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En la audiencia del papa Francisco estuvieron presentes Kateryna Prokopenko, 27 años, esposa del comandante del batallón Azov, Denis Prokopenko, y Yulya Fedosiuk, 29 años, esposa de Arseniy Fedosiuk.
La presencia de las esposas de los oficiales del regimiento ucraniano en la audiencia papal está motivada principalmente por razones humanitarias para abrir un “corredor verde”, relativas a la situación de los soldados que siguen atrincherados en la acería tras dos semanas de asedio.
Las fuerzas rusas asedian la planta siderúrgica de Azovstal, en Mariupol, encontrando la resistencia de las fuerzas ucranianas que aseguran "lucharán hasta la muerte".
En declaraciones a la prensa después de la audiencia con el Papa, Yulya Fedosiuk pidió al Pontífice que mediara para salvar la vida de sus maridos y enviara una delegación de la Santa Sede: “Nuestros soldados están listos para ser evacuados a un tercer país. Están listos para dejar las armas en caso de evacuación”.
Kateryna y Yulya explicaron al Papa que varios soldados, alrededor de 700 se encuentran heridos y en mal estado de salud. “Tienen amputaciones gangrenosas. Su carne se está pudriendo y muchos de ellos están muertos. Y no pudimos enterrarlos, según la tradición cristiana. Y le pedimos al Papa que nos ayude. Le pedimos que sea intercesor en esta guerra para que les dejen pasar por un corredor verde”.
El papa Francisco les aseguró sus oraciones y su cercanía en estos momentos dolorosos y de incertidumbre para ellas y sus familias.
Francisco conversó con Kateryna y Yulya durante 5 minutos durante el tradicional “besamanos” después de la audiencia general dedicada a una “heroína”, Judiht que luchó por la libertad de su pueblo.
Ya en los últimos días, el Pontífice había recibido una carta de los familiares de los "asediados de Mariupol" pidiéndole que tomara medidas para facilitar su evacuación y seguridad.
En total, debían asistir cuatro esposas de militares, pero dos, que estaban en Polonia, no pudieron llegar a Roma a tiempo.
El encuentro con las esposas de los oficiales del batallón estuvo marcado por el tema humanitario.
Las dos mujeres habían estado previamente en Italia y han buscado contactos con el Vaticano.
La iniciativa de hoy del Pontífice -dictada sobre todo por razones de solidaridad con la ciudad-mártir asediada de Mariupol- podría suscitar polémicas, ya que el Batallón Azov, formado como grupo paramilitar nacionalista en febrero de 2014, en las primeras fases de la guerra del Donbass, y ahora ensalzado en su país por su heroísmo en la resistencia a la invasión rusa, es sin embargo señalado por varias fuentes por la presencia de elementos neonazis y también ha sido acusado de crímenes de guerra en el pasado.
Kateryna Prokopenko contó que ayer en la noche habló con su marido: “Sólo sé que haré cualquier cosa para salvarte. Para salvar tu vida, créeme”.
La señora Prokopenko también contó las difíciles condiciones de los soldados del Batallón Zov: “No hay comida, ni agua, ni condiciones médicas. El último hospital fue destruido con bombas rusas. Muchos soldados murieron. Fueron heridos recientemente y ahora están muertos. Es terrible”.
El debut militar de Denis Prokopenko fue en 2014, cuando el Batallón Azov, formado espontáneamente como grupo paramilitar de extrema derecha en las primeras etapas de la guerra de Donbass, fue encuadrado en la Guardia Nacional de Ucrania.
Kateryna y Yulya aseguran que temen por los soldados y los civiles - familiares de los combatientes - que de no ser evacuados, la Federación Rusa les puede llevar a campos de concentración. “Y, por supuesto, tienen miedo de ser torturados y asesinados”. El presidente de Turquía, Erdogan estaría dispuesto a recibir a los evacuados, pero Vladimir Putin no estaría de acuerdo, argumentan.