"De todos los dones traídos a estas costas en el curso de la historia de vuestro pueblo", dijo el Papa Benedicto XVI a los malteses cuando visitó el país en 2010, "el regalo traído por Pablo fue el más grande de todos, y es muy a su favor que fue inmediatamente aceptado y atesorado".
Benedicto se refería al famoso pasaje del Libro de los Hechos comúnmente conocido como el naufragio de Pablo, y su reunión con Publio, el jefe de la isla que finalmente se convirtió en su primer obispo. (Hch.28,1-10)
San Pablo
Pablo naufragó frente a la costa noroeste de Malta mientras se dirigía a Roma para su proceso en el año 60. El duro clima de invierno hizo retardar el viaje por tres meses, y fue en esos tres meses que los malteses junto al testimonio de Pablo, pudieron conocer la belleza de nuestra fe. Por lo tanto las raíces del cristianismo maltés es tan antiguo como en Éfeso, Jerusalén, Corinto y la propia Roma.
Como explicó una vez a Aleteia el profesor Stanley Fiorini (investigador sénior de la Universidad de Malta; profesor emérito de matemáticas), esta tradición ininterrumpida de dos milenios de rica herencia cristiana no es tan conocida por varias razones.
“En primer lugar”, explicó Fiorini, “el tamaño minúsculo de la isla (apenas 100 millas cuadradas y una población total de 10,000 como máximo) no favorece la visibilidad. Además, este aspecto de la historia maltesa se ha visto eclipsado por los restos en la superficie y subterráneos del Neolítico o del Período de los Templos, que son de hecho desproporcionadamente numerosos para el tamaño de la isla. El hecho de que todas estas riquezas arqueológicas prehistóricas se remonten al año 5.500 a.C. es también, por cierto, un reflejo de nuestra religiosidad, aunque no cristiana en este caso”.
Ahora, el Libro de los Hechos no menciona ningún registro de que Pablo haya realizado ninguna conversión entre los malteses, pero documenta que realizó muchos milagros de curación. Una vez más, Fiorini explica que “imaginar al enérgico y voluble Pablo sentado ocioso durante tres meses jugando con los pulgares y sin levantar un dedo para predicar el Evangelio es simplemente inviable”.
Y si bien es cierto que el cristianismo en las islas no se propagó como el fuego (hay pruebas claras de que las religiones paganas aún eran populares hasta el siglo II), también es cierto que en el siglo IV las comunidades cristianas prosperaban en el archipiélago: la evidencia más antigua y destacada del cristianismo son las catacumbas, con sus características mesas de ágape.
El día del naufragio de san Pablo, es un evento tan importante en la historia de la isla, que los malteses los festejan con grandes fiestas y celebraciones litúrgicas.
El hecho de que el cristianismo haya estado en Malta durante aproximadamente el mismo tiempo que ha estado en la tierra implica que los tesoros de la Iglesia también se encuentran aquí en las islas, como el testimonio de Pablo y en particular de otros santos.
Santa Águeda
La tradición nos cuenta que Águeda, conocida como Águeda de Sicilia, escapó a la vecina isla de Malta, antes de ser martirizada alrededor del año 251.
Se escondió en una cueva en la zona de Rabat, para adentrarse a la oración pasando los días en comunión con su Divino Esposo. El lugar se convirtió luego en una basílica subterránea en el siglo III y más tarde, en el siglo siguiente, se desarrolló un complejo de catacumbas.
La historia de Águeda es conocida popularmente por su horrible tortura y martirio, incluida la extirpación de sus senos, por eso muchas mujeres enfermas de cáncer a las mamas acuden a ella y los malteses tenían una gran devoción por la santa que perduró a través de los siglos para reforzarse en el 1500, cuando salvó a los malteses durante un ataque de los turcos.
Según cuenta la tradición que una monja de clausura en Mdina dijo a los isleños que pusieran una estatua de Águeda en los bastiones de la ciudad y los turcos serían repelidos, y así sucedió.
"Los malteses siempre piden la protección y la intercesión de Santa Águeda", afirma Fray Dominc Borg, el cuidador de sus catacumbas, y agrega que los malteses atribuyen a su intercesión que se salvaron del ataque.
Ella es considerada la co - patrona de la isla y sigue siendo muy querida hoy en día, especialmente por aquellas mujeres que piden la curación del cáncer de mama. Cada año se celebra una misa en petición y acción de gracias por las personas que sufren de esta enfermedad.
Santa Elena
Las devociones maltesas a otros santos primitivos, además de Pablo y Publio (primer santo maltés quien fue gobernador romano en la época que naufragó Pablo), dan testimonio de la tradición cristiana milenaria del archipiélago. También es el caso de Santa Elena de Constantinopla, esposa del emperador romano Constancio Cloro y madre de Constantino el Grande.
Cuando su hijo Constantino se convirtió en emperador en el 306, la hizo emperatriz, y bajo su influencia más tarde se convirtió en cristiana.
Su peregrinación a Tierra Santa sigue siendo famosa, donde la tradición dice que encontró la "Vera Cruz". También hizo que se construyeran iglesias en los sitios reputados de la Natividad de Cristo (en Belén) y la Ascensión (cerca de Jerusalén).
El padre Nicholas Doublet, (sacerdote maltés e historiador de la Iglesia) citando a Fiorini, explica que en Bormla "hay una iglesia parcialmente troglodita, que se remonta al menos al siglo VII, en una ciudad portuaria en el sureste de Malta conocida también como Città Cospicua, y está dedicada a Santa Elena". Eso quiere decir que en Malta, la devoción a Santa Elena se remonta a la dominación bizantina.
Del otro lado del puerto, en Birkirkara, la devoción a Santa Elena ha sido ininterrumpida desde 1402, año en que los documentos registran la primera iglesia parroquial dedicada a ella.
Padre Doublet, explica que "en 1630, gracias a la petición de Don Filippo Borgia, el Papa Urbano VIII estableció en la iglesia parroquial de Birkirkara un capítulo colegial, el primero en la isla, excluyendo el cabildo catedralicio, dedicado a Santa Elena".
La iglesia actual data de la primera mitad del siglo XVIII. Aquí está la estatua de madera de Santa Elena, un destino para muchos devotos. La iglesia también alberga una reliquia de la Santa Cruz y cada año, el 3 de mayo, se celebra el descubrimiento de la Santa Cruz por Santa Elena.
San Jorge
En Gozo, la pequeña isla hermana al norte de Malta, San Jorge es uno de los santos favoritos, celebrado en la tercera semana de julio.
“Lo primero que los padres enseñan a sus hijos después de “mamá” y “papá”, sería “Viva San Jorge””, dice George Frances Vella, un historiador local. Después de eso, explica, un himno a San Jorge, cantado en el idioma maltés local, es lo siguiente que aprenden los niños.
"Somos cristianos por la fe, somos católicos romanos por denominación, y si puedo llamarlo así, somos “jorgianos”, lo que significa que pertenecemos a San Jorge. Aunque si es un santo que vivió hace 1.700 años atrás y apenas sabemos algo de él... tenemos un sentido de identificación con él tan fuerte, que nos consideramos jorgianos... él es como si fuera el abuelo de la familia".
Vella señaló cómo Mary Meilak, la primera mujer maltesa en publicar un libro de poesía nativa de Gozo, dedica un poema en el que se refiere a San Jorge como un miembro de la familia.
San Jorge, el caballero por excelencia, protector de enemigos espirituales pero también "materiales". Su culto en la isla es milenario y probablemente se remonta al período bizantino.
Santa Catalina de Alejandría
El historiador, reverendo Gino Cauchi, explica:
Con la llegada de los monjes bizantinos, también llegaron las devociones a los santos orientales. Entre los más venerados son, sin duda, Nicolás, Miguel Arcángel y Catalina de Alejandría, que se hizo muy popular en la isla.
Tan popular que en la actual ciudad de Zejtun -nombre árabe que data de la conquista musulmana-, no solo la antigua iglesia, sino toda la ciudad estaba dedicada a Santa Catalina. En los mapas antiguos, esta ciudad se conocía como la "tierra de Santa Catalina".
Los Caballeros Hospitalarios de San Juan, que llegaron en 1530 de Rodas a Malta, trajeron consigo la devoción a Santa Catalina de Alejandría y dieron un gran impulso a su propagación en la isla. Después del gran asedio de 1535, el Gran Maestre decidió construir una nueva ciudad fortificada y junto al palacio construyó una capilla dedicada a Santa Catalina.
Otros santos
Si bien ciertos santos han capturado especialmente los corazones de los malteses a través de los siglos, en una tierra tan católica como la isla, es de esperar que cualquier número de la Iglesia Triunfante gane devoción.
El amor de los malteses por los santos se refleja en las iglesias, por supuesto, pero también con otros signos mucho más pequeños de devoción. Como podemos ver en los rincones de las calles de La Valeta que con inmenso entusiasmo muestran su cariño y piden protección para sus casas a uno de estos santos populares, con una pequeña placa o imagen al lado de la puerta principal.
También podemos encontrar en algunas esquinas, santos que protegen el lugar, una imagen muy llamativa es la que se encuentra en la localidad de Qormi. A primera vista uno puede creer que es una de las tantas representaciones de san José con el Niño Jesús, pero en realidad es Joaquín con la Niña María.
Este contenido ha sido presentado en colaboración con Malta Tourism Authority