilización de 300.000 reservistas ante la contraofensiva de Ucrania.
Las religiones y un mundo en llamas
Por su parte, Francisco ilustró hoy a los fieles, a quienes llama a ser operadores de paz en cada rincón del mundo, el motivo por el cual ha viajado la semana pasada (13 -15 de septiembre) a un país ex comunista. Un país que, observando a Juan Pablo II (incluso siendo criticado) organizar en Asís un encuentro de líderes de varias confesiones para buscar la paz, ha salido de la lógica del choque de civilizaciones y de religiones.
Además, hizo notar que Kazajistán, desde su independencia del ateísmo de estado, vivido por más de cincuenta años (allí hubo campos de concentración rusos), lleva siete años de su historia reciente organizando y acogiendo un Encuentro Internacional de Líderes Religiosos y Tradicionales para dar "pleno espacio a la religión y luchar al mismo tiempo contra el fundamentalismo y el extremismo".
No a las arma nucleares
"Kazajistán ha tomado decisiones muy positivas, como el 'no' a las armas nucleares y las buenas políticas energéticas y medioambientales. En esto ha sido valiente. En un momento en que esta trágica guerra nos lleva a algunos a pensar en las armas nucleares, ¡esa locura!, este país ha dicho "no" a las armas nucleares".
Así el Papa compartió su experiencia con los fieles y peregrinos presentes en Plaza de San Pedro: "Además del Congreso, este viaje me dio la oportunidad de conocer a las autoridades de Kazajistán y a la Iglesia que vive en esa tierra". Y subrayó "la vocación de Kazajistán de ser un país de encuentro" (puente en Asia con China y Rusia).
Asimismo, recordó el Pontífice, que de hecho, en esa nación "coexisten cerca de ciento cincuenta grupos étnicos y se hablan más de ochenta lenguas".
La guerra y el diálogo
Por su parte, el presidente de Rusia, Vladimir Putin, anunció este miércoles la movilización de 300.000 reservistas del ejército para apoyar las operaciones militares que mantiene en Ucrania. Esta "movilización parcial", según el mandatario ruso, es producto de la necesidad de defender la soberanía y la integridad territorial del país.
Cabe recordar que el Papa en el vuelo de regreso de Kazajistán, interrogado por los periodistas, aunque si no usó el nombre de Vladimir Putin, afirmó de manera ineludible: "No excluyo el diálogo con ninguna potencia, que esté en guerra, sea el agresor… a veces hay que dialogar, hay que hacerlo, 'apesta' pero hay que hacerlo".
La declaración final por la paz
Por otro lado, el pontífice se congratuló hoy de la firma de una declaración final al término del congreso en Kazajistán, que "da continuidad a la firmada en Abu Dhabi en 2019" con el Gran Imán de Al-Azhar sobre la fraternidad humana. Más ampliamente, lo describió como la continuación del camino iniciado con los encuentros interreligiosos de Asís, la "clarividencia de Juan XXIII y Pablo VI" o de líderes de otras religiones, citando a Mahatma Gandhi.