El Papa Francisco dijo hoy al clero en Bratislava: “Permítanme hacer una observación maliciosa”. Y contó varias historias para ilustrar los problemas y los desafíos que se presentan para la Iglesia en su misión de Evangelizar. Hubo humor, reflexión y cercanía.
El Papa se presentó como un pastor, hermano, y parte de esa comunidad que visitaba, ante el clero en Eslovaquia. También compartió varios momentos divertidos, de autocrítica y de proximidad. Pasemos revista por los principales acontecimientos y mensajes del Papa en Eslovaquia de esta mañana.
Segundo día del viaje apostólico del Papa Francisco en el ‘Corazón de Europa'. El pueblo de Eslovaquia lo recibió con sal y pan, símbolos de hospitalidad.
En su primer compromiso de este lunes en la mañana, 13 de septiembre, el Papa Francisco se mostró complacido de la acogida de la primera presidente mujer del país: Zuzana Čaputová, de 48 años, política, abogada, ambientalista. Inició su mandato presidencial en plena pandemia, el 15 de junio de 2019.
Čaputová citó mejor que muchos expertos la Doctrina Social de la Iglesia y en especial las enseñanzas de Francisco en Laudato Si’. Antes del discurso del Papa, la presidenta eslovaca, había dicho que las numerosas crisis actuales sólo pueden superarse mediante la colaboración y con espíritu de humanidad.
La presidente eslovaca se encontró en sintonía con el Papa en la defensa de la casa común. En efecto, el Papa quedó sorprendido y al clero dijo: “Eslovaquia es una poesía”, aludiendo a las palabras que refirió en privado a la mandataria. Zuzana Čaputová se presentó al Papa como una aliada en Europa a favor de la lucha contra el Cambio Climático, demás de cara a la próxima conferencia sobre el tema en Glasgow: COP23.
El Papa lució sereno, descansado y enérgico a pesar de que ayer estuvo en píe cerca de 15 horas. Apenas en la tarde del domingo llegó a Bratislava y tuvo un encuentro ecumenico, luego de participar en la clausura del Congreso Eucarístico Internacional en Budapest.
Esta mañana, el papa Francisco en el Jardín del Palacio Presidencial de Bratislava instó a Europa a distinguirse por su solidaridad que supere las fronteras, ante las autoridades del país. También pidió motivación y esperanza para los jóvenes.
Tras la crisis sanitaria y económica resultante, dijo el Papa en su discurso, existe el riesgo de dejarse llevar por la seducción de la ganancia. "Esta euforia temporal", en lugar de unir, divide, consideró. "Es la fraternidad lo que necesitamos para promover una integración cada vez más necesaria". Mientras continúan las luchas por la supremacía en diversos frentes, Eslovaquia debe "reafirmar su mensaje de integración y paz”, constató.
Tras su discurso, el Papa se dirigió a la Catedral de San Martín de Bratislava para dirigirse a los obispos, sacerdotes y religiosos del país a las 10.45 horas.
“Vengo como vuestro hermano y por eso me siento uno de ustedes”, dijo el Papa al clero de Eslovaquia.
El obispo de Roma no quería alguna distancia física con los presentes. Hizo quitar una mesita predispuesta para leer, pero que lo separaba del publico presente. Tomó las hojas en la mano y, les miró todo el tiempo.
Luego, refirió al clero las palabras que había dicho en privado a la presidente de la nación, Čaputová: “Eslovaquia es una poesía”. El público aplaudió en varias ocasiones.
Francisco habló del “estilo de la primera comunidad cristiana: eran perseverantes y estaban unidos […]. Peleaban, pero caminaban juntos.”.
El Papa subrayó que lo primero es “una Iglesia que camina unida”, que “recorre los caminos de la vida con la llama del Evangelio encendida”.
“La Iglesia no es una fortaleza, una potencia, un castillo situado en alto que mira el mundo con distancia y suficiencia”.
La Iglesia debe ser humilde como Jesús; levadura que “hace fermentar el Reino del amor y de la paz en la masa del mundo!”.
El Papa exhortó: “Por favor, no cedamos a la tentación de la magnificencia, de la grandeza mundana”.
Una Iglesia que acoge las preguntas y las expectativas de la gente y no autorreferencial. Así, invitó a evitar de terminar como la mujer del Evangelio curva en sí misma para verse el ombligo.
“¡El centro de la Iglesia no es la Iglesia! Salgamos de la preocupación excesiva por nosotros mismos, por nuestras estructuras, por cómo nos mira la sociedad”.
Indicó que mirarse demasiado a sí mismos lleva a una teología del maquillaje. “Adentrémonos en cambio en la vida real de la gente y preguntémonos: ¿cuáles son las necesidades y las expectativas espirituales de nuestro pueblo?”.
En su discurso ha propuesto tres puntos claves: libertad, creatividad y diálogo.
El Papa habló de libertad a un país que ha sufrido el totalitarismo ateo y donde hoy el 70% de la población es católica, y un porcentaje mayor cristiana.
“Los periodos dramáticos de la historia de su país son una gran enseñanza: cuando la libertad fue herida, violada y asesinada; la humanidad fue degradada y se abatieron sobre ella las tormentas de la violencia, de la coacción y de la privación de los derechos”.
El Papa invitó al clero a no considerar a los jóvenes como personas sin libertad interior: “Queridos amigos, no tengan miedo de formar a las personas en una relación madura y libre con Dios”: Pues, “la Iglesia de Cristo no quiere dominar las conciencias y ocupar los espacios, quiere ser una “fuente” de esperanza en la vida de las personas”.
El Papa habló sin hojas en la mano sobre el desafío de la libertad en un país que sufrió el totalitarismo y sostuvo que “la libertad todavía es frágil”.“Lo es sobre todo en el corazón y en la mente de las personas. Por eso los animo a hacerlas crecer libres de una religiosidad rígida”, añadió.
“Que ninguno se sienta presionado. […]Que el anuncio del Evangelio sea liberador, nunca opresor.¡Y que la Iglesia sea signo de libertad y de acogida!”.
Para ilustrar el tema de la libertad, el Papa contó una historia con un toco de humor sobre un obispo que envío una carta en la cual hablaba de un Nuncio.
El obispo decía: “Nosotros estuvimos 400 años dominados por los Turcos y sufrimos, luego 50 años bajo el comunismo y sufrimos. Pero, los siete años con este Nuncio han sido peor que los otros dos (periodos)”. El Papa sacó sumas: “Me pregunto: ¿Cuántas gente puede decir lo mismo del obispo o del párroco?”. El Papa subrayó lo importante que es la libertad de la persona.
“¡Qué hermoso cuando sabemos encontrar caminos, modos y lenguajes nuevos para anunciar el Evangelio!”, afirmó. El Papa pidió creatividad. “Si con nuestra predicación y nuestra pastoral no logramos entrar más por la vía ordinaria, intentemos abrir espacios diferentes, experimentemos otros caminos”.
El Papa indicó que la “homilía es un problema de nuestro tiempo”. “Si la homilía no es un sacramento como pretendían algunos protestantes, pero es un sacramental, no es una predicación de cuaresma. Es otra cosa, y está en el corazón de la Eucaristía. Pensemos en los fieles que deben escuchar homilias de 40 o 50 minutos sobre argumentos que no les tocan que no entienden.”.
Ha pidió que por favor los sacerdotes y los obispos piensen y preparen bien sus homilías para que haya “contacto con la gente”, e inspiración considerando el texto bíblico. “Una homilía, normalmente, no debe durar más de 10 minutos”. Porque - argumentó - después la gente pierde la concentración.
El Pontífice recomendó que la homilía tenga como estructura: una idea, una imagen y una emoción que toque el corazón de las personas. “Así de simple es el anuncio del Evangelio.
“Y así predicaba, Jesús tomando los pájaros, tomando los campos, tomando esto... las cosas concretas, pero que la gente entendía. Discúlpeme si vuelvo a esto, pero me preocupa... [Aplausos] Permítanme hacer una observación maliciosa: ¡los aplausos empezaron con las monjas, que son víctimas de nuestras homilías!”.
Asimismo, el Papa habló de una Iglesia que dialoga con todo el mundo. “Es una Iglesia que, siguiendo el ejemplo de Cirilo y Metodio, une y mantiene unidos Oriente y Occidente, tradiciones y sensibilidades diferentes”.
En una tierra que sufrió el comunismo y la persecución, el Papa advierte también de los nuevos peligros: “La unidad, la comunión y el diálogo siempre son frágiles, especialmente cuando en el pasado hay una historia de dolor que ha dejado cicatrices”.
Por último, el Papa contó otra historia de misericordia y de perdón: Su protagonista es el cardenal Korec.
“Era un cardenal jesuita, perseguido por el régimen, encarcelado, obligado a trabajar duramente hasta que se enfermó. Cuando vino a Roma para el Jubileo del año 2000, fue a las catacumbas y encendió una vela por sus perseguidores, pidiendo misericordia para ellos. ¡Este es el Evangelio! Crece en la vida y en la historia por medio del amor humilde y paciente”.
“Me gustaría que continúen su camino en la libertad del Evangelio, en la creatividad de la fe y en el diálogo que brota de la misericordia de Dios, que nos ha hecho hermanos y hermanas, y que nos llama a ser artesanos de paz y de concordia. Los bendigo de corazón”, concluyó. “Y, por favor, recen por mí. ¡Gracias!”.
Al final de la reunión, tras el rezo del Padre Nuestro y la bendición final, el Papa ha saludado a los obispos individualmente y ha posado con ellos para una foto de grupo. Sucesivamente, regresó en coche a la Nunciatura Apostólica de Bratislava para descansar.