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El padre Edwin Román, a quien hasta han llamado «ángel» de Masaya y vinculado a la iglesia San Miguel, ha sido una de las caras más visibles del asedio del régimen de Daniel Ortega contra la Iglesia en el país centroamericano.
Según contó a Aleteia, en 2021 salió de Nicaragua por ocho días a bautizar a un sobrino, pero tuvo que quedarse fuera de su país por amenazas de la actual vicepresidenta Rosario Murillo, situación que ha sido complementada incluso por un periodista y diputado sandinistas quienes, a través de un programa de televisión, le ofrecieron cárcel.
Fue por todo esto que, por sugerencia de feligreses, amistades y algunos sacerdotes ha decidido quedarse en Miami (Estados Unidos), sitio en el que se encuentra desde hace un año.
A continuación el breve diálogo que mantuvo el padre Edwin con Aleteia desde su «exilio» en Miami, lugar desde el cual reflexiona sobre lo que está pasando en Nicaragua y la persecución a la Iglesia:
-¿Cómo ha sido recibido Miami y qué nos puede contar sobre su reencuentro con monseñor Silvio José Báez, obispo auxiliar de Managua exiliado?
Agradezco al padre Marcos Somarriba, el párroco y a la feligresía de Santa Agatha, por su hospitalidad. Y por permanecer en esta parroquia con la venia del señor arzobispo de Miami, Thomas Wenski, a quien agradezco su nobleza para con este servidor.
Monseñor Báez es mi amigo y un pastor muy cercano. En algún momento de crisis, sus palabras me han sostenido, a la vez que atendemos espiritualmente a migrantes nicaragüenses que vienen a buscarnos.
-¿Cómo está viendo todo lo que está sucediendo en Nicaragua y principalmente en los últimos meses con mayor persecución de parte del régimen a miembros de la Iglesia?
La distancia no es obstáculo para sentirme cercano a la realidad nicaragüense. Las redes sociales es un modo para mí para evangelizar, animar, consolar y denunciar las injusticias en mi país.
Sea la persecución un tiempo privilegiado para orar con más insistencia, fortalecer más la fe, sufrir con el que sufre. Y es tiempo en que el dueño de la mies estará haciendo germinar muchas vocaciones sacerdotales.
-¿Está de acuerdo con aquellos que piensan que hubo un punto de inflexión en cuanto a la visibilidad a nivel internacional de lo que está haciendo el régimen de Ortega con ONG y sacerdotes a partir de la expulsión de las Misioneras de la Caridad el pasado 6 de julio?
Las noticias sobre la persecución a la Iglesia en Nicaragua han cobrado relevancia internacional. Y a su vez, una espada de doble filo para la agonizante dictadura que cada vez se desenmascara más ante el mundo.
-Con respecto al caso del obispo de Matagalpa, monseñor Rolando Álvarez, cercado desde hace días en la Curia Episcopal, ¿qué reflexión le merece?
A monseñor Álvarez le conozco desde antes que él entrara al seminario. Ya era un perseguido por los sandinistas en los años 80' por coordinar grupos juveniles católicos a nivel nacional. Es un verdadero pastor que conoce a sus ovejas. Y las ovejas le conocen a él a imagen de Jesucristo «El Buen Pastor». Ante esta situación, vive serenamente, con alegría cristiana, sin odio, orando y ayunando por el pueblo de Dios y por quienes levantan contra él falsos testimonios.
-Por estas horas se habla de destierro (situación que puede tener novedades de un momento a otro), pero Álvarez ha manifestado que no quiere abandonar Nicaragua. ¿Se ha podido comunicar con él?
Se han hecho muchas especulaciones sobre su situación. Confiamos en Dios que habrá una solución. No he tenido ninguna comunicación con él, pero al igual que millones de personas, he orado y manifestado por las redes sociales mi cercanía.
-¿Se imagina y sueña con su regreso a Nicaragua?
No me lo imagino, estoy completamente seguro que voy a regresar. Agradezco a Estados Unidos por respirar libertad, por superar mis traumas de asedio y persecución constante que viví en mi patria. Así como regresaré, miles de nicaragüenses también lo harán. La dictadura caerá. Eterno es Dios.