Para “El proyecto Adam” han vuelto a reunirse el actor (Ryan Reynolds) y el director (Shawn Levy) de la popular “Free Guy”. La película, rodada para Netflix, supone un entretenimiento para toda la familia en torno a los viajes en el tiempo, y ha cosechado un gran éxito en esa plataforma, siendo la tercera más vista entre toda su producción.
Algo lógico si tenemos en cuenta, primero, el gancho que supone el carisma de Reynolds para el gran público; y, por el otro, el dominio de Levy para ofrecer productos divertidos y familiares que no dejan huella en la memoria pero sirven para pasar un rato agradable: pensemos en “Acero puro” y en la trilogía de “Una noche en el museo”. Levy también ha dirigido algunos episodios de la serie “Stranger Things”.
El largometraje comienza con la huida de un piloto llamado Adam (Reynolds) a bordo de una nave espacial. Es el año 2050.
Su intención es viajar en el tiempo hasta 2018, donde cree que su novia, Laura (Zoe Saldana), se perdió. Un error lo envía, en cambio, a 2022, cerca de su casa, donde viven su madre viuda (Jennifer Garner) y él mismo cuando tenía 12 años (Walker Scobell).
Así es como el Adam adulto y el Adam joven se (re)conocerán y se medirán uno al otro entre el desprecio y la admiración: el primero recordando su pasado; el segundo, echando un vistazo a su futuro. En ese año el padre, Louis (Mark Ruffalo), ya ha muerto en un accidente. Y además es el responsable de ese Proyecto Adam con el que han conseguido trasladarse en el tiempo.
Una oportunidad para mejorar tu pasado
Durante la primera mitad del filme Adam y su versión infantil compartirán aventuras, emociones y confidencias. En la segunda, viajarán a 2018 para encontrar a su padre y destruir el proyecto, pues los viajes en el tiempo serán utilizados por la villana de turno (Catherine Keener) para controlar el mundo.
Todas estas tramas paralelas, líneas temporales y recursos entre el pasado, el presente y el futuro, facilitan la labor del director para jugar con los guiños y homenajes, sobre todo a las películas de los 80: no es difícil percibir referencias y homenajes a “Regreso al futuro 2”, “Terminator”; “E.T., el extraterrestre” y “El retorno del Jedi”, entre otras.
Como apuntábamos al principio, “El proyecto Adam” acaba siendo un entretenimiento divertido y ligero. Está a mil millas del ingenio y la calidad de “Regreso al futuro”, un filme perfecto, pero la historia de Adam ahonda en un tema muy sustancioso: la relación del protagonista con su familia y sus esfuerzos por mejorar el pasado.
Cómo demostrar amor a tus padres
Adam joven lleva un año y medio acarreando la tristeza y la añoranza por la muerte de su padre. Puede que sea esa herida la que le ha convertido en un niño que no expresa todo el amor que siente por su madre.
Cuando Adam adulto se encuentra con ella en 2022, en ningún momento le revela su identidad, pero charlan durante un rato y él le cuenta que tiene la mejor mamá del mundo. El adulto sabe que, de niño, no la abrazó tanto como ella necesitaba. Ése será uno de sus consejos para la versión infantil de sí mismo.
También le dice que un día, y lo sabe porque él lo ha vivido, tendrá que cargar con ese peso: “En 30 años todavía te sentirás terrible al recordar cómo la tratas ahora”. Esto simboliza la necesidad de transmitir nuestro cariño a los seres queridos antes de que sea demasiado tarde. Adam adulto siente aún la culpa por su falta de empatía. Pero sabe que su versión anterior puede cambiar eso. Es su oportunidad para mejorar el pasado y que el futuro sea más benévolo.
El tema de la pérdida del padre también es esencial en la película, y uno de los puntos fuertes en la misma. Si una de las mejores escenas es el encuentro entre Adam y su madre, otra de las más carismáticas es la que reúne a Louis con su hijo por partida triple: en casa le espera el Adam de unos 8 años y en un mismo instante conoce a las versiones de ese hijo de 12 y de 40 años.
Cuando el padre, al más puro estilo de Doc en “Regreso al futuro”, les dice a ambos que no le revelen nada acerca del porvenir, porque nadie debería trastornar el tiempo, y que sospecha que morirá pronto (“Lo sé. Lo supe apenas los vi”), confiesa que su futuro son ellos y que se siente muy afortunado por haberlos visto.
Y añade: “Los vi nacer. Los vi respirar por primera vez. Cuando pasas por eso, nada vuelve a ser lo mismo”. Otra demostración de que no importa la cantidad de tiempo que uno pase con sus seres queridos, sino la calidad del mismo. Eso es lo que Adam quiere cambiar.