La Organización Mundial de la Salud (OMS) cataloga la obesidad como una pandemia de tipo no infeccioso, y actualmente es un problema de salud que está relacionado con aspectos genéticos pero en especial con el estilo de vida.
La obesidad y el sobrepeso están directamente relacionadas con las Enfermedades Crónicas No Transmisibles (ECNT), como la diabetes tipo 2, la hipertensión arterial, la apnea del sueño, fallo hepático, depresión, entre muchas otras.
Por supuesto que esta pandemia no la trajo la crisis sanitaria, ya estaba ahí. Pero la preocupación es que se ha agravado especialmente en los niños.
Hay países que comenzaron a educar a sus niños en los colegios con un asignatura de educación nutricional, ya que es una forma efectiva de dar respuesta a esta problemática, es dar más posibilidades de prevención a la obesidad.
La obesidad infantil está relacionada con su estilo de vida
La OMS define la obesidad como la acumulación excesiva de grasa corporal que puede ser perjudicial para la salud del niño.
Hay muchos factores que intervienen para que se produzca pero los que más se destacan son el desequilibrio entre la ingesta alimentaria y el gasto calórico (es decir lo que comen y los que gastan).
Los últimos 40 años han habido muchos cambios demográficos, epidemiológicos y nutricionales que han provocado estas enfermedades y el sedentarismo.
Algunos de los cambios nutricionales se han visto afectados por las campañas de promoción de consumo de alimentos saturados, azucarados, ultraprocesados.
Asimismo una de las conclusiones a la que ha llegado la OMS es que existe un vínculo entre la publicidad de comidas rápidas, productos energéticamente densos, bebidas azucaradas, y el sedentarismo con el riesgo de obesidad infantil.
En casa y en el comedor escolar
El problema es que los niños no consiguen estos alimentos solamente en sus hogares sino también en las escuelas donde la mayoría de los productos que disponen para el consumo son alimentos procesados, fritos, y con azúcares adicionales. Esto se suma a su ingesta calórica elevada y de baja calidad nutricional generando un consumo por encima del promedio recomendado para su edad.
La escuela debe ser el segundo lugar (el primero es el hogar) para la formación de hábitos saludables, de protección, pero actualmente nos encontramos con muchas contraindicaciones como la mencionada de las cantinas o kioscos escolares.
Por otro lado, la pandemia del Covid 19 también favoreció a la obesidad y sedentarismo, porque los niños redujeron su actividad física habitual, porque permanecieron más tiempo en casa y con la comida disponible (por lo general productos ultra procesados, azucarados, refrescos, harinas refinadas) lo que hizo incrementar por lo tanto su ingesta calórica.
México toma las riendas para mejorar la salud de la población infantil
Uno de los países latinoamericanos con mayor porcentaje de obesidad y sobrepeso es México. El 75,2% de la población adulta y un 33% de los niños sufre de esta pandemia. En las zonas urbanas el sobrepeso en la población de 5 a 11 años representa el 18%; mientras que en las rurales es de 17%. Son datos de la última Encuesta Nacional de Salud y Nutrición (ENSANUT).
Debido a estas cifras alarmantes y que probablemente estos datos sean más altos al término de la pandemia del Covid-19, el gobierno mexicano comenzó a implementar una serie de estrategias para tratar el sobrepeso y la obesidad de su población. Algunas de ellas son:
Es la primera vez que en México hay una materia de vida saludable en los colegios, y es que se observó que en otros países se está implementando y que ha tenido una respuesta gradual positiva.
Brindar educación nutricional y en salud a los niños desde pequeños es esencial. Es necesario enseñarles hábitos de alimentación saludables y brindarles las herramientas para que hagan una elección consciente y más sana. También hay que mostrarles cuáles son las consecuencias en su salud del consumo de alimentos insanos y el sedentarismo.
El mismo Papa Francisco reconoció la importancia de educar desde la infancia a alimentarse sanamente con estas palabras "es imprescindible educar a los niños y a los jóvenes a nutrirse sanamente, no simplemente a comer" (Ciudad del Vaticano, 13 diciembre de 2018).
Una asignatura que brinda salud
En el continente asiático, más precisamente en Japón, hay un ejemplo claro de la importancia de contar en el plan de estudio con una asignatura que enseñe a comer. Ellos tienen en los colegios el programa Shokuiku cuyo nombre viene de dieta (shoku) y formación integral (iku), donde le enseñan a alimentarse saludablemente. Se puso en marcha en 2005 y en 2015 había conseguido una reducción de alrededor de un 5% a un 4% de niños obesos, según datos publicados en la revista Journal of Public Health de Oxford Academic.
Consumo de productos locales
Incluso los propios alumnos son los encargados de repartir las raciones a sus compañeros, esto les obliga a medir y ser equitativos. Además hacen especial hincapié en el consumo de productos locales, porque es más ecológico y económico, y también en reducir el desperdicio de alimentos.
Por otro lado en México desde el año pasado se ha implementado en el plan de estudios de los colegios la asignatura “Vida Saludable” con el fin de desarrollar hábitos relacionados con alimentación adecuada, higiene y actividad física.
El contenido se imparte de acuerdo con las necesidades de los alumnos de cada grado educativo. Se busca desarrollar estilos de vida saludables a través de la adquisición de hábitos. Para ello se enfoca en 4 temas fundamentales: importancia de la educación física, higiene personal, limpieza y alimentación.
Algunas de los temas que se trabajan son:
Se espera que estos esfuerzos en prevención de la obesidad tengan un impacto positivo en los niños de hoy. También en las futuras generaciones, que puedan tener una conciencia más clara de la salud y la protejan. Estos buenos hábitos llegarán también a sus familias.