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El testigo que pasaremos: 5 claves de oro

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Cecilia Zinicola - publicado el 06/01/21
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Nuestra vida puede ser un regalo que hemos recibido para los que vendrán

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La vida es como una carrera de relevos en la que aceptamos el testigo de aquellos que pasaron antes que nosotros. Hacemos nuestro mejor esfuerzo y luego intentamos pasarlo a otros. Así es como vamos aprendiendo para hacer un verdadero aporte a la carrera.

En el libro Pasar el testigo: filiación y paternidad en la sociedad contemporánea, los autores alertan sobre el peligro con el que vivimos actualmente al estar inmersos en un presentismo constante que nos hace olvidar de dónde venimos y hacia dónde vamos.

PASAR EL TESTIGO

EUNSA

Esto nos predispone a ser más individualistas y menos conscientes de que somos parte de un “nosotros” que comienza con la familia.

No es sorprendente que en una cultura obsesionada con lo inmediato y con una economía del tiempo o de la atención, nos hayamos olvidado un poco de estas cosas tan importantes.

La realidad es que existe un antes y un después que se expande más allá del lapso de nuestras vidas.

De hecho, formamos parte de una cadena que antecesores y sucesores que están presentes en muchas de las decisiones que tomamos hoy. Hay un pasado que hemos vivido y un futuro que viviremos.

Considerar a las otras generaciones nos ayuda a humanizarnos y en definitiva a vivir mejor. Pensar en la vida como algo perdurable cuando se entrega a los demás nos hace conscientes de que somos parte de un proyecto más grande.

¿Qué podemos recoger hoy de los que están detrás nuestro y qué queremos pasarle a los que vendrán después?



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1. Una historia que heredamos

Hay una dimensión vertical que se construye en torno a la familia a la que pertenecemos, a una comunidad, a una lengua, a una religión, a un vecindario, a unos gustos concretos.

La suma de todo esto nos lleva a ser distintos y a reconocer que, así como nosotros, hay personas que tienen su propio “nosotros” y cada uno debe de respetarse.

Familiarizarnos con nuestro legado no solo nos ayuda a conocernos mejor, sino también a informar y mitigar el riesgo de aquello que atenta contra el bienestar de futuras generaciones.

Cada historia arroja lecciones invaluables que podemos atesorar y usar para un bien mayor en el que podamos encontrar puntos de encuentro.

2. Respetar unos valores que son perdurables

SOY LA TATA REAL

Instagram | @soylatatareal

No tenemos el control de lo que nos sucede, pero sí podemos tener el control en el cómo respondemos a lo que nos sucede. Ese control de nuestras respuestas nos hace responsables y siempre se apoya en ciertos principios.

En toda carrera hay ciertas reglas y es bueno tenerlas claras para no equivocarse. Cuando aceptamos la responsabilidad, aceptamos el testigo de nuestras vidas y somos libres de correr nuestra carrera.

Nos alimentamos de la sabiduría colectiva de nuestros padres y abuelos y nuestra experiencia vivida de crecer nos ayuda a guiar nuestro enfoque.

3. Buscar superar los desafíos actuales

Toda carrera tiene su componente de sacrificio, momentos que dejan al descubierto nuestras  flaquezas y nos empujan a tener que enfrentar miedos.

Todo corredor sabe que si quiere ganar tendrá que superarse en algún punto. Y en este sentido, la forma en que se aprende a convivir con la adversidad es una lección fundamental para poder hacer la diferencia.

Tratar los problemas ayuda a crear un sentido de confianza en las generaciones venideras. Nuestros antepasados han tenido que superar crisis también. El camino no es fácil, pero se puede mostrar que siempre hay recursos para salir adelante empezando por uno mismo.

4. Vivir el amor como el motor de nuestros actos

La vida es un regalo de amor dado por Dios a través de nuestros padres. Saber esto nos hace sentirnos agradecidos y nos motiva a cuidar, educar y ayudar. Esto sucede en el contexto de la familia.

El amor es una cualidad vinculante universal y vincular una generación a la siguiente con el regalo del amor es quizás la conexión más poderosa que existe.

FATHER BABY HAND

Rita E | Pixabay

Por eso, lo que hacemos con el testigo mientras está en nuestras manos es importante tanto en términos de los legados pasados que honramos como el que dejaremos a los que siguen corriendo.

Cuando el amor está presente, los frutos se multiplican con el pasar del tiempo.

5. Motivar a los que corren con nosotros hacia el bien

Cuando somos conscientes de que todos tenemos una contribución vital que hacer, vamos creando un espacio para que otros a nuestro alrededor también crezcan.

Aunque se tomen turnos en diferentes momentos, los corredores de relevos trabajan juntos y saben que al pasar el testigo tienen que animarse unos a otros.

Todos tenemos un testigo y queremos hacer lo mejor con él. Muchas veces unas palabras de aliento pueden terminar siendo la clave para llegar a la meta.

Cuando alguien nos recuerda que podemos lograrlo y que somos parte de algo más grande, adquirimos ese sentido de pertenencia que nos conecta y así el triunfo de uno se transforma en el de todos.


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