“Nosotros cristianos, ¿hemos perdido un poco el ardor del anuncio y la profecía del testimonio? ¿Es la verdad del Evangelio lo que nos hace libres o nos sentimos libres cuando conseguimos zonas de confort?”, cuestionó hoy el Papa Francisco durante el Encuentro Ecuménico en Bratislava. En la segunda etapa de su itinerario en el “Corazón de Europa”.
“Es difícil exigir una Europa más fecundada por el Evangelio sin advertir el hecho de que en el continente aún no estamos unidos plenamente entre nosotros, y sin preocuparnos unos de otros”. Cálculos de conveniencia, razones históricas y vínculos políticos no pueden ser obstáculos inamovibles en nuestro camino”.
Además, rememoró su visita a estas tierras que llevan el “sello de los santos hermanos de Tesalónica Cirilo y Metodio”.
A su llegada al aeropuerto internacional de Bratislava, el Papa Francisco fue recibido por la presidenta de la República de Eslovaquia, la señora Zuzana Čaputová este domingo en la tarde, 12 de septiembre de 2021.
La presidente eslovaca presentó al Papa un miembro de la Iglesia clandestina durante el régimen comunista: “Yo y mi esposa rezamos todas las noches por usted…resista su santidad”.
Dos niños vestidos con trajes tradicionales ofrecieron al Papa pan, sal y flores en señal de bienvenida.
Tras la presentación de sus respectivas delegaciones y de la Guardia de Honor, el Papa y el Presidente se dirigieron a la sala VIP del aeropuerto de Bratislava para mantener un breve encuentro privado.
A continuación, el Papa Francisco se trasladó en automóvil a la Nunciatura Apostólica para el Encuentro Ecuménico.
El papa Francisco encontró a los miembros del Consejo Ecuménico de las Iglesias en la República Eslovaca. Ha recordado el camino cristiano de estas comunidades después de los años de la persecución ateísta, cuando no había libertad religiosa, o esta era duramente probada.
Una libertad que llegó. Pero, el Papa advirtió, existe en efecto “la tentación de volver a ser esclavos, no ciertamente de un régimen, sino de una esclavitud todavía peor, la interior”.
Entonces, el Papa citó a Dostoyevski: la Leyenda del Gran Inquisidor.
“Jesús vuelve a la tierra y es encarcelado. El inquisidor le dirige palabras hirientes, lo acusa precisamente de haber dado demasiada importancia a la libertad de los hombres”.
“No hay ni ha habido jamás nada más intolerable para el hombre y para la sociedad que ser libres” (Los Hermanos Karamazov).
El Papa subraya del relato: “los hombres están dispuestos a intercambiar gustosamente su libertad por una esclavitud más cómoda, la de someterse a alguien que decida por ellos, con tal de tener pan y seguridades”.
Ha rememorado que el inquisidor reclama a “Jesús el no haber querido convertirse en César, para doblegar la conciencia de los hombres y establecer la paz con la fuerza”.
En cambio, - dijo el Papa- prefiriendo para el hombre la libertad, mientras la humanidad reclama “pan y poco más”.
El Papa pidió: “que no nos pase esto; ayudémonos a no caer en la trampa de contentarnos con pan y poco más”.
“Porque este riesgo sobreviene cuando la situación se normaliza, cuando nos estabilizamos y nos acostumbramos, aspirando a mantener una vida tranquila”.
El Pontífice en el encuentro ecumenico, sostiene: “Aquí, desde el corazón de Europa, nos preguntamos: nosotros cristianos, ¿hemos perdido un poco el ardor del anuncio y la profecía del testimonio?”.
Por otra parte, cuestionó: "¿cómo podemos desear una Europa que vuelva a encontrar las propias raíces cristianas si somos nosotros los primeros desarraigados de la plena comunión? ¿Cómo podemos soñar una Europa libre de ideologías, si no somos libres para anteponer la valentía de Jesús a las necesidades de los distintos grupos de creyentes?"
"Es difícil - agregó- exigir una Europa más fecundada por el Evangelio sin advertir el hecho de que en el continente aún no estamos unidos plenamente entre nosotros, y sin preocuparnos unos de otros. Cálculos de conveniencia, razones históricas y vínculos políticos no pueden ser obstáculos inamovibles en nuestro camino.".
El Papa llamó a la acción: “La unidad no se obtiene tanto con los buenos propósitos y con la adhesión a algún valor común, sino haciendo algo juntos por los que nos acercan más al Señor. ¿Quiénes son? Son los pobres, porque en ellos Jesús está presente (cf. Mt 25,40)”.
Asimismo, invitó a compartir la caridad que “abre horizontes más amplios y ayuda a caminar más ligeros, superando prejuicios y malentendidos”.
“Que el don de Dios esté presente en las mesas de cada uno para que, mientras no compartamos la misma mesa eucarística, podamos al menos acoger juntos a Jesús sirviéndolo en los pobres”.
“Será un signo más evocador que muchas palabras, que ayudará a la sociedad civil a comprender, especialmente en este período de sufrimiento, que sólo estando de parte de los más débiles todos saldremos en verdad de la pandemia”, añadió.
Por ultimo, los animó a seguir adelante en el camino ecuménico.
