Marisela Josefina Marín, de 44 años, todavía no entiende de qué se trata y cómo se materializa la propuesta de un acuerdo de salvación nacional, que el dirigente opositor Juan Guaidó hizo al gobierno de Nicolás Maduro. Ella es parte del 80 por ciento de los venezolanos, y solo entiende una cosa: “Mi calidad de vida ha empeorado desde hace varios años mientras los políticos viven como si aquí no pasara nada”.
Marisela estaba este 21 de mayo en el mercado municipal de Chacao, estado Miranda. Intentaba comprar alimentos a precio del dólar que llegó a 3 millones 150 mil bolívares. “Ello hace más costosa la comida, los medicamentos y servicios públicos. La ropa nueva y productos de aseo personal, son un lujo para muy pocos venezolanos”, dijo.
“Fíjese que acabo de recibir el Bono del Día del Trabajador que entrega el gobierno y junto a mi sueldo no me alcanza para nada”, se quejó mientras pagaba medio kilo de carne molida. Solo agregaría a la bolsa un paquete de harina pan, medio kilo de queso, un kilo de cambures y una lata de sardina. “No me quedó ni para el pasaje”, acotó.
Carlos Manuel Durán, de 56 años, obrero y en trámites para recibir la pensión del seguro social, no tiene un nivel de vida distinto. Pese a ello asomó su criterio político: “No comprendo. ¿Por qué los políticos de Venezuela, no son capaces de hablar con sinceridad y ponerse de acuerdo?”, expresó en conversación con Aleteia.
Considera que no deben tener miedo de llegar a un acuerdo porque son los venezolanos quienes están sufriendo. “Los enchufados del gobierno y la oposición disfrutan y viven bien; en cambio, nosotros sobrevivimos con poca comida y hospitales deprimentes”.
El señor Durán hizo un urgente llamado: “¡Por amor de Dios, terminen esta disputa que no ha llevado a nada bueno! Pónganse de acuerdo y en favor de Venezuela”.
Según la última Encuesta Nacional de Condiciones de Vida (ENCOVI), de la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB), levantada entre noviembre de 2019 y marzo de 2020, tanto Carlos como Marisela, forman parte del 96% de los hogares venezolanos con pobreza de ingreso. Venezuela es un país con 54% de pobreza reciente; el 41% de la población se encuentra en pobreza crónica. Datos tomados antes de la pandemia.
Venezuela, el otrora pujante y rico país petrolero, ahora se asemeja a países africanos anclados en gobiernos tiránicos, con marcada violencia ciudadana y política, violación de los derechos humanos y retroceso educativo.
Es el país más pobre de Latinoamérica superando, incluso, al siempre olvidado Haití. Además, la inestabilidad política, el desajustado PIB y la pobreza extrema, ubican al país bolivariano en el segundo lugar de una lista de 12 países –que inicia con Nigeria y termina con Irán– seguida de Chad, Congo y Zimbabue. Un hecho impensable en otros tiempos.
Guaidó, a quien un sector de la oposición considera “presidente interino” de Venezuela desde enero de 2019, y quien cuenta con el reconocimiento de más de 50 países y organismos multilaterales, presentó el 11 de mayo, un Acuerdo Salvación Nacional. El 18 de mayo recibió el apoyo de la Asamblea Nacional opositora que le acompaña.
Elecciones libres. “La convocatoria de un cronograma de elecciones libres y justas con observación internacional”, es la primera petición. Estas elecciones incluirían presidenciales, parlamentarias, regionales y municipales. Pero el gobierno se adelantó y el 5 de mayo nombró al Consejo Nacional Electoral (CNE), por medio de una Asamblea Nacional que no goza del reconocimiento opositor ni de las instancias internacionales.
De hecho, el organismo convocó elecciones generales para el próximo 21 de noviembre de 2021, sin contemplar las presidenciales; es decir, unas votaciones sin poner en juego la joya de la corona contenida en la petición del gobierno interino de Guaidó.
Vacunas contra el COVID-19.- La llegada de la pandemia y la “selección política” para vacunar a la población únicamente a través del Carnet de la Patria, hacen la diferencia con anteriores y fallidas propuestas para el diálogo. “Pedir la entrada masiva de ayuda humanitaria y vacunas contra el COVID-19”, buscaría captar el apoyo popular.
Levantamiento de sanciones. La propuesta contempla “el regreso de exiliados y aplicación de justicia transicional”. Así también: “Garantías democráticas amplias para todos los actores políticos”, incluidos, como debe ser en una negociación, los jerarcas del gobierno de Maduro. Entre estos incentivos están “el levantamiento progresivo de las sanciones condicionado al cumplimiento de los objetivos fundamentales del acuerdo”.
Presos políticos. El Acuerdo exige “la liberación de todos los presos políticos”. Este aspecto, no obstante, choca con la consideración del Foro Penal Venezolano, organismo no gubernamental que los defiende de la injusta prisión. “El Foro Penal no se hace parte (...) ni apoya ninguna negociación con ese propósito concreto de utilizar a estos ciudadanos como piezas de negociación”, dijo Alfredo Romero este 21 de mayo.
Romero argumenta que han sido 8 procesos de “negociación” en los que estos venezolanos han sido utilizados tanto por una parte como por la otra. Actualmente en Venezuela hay 306 presos políticos. Todos son inocentes, y el 85% no ha sido procesado.
Aunque Nicolás Maduro cuestionó la propuesta del Acuerdo Salvación Nacional, de forma irónica; al día siguiente cambió de parecer y lanzó la que parece una respuesta más abierta al posible nuevo diálogo: “¡Estoy listo! Cuando quieran, donde quieran y como quieran, para reunirme con toda la oposición venezolana…”, publicó en Twitter.
Así las cosas, cada sector vinculado al posible diálogo busca evitar errores del pasado. Tienen la experiencia de que el oficialismo no dejará de poner las trabas para que el sufrimiento de la población se prolongue, y así, mantenerse en el poder.
Entretanto, los millones de venezolanos, montados en los zapatos de Marisela Josefina y Carlos Manuel, siguen rogando que definitivamente cesen las diferencias y los líderes de ambos grupos, definitivamente trabajen por el bienestar de todos los ciudadanos.