Dos huracanes, el coronavirus, la debilidad económica… la catástrofe en Nicaragua y Honduras es inevitableLa situación que guardan Honduras y Nicaragua, tras la llegada del huracán Iota la noche de ayer lunes y la madrugada de este martes, es inédita. Iota está provocando graves daños en Centroamérica.
Dos huracanes de categoría 4 o 5 en la escala Saffir-Simpson en menos de dos semanas. Una tragedia en estos países ya golpeados por el coronavirus, la debilidad económica, la crisis política y el huracán Eta.
El suelo reblandecido por Eta, las aguas crecidas de los ríos, los deslaves de cerros y las inundaciones se acrecentaron con los vientos de hasta 260 kilómetros por hora. Todo ello ha provocado la destrucción en viviendas y espacios públicos.
A su entrada a territorio nicaragüense y hondureño llegó a propiciar marejadas de hasta seis metros por encima de las mareas normales.
No da tiempo a reconstruir
Las evacuaciones se llevaron a cabo desde áreas bajas en Nicaragua y Honduras cerca de su frontera compartida durante el fin de semana. El comentario general de los habitantes de esta zona, muchos de ellos pertenecientes al grupo étnico de los miskitos, en la zona de Bilwi, es claro:
“No habíamos terminado de reparar nuestras casas y de instalarnos cuando llega otro huracán”.
En Honduras, las evacuaciones obligatorias comenzaron antes del fin de semana. El domingo por la noche se informó que 63.500 personas se encontraban en 379 refugios solo en la región norte. Todo el país estaba en alerta máxima.
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América Latina y su cercanía con las víctimas del huracán Eta
Funcionarios nicaragüenses dijeron que a última hora de la tarde del domingo alrededor de 1.500 personas, casi la mitad de ellas niños, fueron evacuadas de las zonas bajas del noreste del país. Esto incluye a todos los habitantes de Cayo Misquitos. Las autoridades dijeron que 83.000 personas en esa región estaban en peligro.
Potencial de catástrofe
Iota es la trigésima tormenta con nombre en la temporada de huracanes del Océano Atlántico, con lo que se bate un récord histórico.
Es la novena tormenta que se intensifica en apenas unos días, fenómeno peligrosísimo que sucede cada vez con mayor frecuencia (lo mismo pasó con Eta), producto evidente del cambio climático.
Los meteorólogos han tenido que recurrir al alfabeto griego para nombrar los huracanes porque el alfabeto latino se les acabó hace tiempo.
Iota – que ya causó estragos en el norte de Colombia – podría dejar caer de 8 a 16 pulgadas (200-400 milímetros) de lluvia en el norte de Nicaragua, Honduras, Guatemala y el sur de Belice, con hasta 30 pulgadas (750 milímetros) en puntos aislados.
Costa Rica y Panamá también podrían experimentar fuertes lluvias y posibles inundaciones, dijo el Centro de Huracanes de Miami en su último reporte de ayer lunes. Iota provoca daños, por tanto, en toda Centroamérica
Dos huracanes en menos de dos semanas
Esta es la primera vez que se registra que el Atlántico tenga dos grandes huracanes, con vientos superiores a 110 mph (177 kph), en noviembre, con Iota y Eta, según el investigador de huracanes de la Universidad Estatal de Colorado, Phil Klotzbach, citado por la Agencia AP.
El final oficial de la temporada de huracanes es el 30 de noviembre, aunque como han sucedido las cosas este año, ya nada es seguro.
A partir de la mañana de este martes existe el riesgo de graves inundaciones en toda América Central, sobre todo en Honduras y Nicaragua con “impactos potencialmente catastróficos”. El Centro Nacional de Huracanes de Estados Unidos estima que estas condiciones permanecerán hasta el próximo jueves.
Que Dios proteja a nuestros hermanos centroamericanos.