separateurCreated with Sketch.

Esgrimista paralímpica echa una mano a un fotógrafo, ¡literalmente!

whatsappfacebooktwitter-xemailnative
Giovanna Binci - Paola Belletti - publicado el 15/09/21
whatsappfacebooktwitter-xemailnative
Bebe Vio es una campeona esgrimista con una voluntad indomable y la inusual característica de ser cuádruple amputada

Beatrice “Bebe” Vio es una campeona esgrimista italiana de 24 años con una característica inusual: es cuádruple amputada.

Suena imposible, pero, empleando brazos prostéticos y una silla de ruedas, ha superado todas las expectativas –y a sus competidores– en Campeonatos Absolutos Italianos, Copas del Mundo, Campeonatos Europeos, Campeonatos del Mundo y Juegos Paralímpicos. Ha acumulado un total de 53 medallas de oro, 9 de plata y 7 de bronce.

Empezó en la esgrima cuando tenía tan solo 5 años. Luego, en 2008, con 11 años, sufrió una grave meningitis que derivó en una infección en piernas y brazos.

Para poder salvar su vida, los médicos tuvieron que amputarle los miembros (sus piernas a la altura de las rodillas y los brazos a la altura de los codos). Dos años después, empezaba a practicar esgrima desde una silla de ruedas.

Sus prótesis son una parte integral de su vida, pero está dispuesta a compartir. De hecho, prestó uno de sus brazos durante unos cuantos minutos a un fotógrafo para que pudiera hacer algunas fotografías del miembro sosteniendo un panel.

En un video que publicó en Instagram, puede verse al hombre haciendo fotos desde cierta distancia y luego devolviendo la prótesis a la propietaria. Bebe comenta, con su típico sentido del humor: “¡No te preocupes, Gus! En tiempos de dificultad siempre te echaré una mano. Ya sabes, siempre estoy disponible”.

Prestar incluso aquello que no tienes, esto es algo que nosotros con nuestros “cuerpos capacitados” nunca podríamos hacer. Nos recuerda que no, que no somos los mejores en todo, aunque tengamos dos brazos.

“Cuando era pequeña, me dijeron que no se puede hacer esgrima sin brazos y tuve que cambiar de deporte, pero demostré a todo el mundo que los brazos no son necesarios: si tienes un sueño, ¡síguelo!”, dijo Bebe durante la rueda de prensa de apertura para los Paralímpicos, según informó la agencia de noticias Dire.

Y vaya si siguió su sueño en Río y en Tokio. Ganó bronce y plata respectivamente en las competiciones de equipo y oro en la competición individual de ambas ocasiones en sendos Paralímpicos.

Y todo sin dejar de ser la campeona indiscutible de la esperanza y el humor. Se ha convertido en embajadora no solo de su deporte, sino de una nueva forma de experimentar y considerar la discapacidad.

Para ella, es algo normal. Citando otra de sus publicaciones: “¡Cuando te despiertas por la mañana, te vistes rápido y te pones las manos del revés!”.

Bebe nos ha acostumbrado a un tipo de humor con el que dudaríamos si reírnos por pensar que sería irrespetuoso hacia quienes son diferentes. Sin duda, tenemos que tener en consideración la sensibilidad de cada persona al hablar de discapacidades o enfermedades. Sin embargo, quizás su forma de ver las cosas normaliza las diferencias, aunque sin excederse, por supuesto, como cuando se trata de cualquier otra persona: “Muy bien, te permitiré incluso hacer un chiste sobre mi barriga…”.

En el sacrosanto deber de dirigirnos a cada persona como cada una desee, discapacitada o no, y de respetarlas, recordemos que tratar la diversidad con guantes de seda siempre lo convierte en algo realmente tabú, remoto y aséptico.

Saber cómo tener sentido del humor con tus propias limitaciones es lo que nos recuerda que, en efecto, las tenemos a montones. Algunas veces parecen insalvables, pero quejarnos y flagelarnos lo único que consigue es garantizar el fracaso desde el principio.

Quizás no ganemos, pero tenemos que ser como el abejorro, cuya “estructura de alas no es apropiada para el vuelo, pero no lo sabe y vuela igualmente”, según escribió Bebe en el pie de una foto suya vistiendo un traje blanco y alas de ángel, justo antes de partir hacia Japón.

Y si Bebe sabe echar una mano… o un brazo entero… para las fotografías, hay alguien que siempre le cuida las espaldas: su hermana, Sole. Ella también la etiquetó en una publicación y escribió: “Bebe, creo que te han robado un pedazo de ti”.

Hermana, guardaespaldas… o quizás mejor, ¡guardamanos!

En los Juegos Paralímpicos de Tokio 2020, Bebe ganó una medalla de oro compitiendo contra una excelente y digna oponente, la china Jingjing Zhou. Es su segunda medalla paralímpica del preciosísimo metal en su especialidad, pero parece que este trofeo en particular fuera moldeado a partir de un metal extraído de una veta de oro de una calidad más alta aún.

Tras su competición, hizo pública la razón por la que corría el riesgo de no haber participado siquiera en esta edición de los Juegos Paralímpicos. Ansa recoge su explicación:

Esta joven mujer, una atleta llena de talento y dotada de una tenacidad que parece inagotable, continúa ofreciendo al mundo un espectáculo de fortaleza y valentía tan convincente que no deja hueco a ningún tipo de retórica empalagosa.

¿Te ha gustado leer este artículo? ¿Deseas leer más?

Recibe Aleteia cada día.

Apoye Aleteia

Usted está leyendo este artículo gracias a la generosidad suya o de otros muchos lectores como usted que hacen posible este maravilloso proyecto de evangelización, que se llama Aleteia.  Le presentamos Aleteia en números para darle una idea.

  • 20 millones de lectores en todo el mundo leen Aletiea.org cada día.
  • Aleteia se publica a diario en siete idiomas: Inglés, Francés, Italiano, Español, Portugués, Polaco, y Esloveno
  • Cada mes, nuestros lectores leen más de 45 millones de páginas.
  • Casi 4 millones de personas siguen las páginas de Aleteia en las redes sociales.
  • 600 mil personas reciben diariamente nuestra newsletter.
  • Cada mes publicamos 2.450 artículos y unos 40 vídeos.
  • Todo este trabajo es realizado por 60 personas a tiempo completo y unos 400 colaboradores (escritores, periodistas, traductores, fotógrafos…).

Como usted puede imaginar, detrás de estos números se esconde un esfuerzo muy grande. Necesitamos su apoyo para seguir ofreciendo este servicio de evangelización para cada persona, sin importar el país en el que viven o el dinero que tienen. Ofrecer su contribución, por más pequeña que sea, lleva solo un minuto.