María logró escapar de Mariupol a Leópolis. La edición polaca de Aleteia ha podido entrevistarla desde la casa religiosa de los Salesianos, donde se ha refugiado: "Nadie sabrá nunca exactamente cuántas personas murieron".
María cuenta cómo fue el comienzo de la guerra: "Cortaron la calefacción, luego el agua y la luz, y luego el gas. Nos privaron de cualquier comunicación".
En su relato muestra que la temperatura era de -8 grados y que sobrevivían encendiendo "fuego sobre las piedras para calentarnos y cocinar cualquier cosa".
Lo explica María que se conmueve al recordar lo que vio: "Las personas muertas por las bombas yacían en las calles".
"Fueron enterrados como gatos o perros… donde pudieron", afirma María que denomina a su ciudad como un "cementerio": "una tumba junto a una tumba, en las calles, en los patios traseros…".
El miedo de los bombardeos
María explica que los bombardeos fueron día y noche: "Todo cayó sobre nuestras cabezas".
"Al principio del bombardeo nos escondíamos en nuestros departamentos, en las esquinas, en el ascensor, algunos en el sótano, pero no estaban adaptados para refugiarse en ellos, porque si la casa se derrumbaba, nadie podría salir".
El pánico se apoderó de ellos: "el estallido de una bomba hizo explotar la puerta de nuestros vecinos".
Cuenta, con dolor, algunas de las imágenes vividas. Como la de la familia de un amigo. Intentó salir para ir a casa de sus suegros. Todo ocurrió cuando salían: "Mientras daban unos pasos, cayó una bomba". Cinco personas murieron, incluido un niño de 2 años y medio.
El miedo era tal que no sabían qué hacer. A veces era mejor salir que quedarse en casa. María lo cuenta aún impresionada.
Su vecino trabajaba en emergencias.
Otros ejemplos:
María decidió escapar y lo consiguió
Se arriesgó y bajó a un sótano. Allí los soldados ucranianos les avisaron. Tenían dos opciones: huir o morir bajo los escombros. Tenían razón. Menos mal que salieron. Al día siguiente bombardearon todo el edificio.
María no puedo llevarse nada. Todo quedó en el apartamento (sus recuerdos, las fotos de sus seres queridos, todo...).
Corrió hacia el centro de la ciudad. De ahí hacia la zona del mar y allí, donde no había bombardeo esperaron 24 horas hasta que un autobús las llevó al puerto del Mar de Azov.
De allí salieron a Zaporizhia. Fueron recogidos en un jardín de infancia. Nunca sabrá agradecer tanta ayuda:
Tras pasar por Vinnitsa, viajaron a Leópolis. 10 días de huída en un viaje normalmente dura 8 horas.
"Actualmente, Mariupol, la ciudad de los héroes, se llama la ciudad de los muertos. Nos gustaría seguir viviendo en nuestra ciudad con nuestros seres queridos, pero ahora, aunque es una ciudad de héroes, allí no hay nada".
Reflexión ante el dolor
Tras su periplo, realiza algunas reflexiones aún con el dolor en su alma:
Sus últimas reflexiones son de respeto, perdón y reconciliación: