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La supuesta revista en la que se ha publicado el texto es Molecular and Genetic Medicine, y ha sido traducido también al español.
En su versión original, un grupo de presuntos científicos afirma que “el dióxido de cloro es eficaz en el tratamiento del Covid-19” y piden “más investigaciones” al respecto.
Diversos organismos como la FDA o la OMS (a través de la Organización Panamericana de Salud) ya han insistido en numerosas ocasiones de que cuando se ingiere este compuesto, en realidad, es como si se estuviera bebiendo “lejía”, pues se trata de uno de los “ingredientes activos de ciertos desinfectantes” y “no están hechos para que los ingieran las personas”.
Además, hacen mucho hincapié en que “la ingesta o inhalación de estos productos podría ocasionar graves efectos adversos“.
Por otro lado, el texto se ha publicado en lo que se conoce como una revista depredadora, es decir, que no forma parte de la lista oficial de publicaciones científicas válidas reconocidas en todo el mundo.
Lo que hace que una revista pueda entrar en esta lista es que garanticen que pueden llevan a cabo una revisión por pares o peer-review, en inglés, que es un análisis previo hecho por científicos independientes que validan tales resultados.
En otras palabras, no existe ninguna garantía de fiabilidad sobre los supuestos resultados descritos en el documento porque no han sido revisados primero.
La falta de revisión explica también los errores de forma, como en el caso de las referencias bibliográficas.
La primera de todas es simplemente un portal que tampoco aparece en la lista de publicaciones científicas validadas por la comunidad. Se trata de una página llamada Naturalnews, en la que también se afirma que el dióxido de cloro ha mostrado un “100% de eficacia” como tratamiento para la covid-19, pero tampoco enlaza a una fuente original validada.
La segunda referencia es otro enlace al que no pone ni siquiera nombre —hay más de este tipo en el documento— que lleva a un comunicado publicado en 2004 por los Centros de Control y Prevención (CDC) de Estados Unidos en el que, precisamente, se advierte de que el dióxido de cloro es una sustancia tóxica.
En los estudios científicos confiables, las referencias son siempre otras publicaciones e investigaciones científicas, no portales digitales o documentos no validados.
Los autores del supuesto estudio tampoco certifican su trayectoria científica. El que dice ser líder del proyecto, según indica el documento, es una persona llamada Eduardo Insignares-Carrione, miembro del centro LVWG, Liechtensteiner Verein für Wissenschaft und Gesundheit, en Liechtenstein.
Se trata de un organismo cuya especialización, según su propia web, es la “medicina natural holística”, una aproximación de la medicina natural que trata “a toda la persona, no solo la dolencia o la enfermedad” y que, al ser natural (la medicina holística en general puede englobarse dentro de la convencional también) entra dentro de las llamadas medicinas alternativas, es decir, que no están probadas por el método científico.
Además, el investigador carece de más publicaciones científicas relativas al dióxido de cloro o a cualquier otro compuesto, o área de la medicina.