Las empresas no son humanas, pero están formadas por personas. Si se realiza un profundo análisis de las organizaciones veremos que su bienestar y éxito depende del bienestar de las personas que laboran en ella. De ahí la importancia de promover el liderazgo humanista por medio de un decálogo para que cada persona pueda hacer su trabajo de la mejor manera.
Manuel Guillén, Presidente del IECO dice que "sin amor, la gente está trabajando y actuando con energía menguada y con capacidad reducida".
Un decálogo inspirado en el amor
Las prácticas que proponen estas diez normas contribuyen a la máxima productividad de la organización; velan por la dignidad de las personas y su pleno desarrollo humano con un propósito ético. Todo ello, sin renunciar a los beneficios, respeto del planeta y la búsqueda de la contribución al bien común.
El Instituto para la Ética en la Comunicación y las Organizaciones de la Universitat de València (IECO) ha publicado este decálogo que anima a todas las organizaciones que quieran adherirse a este Decálogo a comprometerse por crear una Cultura Humanista del cuidado, el compromiso y la confianza.
La cultura empresarial al cuidado del trabajador
Este reto es un conjunto de compromisos inspirados en la lógica del amor. "Porque los empresarios y directivos deseamos seriamente poner a las personas en el centro de la actividad; para alcanzar la felicidad de todas las personas que intervienen en las empresas", apunta Guillén.
La propuesta de estas organizaciones con la cultura humanista se compromete a las siguientes prácticas:
El decálogo
1. Velar por la infinita dignidad humana y el desarrollo pleno de todas las personas.
2. Asegurar las condiciones de trabajo más dignas, de modo que todas las personas sean y se sientan tratadas como les gustaría ser tratadas; sabiendo preguntar, escuchar y responder a cada persona.
3. Promover la seguridad psicológica, fomentando la iniciativa, responsabilidad y reconocimiento, admitiendo la vulnerabilidad de todas las personas.
4. Contar con un propósito organizacional ético que contribuya al máximo rendimiento de la organización y al pleno desarrollo humano, respetando nuestra casa común, el planeta.
5. Garantizar que el propósito organizacional ético, sea conocido, compartido y vivido por todas las personas de la organización.
6. Favorecer un alineamiento y equilibrio entre el propósito personal y el organizacional que contribuyan al bien común y al bienestar de todos los seres vivos del planeta.
7. Fomentar un trabajo bien hecho, ordenado, intenso y constante, que cuida los detalles, altamente productivo y con sentido vocacional y de servicio.
8. Impulsar comportamientos y fomentar buenas prácticas, capaces de construir confianza y generar compromiso profesional, afectivo y moral con la organización.
9. Desarrollar herramientas e indicadores que midan y alineen los resultados de la organización y el beneficio empresarial; al mismo tiempo que evalúan el crecimiento personal en actitudes, habilidades y cualidades humanas.
10. Crear una cultura del cuidado, inspirada en la lógica del amor, que lleva a la búsqueda del verdadero bien de todas las personas implicadas con la organización.