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¿Cómo tratas a Jesús durante la Comunión?

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Claudio de Castro - publicado el 02/05/21
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Recibir la Eucaristía es recibir al mismo Cristo, el Hijo de Dios vivo. No es un recuerdo suyo. Su presencia es real, verdadera

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Somos católicos y lo sabemos, pero no está de más decirlo, ¿por qué es tan importante para nosotros los católicos la santa Misa y la manera cómo tratamos a Jesús en la comunión? 

Debes escuchar las palabras que pronunció Jesús y que los católicos creemos. Esto lo relata san Mateo:

“Cuando el sacerdote ofrece a Jesús en el altar todas las personas deberían doblar las rodillas y rendir al Señor, al Dios vivo y verdadero, alabanza, gloria y devoción”,  reflexionaba san Francisco de Asís.

Tengo un amigo sacerdote que me envió hace algunos años este testimonio bellísimo. Te lo comparto:

Recuerdo haber leído las palabras de una santa que conmovida aseguraba:

Recibir la comunión es recibir al mismo Cristo, el Hijo de Dios vivo. No es un recuerdo suyo. Su presencia es real, verdadera.  

Por eso debemos tener tanto cuidado al recibir la hostia santa, y comulgar con fervor, conscientes de ante quién estamos.

Suelo ir a misa por las mañanas con mi esposa Vida. A la vuelta de mi casa tenemos una iglesia bellísima.

Me siento impactado en cada misa, sabiendo lo que ocurre ante mis ojos. Me gusta repetirle a Jesús una y otra vez que le quiero.

Soy muy cuidadoso al momento de la comunión.

Apenas ayer, el sacerdote depositó la santa Hostia sobre mi mano. Al comulgar vi con claridad varios fragmentos blancos, muy pequeños, pero visibles, quedaron sobre la palma de mi mano. Estaba consciente que cada uno era Jesús VIVO. Con gran fervor, orando, tomé cada diminuto fragmento en santa comunión.

Hay una joven que me conmueve en cada Eucaristía. Siento como si Jesús me dijera: “Observa Claudio lo que va a ocurrir”.

Durante la comunión ella se arrodilla, extiende sus manos para recibir a nuestro Señor. Tiene un pequeño corporal blanco sobre la mano, donde el sacerdote deposita la hostia santa. Acerca su lengua y así recibe la hostia sin tocarla con sus manos. Se levanta con la mirada en el suelo y regresa a su banca, seguramente con el corazón en el cielo.

¡Qué belleza!

Escríbeme y cuéntame tus experiencias con Dios en la santa Misa. Te dejo mi correo electrónico.cv2decastro@hotmail.com

¡Dios te bendiga!

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