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El papa Francisco ha recibido durante el vuelo que lo llevaba a Budapest un regalo que le ha conmovido: la túnica de un cristiano que consiguió escapar de Afganistán junto a su familia y ahora vive en Italia, gracias a la ayuda del Papa y de la Secretaría de Estado del Vaticano.
El pontífice escuchó la historia en la que el cardenal Pietro Parolin fue también co protagonista luego de que movió varios hilos y canales diplomáticos para concretizar la huída, en las horas en que los Talibanes marchaban por Kabul y cerraron el aeropuerto de la capital de Afganistán.
El periodista español, Javier Romero, corresponsal de Rome Reports, le entregó la túnica del cristiano afgano, que escapó de los talibanes con otros miembros de su familia. El cristiano perseguido pasó varios días escondido en Kabul, y pidió ayuda al Papa Francisco para salir del país. La Secretaría de Estado se movilizó para que pudieran entrar en uno de los vuelos militares.
Javier Romero declaró ser "solo un mensajero" y un instrumento para hacer llegar el regalo al Papa y explicó a Aleteia que el director de RomeReports, Javier Martínez Brocal, recibió el pasado 15 de agosto la llamada de un afgano que le pide ayuda para salvar a una familia cristiana atrapada en Kabul.
La secretaría del Papa es puesta al tanto de la delicada operación de rescate, mientras en esas horas multitudes de personas intentan llegar al aeropuerto de Kabul. El 16 de agosto, el cardenal Pietro Parolin toma las riendas de la gestión humanitaria. El 21 de agosto, la familia se embarca en un vuelo militar rumbo a Italia. Entonces, durante el vuelo a Budapest, Javier Romero le entregó al Papa Francisco la túnica, la misma que llevaba puesta uno de los miembros de ese núcleo familiar. "El Papa ha rezado por esta familia y ha sido un momento emocionante", contó Javier Romero a Aleteia.
Precisamente, el Papa Francisco ha propuesto, en la homilía durante la misa de clausura del Congreso Eucaristico Internacional, donarse a los demás de la mano de Cristo. “Hoy el Señor, fijando su mirada sobre cada uno de nosotros, nos interpela personalmente: “Yo, ¿quién soy de verdad para ti?”. Es una pregunta que no pide sólo una respuesta correcta, de catecismo, sino una respuesta personal, de vida”.
