El Papa Francisco ha expresado su dolor por el fallecimiento del arzobispo anglicano sudafricano Desmond Tutu, Premio Nobel de la Paz 1984, fallecido el 26 de diciembre de 2021 a los 90 años. Y a su manera, ya le había hecho un homenaje en vida con su encíclica Fratelli Tutti.
Apenas saber la noticia del fallecimiento de Desmond Tutu, en un telegrama en inglés publicado el mismo día por la Oficina de Prensa de la Santa Sede y firmado por el cardenal secretario de Estado Pietro Parolin, el Papa ha asegurado a la familia y a los amigos del arzobispo anglicano sus condolencias.
El Papa volvió a rendir homenaje al arzobispo anglicano por "su servicio al Evangelio a través de la promoción de la igualdad racial y la reconciliación en su país", decía el mensaje al Nuncio Apostólico en Sudáfrica.
Desmond Tutu, defensor de los derechos humanos, figura antiapartheid y autor de la teología "ubuntu" de la reconciliación, fue uno de los inspiradores de la encíclica Fratelli Tutti, publicada el 4 de octubre de 2020.
El Papa Francisco lo cita como uno de los "hermanos no católicos" que le ayudaron a alimentar su reflexión sobre la fraternidad universal, junto a Martin Luther King y el Mahatma Mohandas Gandhi.
La Biblia en mano contra el opresor
Desmond Tutu leyendo las Sagradas Escrituras decía que encontró inspiración para luchar toda su vida por la fraternidad: “Era como si la Biblia se hubiera escrito teniendo en cuenta nuestra lucha contra el apartheid”.
El pastor anglicano descubrió que los profetas aseguraron que Dios estaba furioso, “sobre todo por las ostentosas celebraciones religiosas que iban de la mano de una absoluta indiferencia por el bienestar de los pobres, los hambrientos, los menospreciados y marginados”.
Entonces, el padre de la promesa de la reconciliación en Sudáfrica después de años de racismo sistemático estatalizado contra las mayorías, descubrió que Dios estaba de la parte del débil.
Él escribió que eso sostenían los profetas Amós, Jeremías e Isaías, para “demostrar que la religión auténtica no escapa de la realidad, sino por todo el contrario, es una religión con los pies en la tierra”.
Desmond consideraba que la religión “reviste una gran importancia para la vida humana al hablar de cómo se organiza la sociedad, cómo realizamos nuestras transacciones y cómo vivimos nuestras vidas, sobre todo en relación con los pobres y los oprimidos”.
En la Biblia no aparece la palabra “antiapartheid”, pero Tutu, vivió el llamado de Dios a ser “honrados, a no vender al necesitado por un par de sandalias, como les dijo Amós a sus contemporáneos, advirtiéndoles que Dios se enfurece, se enfurece tremendamente, por una conducta tan abominable” (Desmond Tutu, Mi Dios subversivo, Ed. San Pablo, pag, 44).
La amistad social en la diversidad
Por su parte, el arzobispo de Canterbury, Justin Welby, resume el espíritu universal y fraterno del arzobispo Tutu que prefirió la no violencia para combatir la injusticia, siendo “un profeta y un sacerdote, un hombre de palabras y de acción, que encarnó la esperanza y la alegría que fueron los cimientos de su vida”.
En su mensaje de pésame, Welby afirma que “fue un hombre de extraordinario valor y coraje personal: cuando la policía irrumpió en la catedral de Ciudad del Cabo, él les desafió bailando por el pasillo”.
Welby despidió al arzobispo Tutu con dolor y recordando su “profundo sentido de la justicia” y por ser un pastor que creía que la reconciliación era posible. “Todo esto vino de su profunda fe en Jesucristo”. La misma que, a su vez, inspiró al papa Francisco para su encíclica sobre la Fraternidad Humana.
La amistad social
En efecto, Fratelli Tutti, es un documento que explora la amistad social desde el diálogo en la diversidad. Desmond Tutu no le puso nombre, sin embargo trabajó toda su vida por una cultura del encuentro.
Francisco ha sabido darle palabras al arte de dialogar encarnada por Tutu, pues, parafraseando su encíclica social, de todos se puede aprender algo, nadie es inservible, nadie es prescindible.
Desmond Tutu y el apartheid
Cabe recordar que el apartheid es el término acuñado en la Unión Sudafricana (desde 1961 la República de Sudáfrica) para designar la política de segregación racial y el sistema institucional y social en el que se ha traducido esta política.
La política de apartheid suscitó una creciente oposición, hasta desembocar en la crisis del régimen racista.
Al final del difícil y complejo diálogo iniciado en 1990 entre F.W. de Klerk, líder de la minoría blanca, y Nelson Mandela, líder histórico del Congreso Nacional Africano (CNA), principal fuerza de oposición de la República de Sudáfrica, se celebraron en abril de 1994 las primeras elecciones con sufragio universal de la historia del país, que sancionaron el fin del apartheid.
En 1995 se creó la Comisión de la Verdad y la Reconciliación, presidida por el arzobispo anglicano D. Tutu, para investigar las violaciones de los derechos humanos y los crímenes cometidos tanto por los blancos como por los negros bajo el apartheid.
El trabajo de la comisión, a pesar de la controversia suscitada por la amnistía a los indultados, fue juzgado en su conjunto como positivo de cara al proceso de reconciliación promovido por N. Mandela.