Desde que nacemos somos seres únicos e irrepetibles. ¡No hay dos huellas dactilares iguales! Cada persona -con su inteligencia, voluntad, afectividad y espiritualidad- tiene su esencia propia, lo que la hace ser quien es. Y Dios nos quiere así, a todos por igual.
Así que nuestra tarea es aprender y enseñar a los niños y adolescentes, que cada persona debe caminar su propio camino a su manera, sin necesidad de ser igual que nadie. Si desde pequeños desarrollamos una sana confianza en nosotros mismos, sin despreciar a los demás, obtendremos una personalidad madura, propia y característica.
Sin embargo, conseguir esa madurez de la personalidad es un proceso largo y laborioso en el que intervienen muchos factores.
Pero ¿Cuáles son los principales? Los podríamos resumir en tres fundamentales:
Así lo señala el psiquiatra Enrique Rojas (http://www.ieip.es/) en su último libro “Todo lo que tienes que saber sobre la vida” en el que trata de la importancia de lograr la madurez psicológica para conseguir una personalidad plena y equilibrada.
Y entre todos los capítulos y apartados que contiene el libro, os invitamos a centrarnos en uno muy interesante: “Ser independiente de la gente”. Evidentemente, no se trata de ir a la mía y pasar de la gente. No. Como dice el mismo autor significa “lograr un cierto grado de libertad frente a los demás”.
Este punto puede ser una guía para los adolescentes. Esa etapa de la vida llena de inseguridades, de vaivenes y de equivocaciones es una oportunidad para alcanzar, poco a poco, esa madurez soñada.
Así que adolescentes y padres o formadores ¡muy atentos a las recomendaciones!
Si somos capaces de desenvolvernos así, lograremos una alegría y paz interior.
En este caso, Enrique Rojas nos propone tener modelos de identidad: “gente valiosa que vemos en nuestra cercanía o en el pasado y que descubrimos su grandeza, su calidad y lo que queremos es parecernos a ellos y tratamos de copiar su comportamiento”.
En definitiva, para un adolescente seguir estos cinco apartados puede acercarle un poco más a lograr la madurez de la personalidad que tanto ansía. Actuar de esta forma les hará más libres e independientes y se desenvolverán con más naturalidad.
Sin duda, no necesitamos ser clones de otros. Así que ¡atrévete a ser tú mismo!