Se trata de dos de los más grandes entrenadores del momento. Ambos ya saben lo que es triunfar. Se han enfrentado en varias ocasiones. Saben lo que es ganar y lo que es perder. Sus carreras son aparentemente opuestas, con unos sistemas tácticos muy diversos que tienen que ver con dos personalidades muy marcadas: Ancelotti es la sencillez, Jurgen Klopp es la verticalidad.
Sus nombres aparecerán siempre en el Olimpo del fútbol. Unas carreras muy seguidas por los medios de comunicación. Pero pocos, muy pocos, hablarán estos días de sus convicciones más profundas. Carlo Ancelotti y Jurgen Klopp tienen un referente muy marcado: Jesús de Nazaret.
Jürgen Klopp: el carisma y la sonrisa
Nunca para de sonreír y es muy carismático. Siempre protagonista y a veces puede parecer “histriónico”. Sus intervenciones públicas y sus planteamientos tácticos hacen las delicias de los aficionados al fútbol. Nunca deja a nadie indiferente. Es puro espectáculo. A Jurgen Klopp le gusta el “rock and roll”.
Es un estudioso del fútbol y saca lo mejor de sus equipos. No obstante tiene algo más importante aún. Extraña escucharle decir: “El éxito en el fútbol no es lo más importante en mi vida” y en una ocasión manifestó: “Jesucristo es la persona más importante en la historia”.
Tiene unas firmes convicciones religiosas. Es protestante: “Si alguien me pregunta por mi fe, yo doy información. No porque pretenda ser algún tipo de misionero”. En su infancia, en Stuttgart el culto protestante estaba muy arraigado aunque sus convicciones religiosas y su fe le llegaron de adulto: “Cuando me miro a mí y a mi vida, y tomo tiempo para eso todos los días, siento que estoy en unas sensacionales buenas manos”. “Y me parece una pena que otras personas carezcan de este sentido de seguridad, aunque no lo saben, por supuesto, porque de lo contrario probablemente lo buscarían”.
Tiene un estilo de vida y un discurso muy cristiano: “La vida se trata de de dejar en cada paso un buen recuerdo, de darlo todo. Quiero amar y ser amado”. Antes del partido con el Real Madrid le preguntaron por una posible venganza tras perder la final de Champions League en 2018 contra este mismo equipo. Su respuesta fue claramente cristiana: “No creo en la venganza”.
Carlo Ancelotti: El Don Bosco del banquillo
Simplicidad, bonhomía, tranquilidad y mucha dosis de paciencia. Carlo Ancelotti es el hombre tranquilo. O así lo aparenta siempre. La procesión va por dentro. Tiene más experiencia que nadie. Ganó el trofeo dos veces como jugador (1989 y 1990) y tres veces como entrenador: dos con el Milan (2003 y 2007) y una con el Real Madrid (2014).
Ha vivido lo mejor y lo peor. El Liverpool precisamente le remontaría un 0-3 al descanso y le quitarían una Champions que ya acariciaba. Pero de los fracasos se aprende y eso le hizo más fuerte.
Algunos decían que sus métodos ya estaban anticuados y parecía que, desde hace unos años, había dejado los equipos TOP por unos equipos, si bien importantes, no candidatos a lo más alto en Europa. Pero Florentino Pérez confió en él por segunda vez y el italiano no ha decepcionado.
Un hombre comedido, pero que no duda en mostrar sus emociones. Ríe o llora si hace falta. Un ejemplo:
Utiliza métodos que parecen sacados del manual salesiano
Con cariño, paciencia y amistad. “Son mis amigos”, llegó a decir sobre los jugadores. Maneja con auctoritas los egos de jóvenes y no tan jóvenes estrellas del futbol. Un carisma aprendido de joven, que se forjó en diferentes colegios de la orden salesiana en el norte de Italia.
Carlo Ancelotti es católico y se enorgullece de ello y de esta sensibilidad. En París, en el vestuario, justo antes de empezar el partido estará acompañado de su gran amigo: el Padre Pío. Al principio los jugadores alucinaban en Valdebebas. Ya se han acostumbrado y lo integran dentro del protocolo de antes del partido. Carlo sacará de su chaqueta una imagen del Padre Pío y la besará dos veces. No es superstición, es cariño.
“Me fascina la vida del Padre Pío, en Italia le tenemos mucha devoción, hizo muchos milagros y me siento impresionado por toda su vida; me conmueve muchísimo», afirma Carlo Ancelotti, quien reconoce su fe y devoción, pero que dice que nunca rezaría por el futbol: “Dios tiene mejores cosas que hacer y más importantes. Lo nuestro es un juego y dependemos de nosotros; y si entrenamos bien, seguro que todo nos saldrá según lo previsto. Pero dejemos a Dios que atienda otras cosas. Yo creo en Él y le pido a diario, pero por cosas que me rodean, y no por el fútbol”.
En París, Carlo Ancelotti y Jürgen Klopp se saludarán antes del partido y durante noventa minutos (120 si hay prórroga) serán rivales. Cuando termine el partido volverán a ser hermanos. Los dos son hijos de Dios, comparten valores universales y saben que Jesús es su prioridad. Incluso por encima de la gloria y el fútbol.