El papa Francisco abogó hoy por la igualdad entre los dos sexos. Sostuvo que con el bautismo, Cristo hizo una revolución a favor de la dignidad de todas las personas y superar la diferencia social.
"Nuestra responsabilidad es caminar decididamente por este camino de la igualdad, pero la igualdad que ha sido sostenida en la redención ofrecida por Jesús."
Lo dijo durante la audiencia general del miércoles, 8 de septiembre de 2021, en el Aula Pablo VI del Vaticano.
Así, indicó que la igualdad en Cristo supera la diferencia social entre los dos sexos, estableciendo una igualdad entre hombre y mujer. Una revolución que necesidad de ser reafirmada también hoy.
De esta manera, el Papa ha continuado su ciclo de catequesis sobre la Carta del Apóstol Pablo a los Gálatas, centrada en su meditación en el tema: "Somos hijos de Dios" (cf. Lectura: Gal 3,26-29).
"San Pablo afirma que hay una profunda unidad entre todos los bautizados, que va más allá de su condición cultural, social o religiosa, porque cada uno es una criatura nueva en Cristo."
No sorprende, por tanto, - expresó el Papa - que esta nueva enseñanza del apóstol pudiera sonar como herética. ¿Cómo iguales? Esto suena herético.
"También la segunda igualdad, entre “libres” y “esclavos”, abre perspectivas sorprendentes. Para la sociedad antigua era vital la distinción entre esclavos y ciudadanos libres. Estos gozaban por ley de todos los derechos, mientras a los esclavos no se les reconocía ni siquiera la dignidad humana.
Hay tanta gente en el mundo, ¡tantos, millones! - no tienen derecho a comer, no tienen derecho a la educación, no tienen derecho a trabajar. Son los nuevos esclavos, son aquellos en la periferia, explotados por todos.
Incluso hoy en día existe la esclavitud, pensemos en ello: nosotros negamos la dignidad humana a estas personas. ¡Son esclavos!"
El papa Francisco subrayó entonces la necesidad de reafirmar la igualdad entre hombre y mujer también en la actualidad de la Iglesia y la sociedad:
“Cuántas veces escuchamos expresiones que desprecian a las mujeres. Cuántas veces hemos escuchado:
"¡Pero, no hagas nada, son cosas de mujeres!". Pero mira, las mujeres y los hombres tienen la misma dignidad. Y en la historia, incluso hoy, las mujeres son esclavizadas.
Las mujeres no tienen las mismas oportunidades que los hombres. Tenemos que leer lo que dice Pablo: ¡Somos iguales en Cristo Jesús!”.
Toda distinción - afirmó el Papa - se convierte en secundaria respecto a la dignidad de ser hijos de Dios, el cual con su amor realiza una verdadera y sustancial igualdad.
El Papa insistió que todos “somos iguales” a través de la redención de Cristo y el bautismo recibido. “Somos todos: Hijos e hijas de Dios, iguales.”
En este sentido, invitó a vivir una nueva vida que encuentra en la filiación con Dios su expresión fundamental. “Iguales porque somos hijos de Dios”.
“Es decisivo también para todos nosotros hoy redescubrir la belleza de ser hijos de Dios, hermanos y hermanas entre nosotros porque estamos insertos en Cristo”.
Por eso, afirmó que los creyentes nunca deberían dar espacio a lo que separa o discrimina, sino a todo lo que favorece la llamada de Dios a la unidad y la fraternidad.
El Papa advirtió sobre “las diferencias y los contrastes que crean separación”. Algo que “no deberían tener morada en los creyentes en Cristo”. Entretanto, recordó que uno de los apóstoles, Santiago el Mayor, alertaba sobre estas diferencias:
“Tengan cuidado con las diferencias. Porque ustedes no son justos. Cuando en la Asamblea, en la Misa, hay alguien bien vestido con un anillo de oro, le dicen:¡Adelante!, ¡adelante! y le dan el primer lugar.
Y luego entra otro que pobrecito apenas se puede vestir, se ve que es pobre, pobre, pobre: ‘Si, sí, sigue, toma puesto en el fondo’. ¿Estas diferencias las hacemos nosotros? Tantas veces las hacemos a nivel inconsciente ¡No, no, somos iguales!”.
“Nuestra vocación es más bien la de hacer concreta y evidente la llamada a la unidad de todo el género humano”, sostuvo el Papa.
“Cualquier cosa que agrave las diferencias entre las personas, causando a menudo discriminaciones, todo esto, delante de Dios, ya no tiene consistencia, gracias a la salvación realizada en Cristo.
Lo que cuenta es la fe que obra siguiendo el camino de la unidad indicado por el Espíritu Santo.
Nuestra responsabilidad es caminar decididamente por este camino de la igualdad, pero la igualdad que sido sostenida en la redención ofrecida por Jesús, gracias”, abundó.
Y recordó la importancia para un cristiano de conocer la fecha de su bautismo: “cuando regresen a casa, pregunte cuándo fui bautizado, y cuando lo descubran no olviden de festejar”.
Tras resumir su catequesis en varios idiomas, el Papa dirigió expresiones especiales de saludo a los grupos de fieles presentes. Y, especialmente, recordó la fiesta de la Natividad de la Virgen María.
A los fieles italianos, dijo que rezaba por los ancianos, los jóvenes, los enfermos y los recién casados. Y recordó:
"Hoy celebramos la Natividad de la Santísima Virgen María. Esta fiesta nos recuerda que Dios es fiel a sus promesas y que, por medio de María Santísima, ha querido habitar entre nosotros: ¡que la alegría de acoger su presencia de paz y de alegría esté en cada uno de ustedes!".
A los fieles en lengua francés dijo: "En este día en que celebramos la Natividad de la Virgen María, pidamos a nuestra Madre que nos ayude a redescubrir la belleza de ser hijos de Dios y, superando las diferencias y los conflictos, nos ayude a vivir como hermanos".
Asimismo, hizo con los peregrinos de habla alemana. "Hoy la Iglesia nos invita a celebrar la Natividad de María, Madre del Señor. Como hermanos y hermanas de Jesús, María es también nuestra Madre. ¡Formemos una familia con Jesús y María! Que la Santísima Virgen te proteja y te acompañe siempre".
Además, rememoró en este día, los cubanos que celebran a su Patrona y Madre, la Virgen de la Caridad del Cobre.
“Con un recuerdo agradecido de mi peregrinación a su Santuario, en septiembre de 2015, quiero presentar nuevamente a los pies de la Virgen de la Caridad la vida, los sueños, las esperanzas y dolores del pueblo de Cuba. Que dondequiera que haya hoy un cubano, experimente la ternura de María, y que Ella los conduzca a todos hacia Cristo, el Salvador”.
La Audiencia General concluyó con el canto del Pater Noster y la Bendición Apostólica.