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La Iglesia y la crisis del poder en la Argentina

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Esteban Pittaro - publicado el 21/09/21
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¿Qué hizo la Iglesia mientras tenía lugar la crisis de gobierno argentino? ¿Cómo actuó ante la carta de Cristina Fernández a Alberto Fernández?

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Con 7 cambios de ministros, además de otros funcionarios de alta jerarquía, parece concluida la semana de cambios en el gabinete del gobierno argentino. Tras la derrota electoral sufrida en casi todo el país por el frente oficialista en las elecciones primarias obligatorias, las diferencias internas explicitadas en una carta por la vicepresidenta Cristina Fernández para con el mandatario Alberto Fernández, entre otras chispas, dominaron la agenda pública.

Mientras se discutía el poder, la Iglesia argentina transitaba días de compromiso, de oración, y como siempre, de anuncio.

El pasado domingo se realizó, en cada parroquia del país, la Colecta Más por Menos, para contribuir a proyectos o necesidades de desarrollo humano en las diócesis con mayores vulnerabilidades. Emprendimientos sociales, reparaciones tras tragedias, creación de espacios de encuentro para comunidades, respuestas ante la emergencia suscitada por la pandemia en comunidades donde no llega el Estado, entre otras acciones, fueron posibles gracias a esta muestra de solidaridad que año a año convoca a los católicos de todo el país.

En la colecta de 2020 se habían recaudado, pese a las restricciones a la celebración pública del culto, cerca de 80 millones de pesos, que fueron repartidos en proyectos de bien público de distinta índole.

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El 15 de agosto, mientras se desataban las denuncias cruzadas en el gobierno, miles de argentinos en todo el país, y no tan solo en Salta, celebraron al Señor y a la Virgen del Milagro. A la tradicional renovación del Pacto de Fidelidad en Salta, donde nació la devoción, donde el Señor primero obró milagros, se le fueron sumando otros puntos del país como Bahía Blanca, donde imágenes del Señor y la Virgen también fueron expuestas y veneradas.

Como expresaba el Arzobispo Carlos Aspiroz Costa, “esta devoción tan profunda crece y se extiende a tantos rincones de la Patria y más allá porque el misterio de Cristo revela la anchura y profundidad del misterio de Dios”.

No solo el sur de la provincia de Buenos Aires en la Ciudad de Buenos Aires, Catamarca, Santa Fe, entre otras, se congregaron los fieles que no lo pudieron hacer masivamente en Salta, como todos los años –aunque 2020 fue el primero sin masiva convocatoria.

En el epicentro delas celebraciones no se pudo caminar en procesión masivamente detrás de las imágenes y la celebración central fue con aforo restringido.

Durante la ocasión el Arzobispo salteño monseñor Mario Cargnello pidió coherencia, particularmente para quienes “por la posición social o política que ocupan, han de tomar decisiones sobre valores fundamentales, como el respeto y la defensa de la vida humana, desde su concepción hasta su fin natural, la familia fundada en el matrimonio entre hombre y mujer, la libertad de educación de los hijos y la promoción del bien común en todas sus formas”.

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La discusión en el gobierno argentino y los cambios en el gabinete coincidieron con el vigésimo quinto domingo del tiempo ordinario, en el que en este ciclo se lee el pasaje del Evangelio en el que mientras los apóstoles discutían sobre quién era el más grande Jesús les enseñaba que “El que quiere ser el primero, debe hacerse el último de todos y el servidor de todos”.

El Obispo de San Isidro y presidente de la Conferencia Episcopal Argentina reflexionó: “Jesús les propone el servicio, el servicio que supera a toda ideología (…) Esto es lo que viene a traer Jesús, no la lógica de la ideología sino la lógica del servicio”. Y, continuó, “así como los apóstoles discutían quién era el primero, Jesús se desangraba tratando de comunicarse con ellos para que lo entendieran.

Así también muchas veces nosotros -y también en la Argentina- caemos en la trampa de las discusiones de poder, sin animarnos a pensar juntos lo esencial, hacia dónde vamos”. “En la Argentina también discutimos poder, no discutimos proyecto de Nación, no discutimos a dónde vamos, no pensamos a dónde tenemos que ir, no nos podemos poner a pensar juntos, sino que discutimos poder; poder mediático, poder económico, poder político”, completó.

Hubo intentos desde el periodismo político durante la semana de involucrar a la Iglesia en las discusiones sobre los cambios de ministros y la crisis en el gobierno. En torno, por ejemplo, a la aparente convicción personal del nuevo jefe de gabinete en contra del aborto-por la que algunos detractores acusaron infundadamente al Episcopado de injerencia-, o en torno a la jura del nuevo ministro de Educación quien explícitamente, al no jurar sobre los Santos Evangelios, lo apartó de la Constitución Nacional. También incluso en torno a cómo recibirían obispos o el propio Papa nuevos programas de ayudas sociales o políticas de seguridad contra el narcotráfico.

Voces y juicios de valor los hubo y los habrá, en voz de obispos y cada miembro del pueblo de Dios que, como cualquier ciudadano, se exprese.

Pero en el medio de las discusiones hay por atender vocaciones espirituales, expresadas en la devoción al Señor del Milagro a lo largo del país y con múltiples nuevas formas, y necesidades materiales, abordadas desde la Colecta Más por Menos. Muchas, de una y otra. La discusión sobre el poder y el servicio propuesta por Jesucristo es hoy más vigente que nunca en la Argentina. Como propone monseñor Ojea, “esto es lo que viene a traer Jesús, no la lógica de la ideología, sino la lógica del servicio”.

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