La palabra “aburrimiento” espanta. Está unida a la situación de las parejas que ya no ven en el matrimonio un territorio común de amor y de crecimiento. “Ya no nos queremos” es el diagnóstico de uno de los males frecuentes.
¿Por qué entra el aburrimiento en la pareja? La médico y psicoterapeuta italiana Mariolina Ceriotti aborda este tema en su reciente libro “La pareja imperfecta” (ed. Rialp), que lleva como subtítulo una pregunta sugerente: “¿Y si los defectos fuesen parte del amor?”.
Ceriotti afirma que “uno de los motivos por los que la gente no se casa más es el miedo de que la convivencia genere acostumbramiento y, en consecuencia, aburrimiento.”
Cuando hablamos de aburrimiento en los adultos, esta experta explica: “Pensamos que el aburrimiento es un enemigo que nos golpea cuando las cosas, las situaciones o las personas a nuestro alrededor se vuelven demasiado repetitivas y habituales. En consecuencia, tratamos de combatirlo multiplicando novedades.”
“Cuando un matrimonio se vuelve aburrido, la solución más probable parece ser sustituir al marido o la mujer por una persona nueva que pueda suscitar nuevas emociones”. Ceriotti afirma que “desafortunadamente, el cambio no da una verdadera solución al aburrimiento, salvo por tiempo limitado: después, vuelve a presentarse el problema y nos obliga a cambiar de nuevo”.
¿Cómo interpreta Ceriotti el argumento de “ya no nos queremos”? Esta autora considera que así como antes la separación de matrimonios se producía generalmente por motivos graves, ahora es frecuente el aburrimiento como causa suficiente de fractura. En su opinión, cuando se llega a este punto hay que ser valientes y hacer un poco de examen: “Significa: no somos capaces de hacer nacer en el otro emociones y pensamientos y nos aburrimos juntos.”
Para evitar que el aburrimiento entre en el matrimonio y lo quiebre, Ceriotti propone creatividad. Pero, ¿de qué hablamos cuando hablamos de creatividad?
“Una creatividad - dice la autora- que consiste en el modo personal en el que cada uno de nosotros pone algo de sí mismo y de su mundo interior en el mundo exterior.”
“Es un error importante imaginar que los demás son responsables de nuestro aburrimiento”, señala Ceriotti, quien lleva a sus espaldas muchos años atendiendo a parejas en consulta.
Ceriotti -autora de "Erótica y materna"- afirma que para que la creatividad tenga efecto, debe tener dos condiciones: “La primera es empeñarse en desarrollar continuamente y cada vez más, nuestros recursos interiores: en efecto, cuanto más ricos interiormente seamos, más creativos podremos ser.”
Esto implica trabajarse como persona: por ejemplo, fomentar las propias virtudes porque siempre tienen una proyección en los demás, estudiar, adquirir conocimientos, rezar y ser más profundos en los planteamientos, crecer en escucha, en empatía, en paciencia, en solidaridad…
Sigue Ceriotti: “La segunda, igualmente importante, es desarrollar lenguajes que den expresión a estos recursos: el impulso a la creatividad es estéril si no aprendemos los modos para lograr que florezca en lo concreto.”
Por ejemplo, si alguien descubre que le ilusiona pintar y quiere hacerlo, deberá aprender la técnica del óleo o la acuarela, y aprender a dibujar. Lo mismo ocurre con la fotografía, o con la cocina. Y también puede aplicarse a la pareja. “Toda actividad humana tiene su gramática y debo hacerme cada vez más competente en ella para que lo que hago pueda ser apreciado por los demás y darme la satisfacción que busco”, afirma la psicoterapeuta.
Ceriotti apunta cuál es la clave de la creatividad en la pareja: “En el matrimonio es muy importante que cada uno cuide concretamente el espacio de la creatividad del otro, tal y como él o ella lo desea en su libertad.”
Explica: “El matrimonio, en efecto, no debe ser una especie de jaula a la que acabamos adaptándonos forzosamente, sino un lugar de bienestar compartido en el que cada uno puede seguir creciendo y desarrollándose durante toda la vida.”
La creatividad a la que se refiere Ceriotti presenta un aspecto que ayudará al matrimonio a no llegar al aburrimiento: “Tiene su raíz en la curiosidad y en el deseo de conocer.”
Esto se expresa del siguiente modo: “Consiste en desarrollar la capacidad de conocer y comprender cada vez mejor, tanto a uno mismo como al otro. Aprender cómo funcionamos, saber lo que nos hace sentir bien y lo que nos plantea problemas, dar sentido a lo que nos sucede, nunca son cosas aburridas. Entre otras razones, porque no se trata de un conocimiento estático y definido de una vez por todas.”
Mirar la vida en pareja en el matrimonio como algo vivo que vale la pena y que merece el esfuerzo de ser creativos, lleva al éxito en la relación. Cuando la pareja no es objeto de cuidado, el afán de libertad natural en cada persona busca en otros territorios, que nunca serán los adecuados y que pueden acabar rompiendo la unión.
“Puede ocurrir que la verdadera identidad -avisa Ceriotti- se ponga de manifiesto en otros lugares (trabajo, amigos, amantes) y que lo que quede de nosotros para nuestra familia sea solo un simulacro vacío de contenido.”
¿Hay solución cuando el aburrimiento está presente en el matrimonio? La psicoterapeuta deja la puerta abierta a la esperanza: “Si al menos uno de los dos se decide seriamente a volver a empezar, sin duda que todavía es posible.”
Ceriotti recuerda una cita del famoso filósofo francés Fabrice Hadjadj: “La lucha por la fidelidad no consiste tanto en fingir cuando ya no queda nada, como en conservar la mirada lo suficientemente limpia como para ver las riquezas que siempre están presentes.”