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Conocido por abrir caminos e ir hasta los confines de su terruño para acercar almas a Dios, San José Gabriel del Rosario Brochero esta vez cruzó el Atlántico para estar más cerca de los fieles.
Lo hizo gracias a una entrañable historia que unió solidaridad brocheriana y el compromiso de un artista en la Argentina con la Misión del Instituto del Verbo Encarnado en la diócesis de Kahama, Tanzania.
Primero fue una estampa del primer santo nacido y fallecido en la Argentina, a poco de su beatificación. Al poco tiempo, una capilla a él dedicada, con una pequeña imagen. Este 2021, enterados de que el cura cordobés que decía que “Dios es como los piojos, está en todos lados, pero prefiere a los más pobres”, ganaba devotos entre los tanzanos.
Uno de sus responsables estaría en la Argentina. Se trata del artista Julio Incardona junto con el Grupo Amigos de Brochero. Ellos motorizaron la posibilidad de que el padre Diego Cano, de San Luis, sacerdote en la misión desde 2013, pueda llevarse una imagen a una mayor escala, de 1.70 m.
La obra estuvo a cargo de Incardona, escultor de Brochero. Este artista durante los primeros meses de la pandemia puso en marcha unos cursos online para poder hacer arte con moldes. Un estudiante brocheriano de esos cursos conectó con el padre Cano, quien vio que los cursos podrían inspirar y servir en África.
Pero la relación no quedó allí. Ante un viaje este año del padre Cano a la Argentina, se puso en marcha la consecución de la imagen. El artista donaría la mano de obra, pero los materiales fueron conseguidos, una vez más, por los comprometidos devotos brocherianos.
El desafío de Incardona y su colaborador era más complejo que el de otras ocasiones. Sus obras de Brochero ya están en varios rincones de la Argentina, e incluso una fue entregada al papa Francisco.
Pero en esta ocasión, tendría que preparar la imagen para ser trasladada en partes, en dos maletas, y que pueda ser nuevamente ensamblada en continente africano. Para hacerlo, lo más fiel posible a la que realizó para acompañar la tumba del Santo en su santuario de Villa Cura Brochero, empleó plástico en vez de hierro y distintos materiales que permitan el viaje.
La entrega fue para el Domingo de Ramos, a principios de abril, en las Altas Cumbres cordobesas, los parajes originarios de Brochero. Y junto con la imagen, viajaría una reliquia de primer grado.
En vez de remotos parajes, este viaje del Cura Brochero tuvo como escalas aeropuertos. Casi un milagro, como describió el Padre Cano en el “Diario de un Misionero en Tanzania”, que las dos maletas en las que iban las partes de la imagen hayan llegado bien a su destino.
En el camino de varias escalas, ya en tierra africana, el reconocimiento en los distintos aeropuertos por ser argentino y las referencias a Messi, el encuentro con otras misioneras argentinas, y la pregunta sobre los contenidos de las maletas. El argumento de que era un sacerdote que trasladaba una imagen de un santo bastó para explicar por qué los rayos revelaban partes de un cuerpo, las de Brochero, en el equipaje.
La entronización, con una festiva solemnidad que el Cura Gaucho no habrá vivido nunca, fue el Día de la Virgen de Luján. Es que la imagen no viajó sola. Además de la reliquia, la acompañó una imagen de la patrona argentina a la que el padre Cano visitó en Luján previo a embarcarse hacia Tanzania.
El cura gaucho solía ser referido como un santo cordobés. Desde su canonización, está claro que es de la Iglesia en el mundo entero y el gentilicio local es afectuoso y descriptivo de su origen, pero no de su destino. Cabal muestra es la devoción de los tanzanos para recibir la imagen del patrono de su capilla.