Quizás la pandemia de coronavirus nos esté ofreciendo una oportunidad de recuperar el verdadero sentido de esta celebraciónEs posible que esta navidad la celebres en casa con menos personas y de una manera más sencilla que otros años, con incertidumbre sobre el futuro o con preocupación por problemas amenazantes. ¿No se acerca eso más a aquella primera navidad en Belén en la que María dio a luz a Jesús en precarias condiciones?
Quizás la pandemia de coronavirus nos esté ofreciendo una oportunidad de recuperar el verdadero sentido de esta celebración, ocultado tantas veces por el consumismo.
Aquí algunas ideas para aprovechar las circunstancias y celebrar en casa una gran Navidad:
1. Céntrate en tu familia nuclear
Probablemente vas a pasar el Adviento y la Navidad con las mismas personas con las que convives habitualmente: tu pareja y tus hijos, o, en palabras más coyunturales, tu grupo burbuja.
En realidad, cuando nació Jesús sólo estaban en aquel establo de animales la madre, el padre y el hijo: María, José y el pequeño, migrantes y pobres.
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Esta reducción de personas puede ayudarte a concentrarte en lo importante y a que la preparación y la celebración de la Navidad tengan una mayor continuidad y profundidad.
Por ejemplo, el camino espiritual que sigas en Adviento para preparar tu corazón para recibir a Dios (propósitos que cada día aparecen en una ventanita del calendario, regalos de amor simbolizados en pajitas de la cuna del niño Jesús, preparativos para las celebraciones,…) puede tener una conclusión más sosegada.
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Ese final puede formar parte de las mismas fiestas, por ejemplo en un tiempo para recordar sin prisas lo que más costó de los esfuerzos del Adviento, o los descubrimientos espirituales que hicimos.
Puedes recoger las experiencias de las semanas anteriores a la Navidad y disfrutar de los regalos espirituales que se han ido preparando.
También preparar un pequeño rito en torno a la cuna de Jesús que las pajitas hacen confortable, o con la colocación de la figurita del bebé de María en el belén.
Aunque no haya sido intencionadamente, estas fiestas tendrás menos distracciones y preocupaciones ajenas a ese núcleo de personas con el que convives.
Aprovéchalo para enriquecer las celebraciones familiares que quedarán para el recuerdo y quizás establecer nuevas tradiciones, más acordes con el estilo de tu familia.
Por ejemplo, quizás es el momento de cambiar ese sofisticado canapé de salmón por las croquetas de toda la vida que sabes que son la comida preferida de tus hijos.
O de compartir un rato de oración común en torno al belén.
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2. Vincúlate con los que están lejos
Reforzar el núcleo no significa abandonar a la familia extensa, los amigos, las personas necesitadas,… Si no es posible reunirse, quizás es más necesario que nunca buscar la manera de cultivar los vínculos de otra forma.
Pensar los unos en los otros, ponerse en su lugar, dialogar, rezar por necesidades concretas de los demás, compartir intenciones de oración,.. son maneras espirituales de llevar a las personas en el corazón y de estar unidos.
Las tarjetas de felicitación que a lo mejor habías dejado de enviar pueden ser un recurso para que tu ser querido tenga entre sus manos algo tuyo, y vuelva a ver tu letra y tu manera de escribir…
Las nuevas tecnologías sin duda son una excelente herramienta para acercarse a los que están lejos y permiten muchísimas posibilidades: rezar juntos, conversar e incluso compartir una comida en una videollamada; ver juntos un video especial; jugar on line,…
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3.El belén en el corazón
La ambientación navideña ayuda: colocar el belén, los villancicos, comidas y tradiciones especiales,… Sin embargo, a veces nada de eso es posible.
Una persona en el hospital, alguien que pasa la Navidad en soledad en un lugar extraño, o en familia pero sin poder compartir la fe cristiana siempre tendrá la oportunidad de montar espiritualmente el belén en su interior.
Acoger a san José, a la Virgen María y al Niño Jesús en un lugar pobre es, al fin y al cabo, el significado más profundo de la Navidad.
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