La familia, su motor. Rafa Nadal es quizá el mejor tenista de la historia. Ejemplo dentro y fuera de la pista, no le queda nada por demostrar pero tras cada partido sigue dando lecciones. La última, este martes cuando caía en octavos de final del US Open ante Tiafoe. De nuevo, su familia se convertía en protagonista. En el motor y centro de su vida. El tenista solo piensa en su primer hijo que nacerá en unos meses.
Perseguido por las lesiones
Las lesiones le persiguen desde hace años y como ha declarado en multitud de ocasiones: “No sé lo que es jugar sin dolor”. Sus problemas en el pie le han llevado a jugar con él infiltrado y dormido en sus últimos partidos. Problemas en las costillas y en los abdominales le han acompañado este año. Y, a pesar de ello, ha conquistado el Open de Australia, el Roland Garros, así como los torneos de Melbourne y Acapulco. No pudo así alzarse con el título en Wimbledon al tener que retirarse en semifinales a causa de la rotura de siete milímetros en el recto abdominal que le impedían sacar.
Su posible retirada
La prensa lleva meses especulando sobre su posible retirada. Pero Nadal aguanta, se rehace tras cada torneo y continúa. Sin embargo, lo tiene claro, lo que determinará su vuelta tras la derrota en EE.UU. será su familia y su inminente paternidad:
Su matrimonio, su pilar
Rafa lo explica. Hay cosas más importantes que el tenis y eso es lo que le preocupa ahora por encima de todo. Su cabeza está en España donde su mujer, Mery Perelló, que está embarazada de su primer hijo, permanece ingresada tras someterse a una pequeña intervención por recomendaciones médicas. Todo ha ido bien y ha sido el propio tenista el que confirmaba el éxito de la intervención.
Su partido más importante
El manacorí se va a enfrentar en pocas semanas al partido más importante de su vida. El del nacimiento de su hijo y eso es lo que ocupa ahora toda su mente. “A nivel personal tengo que terminar con algo que es importante dentro de mi vida que es tener mi primer hijo y confiar en que todo salga bien”.
Celoso de su intimidad
Nadal nunca ha dado explicaciones sobre su vida privada. Pero sí lecciones de familia y amor a los suyos, que siempre le acompañan en los torneos. Es habitual ver a sus padres, a su tío, el que fuera su preparador durante años, a su hermana y a su mujer en la grada. Le siguen allá donde juega para apoyarle y mostrarle su apoyo y cariño. Desempeñar el papel de familia de la que él siempre presume.
“Como sabéis, no acostumbro a hablar de mi vida personal porque considero que ya estoy lo suficientemente expuesto en mi vida profesional”, pero ante la evidencia de las imágenes confirmaba que “ si todo va bien, voy a ser padre”. Anuncio que hacía cuando su mujer estaba ya de cinco meses.
Ejemplo para todos
A sus 36 años y en la élite del deporte mundial, Rafa no puede ser más sencillo, leal y amigo de sus amigos. No duda en ayudar a los demás. Algo que lleva al extremo a través de su fundación que colabora con numerosos proyectos educativos, deportivos y solidarios por todo el mundo. Pero su objetivo está ahora aquí, en casa, junto a Mery Perelló y su bebé. “Queremos vivir de una forma tranquila. No sé cómo me va a cambiar la vida. No creo que suponga un cambio en mi vida profesional”, afirma.