separateurCreated with Sketch.

‘Help’: ayudando a los desvalidos durante el coronavirus

HELP
whatsappfacebooktwitter-xemailnative
José Ángel Barrueco - publicado el 26/03/22
whatsappfacebooktwitter-xemailnative
La película sigue los pasos de una cuidadora en una residencia de ancianos

Tarde o temprano tenía que llegar un largometraje de estas características. “Help”, un filme rodado para televisión de unos 98 minutos, cuenta lo que sucede cuando una chica empieza a trabajar como cuidadora en una residencia de ancianos de Liverpool y, poco tiempo después, en los boletines de noticias informan de la aparición de un nuevo virus: COVID-19.

Alejándose de lo lacrimógeno, y sin torturarnos con escenas explícitas, el director Marc Munden opta por transmitirnos el sacrificio y los esfuerzos de esa asistente que convierte un valor humano y cristiano en su herramienta de trabajo: ayudar al prójimo cueste lo que cueste. Para ello, la cámara la sigue en todo momento.

HELP

Su cansancio, su incertidumbre y su miedo a lo desconocido son estados físicos y emocionales que todos conocimos al irrumpir la pandemia en nuestras vidas: incluso aunque no saliéramos de nuestros domicilios, o sólo lo hiciésemos para ir a la compra. Pero también conocemos a gente que estuvo en primera línea de fuego de esa pesadilla: médicos, doctoras, auxiliares, cuidadoras… “Help” es un homenaje a esas personas y se emite en Movistar.

El virus y las nuevas formas de convivencia

Sarah (Jodie Comer) proviene de una familia inglesa en la que sus numerosos miembros no ganan lo suficiente para vivir con desahogo.

En la primera escena, a punto de entrar en la residencia para someterse a una entrevista para acceder al puesto, ensaya en voz alta lo que va a decir, lo que nos permite a los espectadores saber más sobre ella: las personas se sienten cómodas en su presencia, es sociable y agradable y sabe que lo más importante como cuidadora es mantener la dignidad de los residentes.

HELP

Sarah consigue el empleo y el primer día conoce a Tony (Stephen Graham), un hombre de 47 años que vive allí porque padece Alzheimer temprano. Cuando sufre recaídas de memoria, Tony suele escaparse para ir a casa de su madre, que ya murió pero él a veces lo olvida: “Tengo que regresar con mamá. Ella me necesita”, dice.

Durante los primeros 25 minutos de metraje vemos a Sarah cuidando de los residentes, charlando con Tony, yendo y viniendo entre el piso familiar y la residencia geriátrica. Un día, en el coche, oye por la radio que una mujer de 70 años acaba de morir por coronavirus en el Reino Unido.

A partir de ahí la situación da un giro radical: deben acoger a nuevos residentes, el director intenta sin éxito conseguir los nuevos materiales (toallas, mascarillas, alcohol), les enseñan a los trabajadores otras maneras de desempeñar sus funciones (desinfección continua de manos, aislamiento dentro del propio asilo), los familiares ya no pueden entrar a ver a sus parientes…

Cuando algunas personas de su entorno laboral empiecen a contagiarse, Sarah comprobará que la gestión del gobierno en las residencias es nefasta.

HELP

El sacrificio de una cuidadora

La escena central de “Help”, y la más importante, es un largo plano secuencia en el que Sarah se queda sola durante el turno de noche y utiliza bolsas de basura como traje protector.

Un paciente tose y tiene dificultades para respirar, ella llama a los hospitales pero no pueden enviarle ambulancias ni doctores, así que se pasa la noche alternando entre la ayuda a los residentes, el teléfono, la limpieza de manos y la angustia por no poder hacer más por ellos.

HELP

Ahí es donde el director y la actriz logran recrear el miedo, el pánico y la incertidumbre. Las escenas no son explícitas, por lo que al espectador se le muestran más los desvelos de la cuidadora que las agonías o muertes de los infectados.

“Help” es una película sobre la bondad y el sacrificio contada gracias a dos intérpretes magníficos. Sarah sabe que podría contagiarse en la residencia y transportar el virus a casa y viceversa. Pero no desiste en sus esfuerzos, pese a su infinito agotamiento. A cambio sufre, se aterra, no duerme, se agota, nota la asfixia propia de la angustia… Aunque nos recuerde nuestro propio temor durante los confinamientos, también nos demuestra nuestra solidaridad, nuestras ganas de auxiliar a los demás, y por eso uno, tras verla, sólo puede sentir gratitud hacia aquellas personas de las que habla el filme.

¿Te ha gustado leer este artículo? ¿Deseas leer más?

Recibe Aleteia cada día.

Apoye Aleteia

Usted está leyendo este artículo gracias a la generosidad suya o de otros muchos lectores como usted que hacen posible este maravilloso proyecto de evangelización, que se llama Aleteia.  Le presentamos Aleteia en números para darle una idea.

  • 20 millones de lectores en todo el mundo leen Aletiea.org cada día.
  • Aleteia se publica a diario en siete idiomas: Inglés, Francés, Italiano, Español, Portugués, Polaco, y Esloveno
  • Cada mes, nuestros lectores leen más de 45 millones de páginas.
  • Casi 4 millones de personas siguen las páginas de Aleteia en las redes sociales.
  • 600 mil personas reciben diariamente nuestra newsletter.
  • Cada mes publicamos 2.450 artículos y unos 40 vídeos.
  • Todo este trabajo es realizado por 60 personas a tiempo completo y unos 400 colaboradores (escritores, periodistas, traductores, fotógrafos…).

Como usted puede imaginar, detrás de estos números se esconde un esfuerzo muy grande. Necesitamos su apoyo para seguir ofreciendo este servicio de evangelización para cada persona, sin importar el país en el que viven o el dinero que tienen. Ofrecer su contribución, por más pequeña que sea, lleva solo un minuto.