Cientos de muertos al día. El coronavirus nos pone un espejo sobre el final de la vida. ¿Toca abordar el tema de la muerte con los más pequeños?“Es importante preparar la muerte porque para un cristiano es preparar la vida “. Son palabras de Germán Menéndez , químico y profesor de Ciencias desde hace 19 años. Germán pasó el coronavirus el pasado mes de marzo y tuvo que estar ingresado en el hospital 15 días. Durante este tiempo en la UCI, solo y aislado, fortaleció sus vínculos con los que no estaban en ese momento junto a él y aumentó su fe. En Aleteia hemos tenido ocasión de hablar con él.
¿Debemos estar preparados para la muerte? Fue un tiempo de miedo y angustia en el que se preguntaba por el sufrimiento y la muerte: “¿Qué sentido tiene? ¿Quién soy yo? ¿Estoy hecho para eternidad?“
Preguntas que le llevaron a una respuesta:
Si es solo un momento no vale la pena. Hay que preparar la muerte porque es preparar la vida. La muerte solo es un paso en la vida de un cristiano que no quita el miedo a ese momento pero sí le da un sentido”.
¿Cómo hablar de la muerte con los niños?
Germán cree que no debe evitarse hablar de la muerte con los más pequeños. Aconseja hacerlo con palabras como las que usan ellos y con respuestas adaptadas a su edad:
- Lo primero es dar un sentido a la muerte. La vida no se termina, se transforma.
- Hay que hablarles desde la fe. Explicarles el anuncio cristiano. Este anhelo de plenitud existe y es real.
- Hacerles entender que la muerte es un estadio intermedio y que la persona seguirá ahí porque los que creemos en la Resurrección no morimos.
- Evitar adornarlo con “velitas” y mensajes formales. Eso está vacío. Hay que responder de forma natural y con el corazón.
¿Cuál es el peligro de no hablar de la muerte?
Un hijo educado sin el dolor ni la responsabilidad es un hijo vacío” .
Estas palabras de Germán nos llevan más allá… Si ocultamos a los hijos el dolor y la realidad de la vida tendremos una sociedad vacía. Una sociedad metida en un burbuja irreal que no les ayudará a enfrentarse a los problemas, a la tristeza y al sufrimiento, que no está preparada para la vida real y hace blandos a los jóvenes.
¿Cuál es el papel de los padres en esta situación?
Hay que buscar el término medio. No dejarse llevar por la obsesión y convertirse en un hipocondriaco pero tampoco negarlo, fingir que nada nos va a pasar.
Debemos hacerles comprender que la muerte forma parte de la vida y que por tanto no cabe la improvisación, cada día que pasa la muerte da un paso y hay que llegar preparado pero sin angustias.
Hay que darles respuestas porque el Señor se sirve del sufrimiento para educarnos. Como resume Germán:
Educar en el sufrimiento y la muerte es educar en el vivir”.
¿Cómo ser optimistas en este momento y no caer en la desesperación?
Pueden servir estas cuatro reglas:
- Debemos de huir de la sobreinformación, de la intoxicación de la información en los medios de comunicación.
- Cuidar nuestra vida espiritual y de oración. No debemos dejaros sobrepasar por la situación porque, como dice la Palabra de Dios en Mateo: “Bástele a cada día su propio afán”.
- Cuidar las relaciones de familia y amigos. Pasar más tiempo con nuestros seres queridos y emplear tiempo de calidad con ellos ahora que debemos estar más tiempo en casa. Estar atentos a los otros.
- Llevar todas nuestras preocupaciones a la oración. El Señor nos recuerda que las cosas no dependen de nosotros . San Mateo también nos recuerda:
No temáis, más valéis vosotros que muchos pajarillos”.
Te puede interesar:
¿Esconder la muerte a los niños? Grave error, según la psicología