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Escuché a un marido en la consulta:
—A mi esposa, en nuestro aniversario de bodas, le dije con gran sinceridad que estoy felizmente casado, a lo que, con cara larga, me contestó que ella simplemente… ¡está casada!
"¡Faltaba más, cuando tanto me he esforzado por nuestro matrimonio! Ciertamente me mantengo demasiado ocupado y ella solo se queja, sin comprender que es porque me siento responsable de que no falte nada", se expresaba asombrado e inconforme el esposo, en consultoría.
—Bueno, no se queja de su responsabilidad, sino de la falta de manifestaciones de cariño, o, dicho de otra manera, no la quiere como ella desea ser querida —le respondí con claridad.
La lista de quejas
—¡Quién lo diría! No hace mucho, celebramos románticamente nuestro aniversario de bodas y le di la sorpresa de un anhelado viaje. Ahora me sale con una retahíla de reclamos, diciendo que siente frustración, soledad, insatisfacción. ¡Y eso que no estudió leyes!
Lo cierto es que ya aparecieron conflictos entre nosotros, y necesitamos resolverlos antes de que crezcan, pues no deseo hacerla infeliz.
Solo que, por lo visto, tengo una cierta incapacidad afectiva.
—Usted no es incapaz de dar afecto, sino que más bien presenta un déficit en dicha cualidad, pero la puede subsanar aprendiendo diferentes formas de manifestar su amor, todas muy importantes por estar hincadas en lo más profundo de la personalidad de los esposos.
Esas formas son eslabones en la cadena de la comprensión y el cariño propios del amor conyugal.
Estas son:
Amor matrimonial. Consiste en ser fiel y responsable con todas las obligaciones del rol como cónyuge. En su caso es el de proveedor para que nada falte en el hogar, y ayudar en ciertas tareas domésticas. A través esta forma de amar los esposos se dan… dando.
Amor físico. Expresar con palabras y manifestarse la atracción física. Es necesario esforzarse por cuidar el atractivo, en términos de arreglo personal, mantenerse en su peso, hacer ejercicio, no oler a cigarro, entre otros aspectos.
Amor romántico. Remite a conservar vivos todos los recuerdos que solo a los esposos pertenecen. Es la co-biografía que han formado con esfuerzo. Ahí se incluyen fechas de aniversarios, costumbres desde novios, regalos y detalles especiales, salidas, cenas íntimas, recuerdos.
Amor de valoración. Se trata de proyectar los sentimientos en el plano de lo ordinario de cada día, en su caso diciéndole a la esposa lo guapa que está, lo ordenada y limpia que tiene la casa, lo buena administradora que es, lo rico que cocina o lo bien que resolvió tal o cual situación acerca de un hijo. O pedir su opinión sobre un aspecto del propio trabajo etc., etc.
Amor dialógico. En principio hablar y abrir la intimidad del propio ser. Luego ampliar la comunicación hacia otros temas de mutuo interés, como pueden ser los negocios, la política, la opinión pública, los deportes, las amistades y el tiempo libre y más.
Amor de comprensión. Aceptar sus altibajos emocionales, no contarse demasiado los problemas, amarse con todo incluidos los defectos, ayudarse en las limitaciones, saber escucharse poniendo atención, aceptar los propios errores, etc...
Amor de noviazgo. Rescatar aquellos pequeños y grandes detalles que estaban presentes en la etapa del noviazgo y que fueron como la sal del afecto que nacía. Un condimento que con frecuencia está ausente en las relaciones conyugales. El suave beso en la mejilla, tomarse de la mano al caminar por la calle, abrir la puerta del coche al abordar, retirar la silla en el restaurante, abrirle las puertas, ser simpático e interesante sin tomarse muy en serio, y más...
—La verdad no lo había visto así, y si se me pusiera calificación en cada una de las formas que me menciona, excepto en el amor matrimonial; en las demás, sinceramente creo salir con baja puntuación, y hasta reprobado.
—Muy bien, ahora solo comience con pocos propósitos, y de esa manera irá ganando terreno al amor por su esposa, quien volverá a sonreír y a sentirse felizmente casada.
El amor pertenece al mundo del dinamismo, por lo que es necesario encontrar nuevas formas de vivir el “nosotros” de la pareja, evitando la rutina en el amor o malos entendidos que enferman la relación.
Es lo conyugal del amor.
Por Orfa Astorga de Lira
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