Una reflexión desde Chile tras la realización del Congreso de Educación Católica sobre Inteligencia Artificial “Estamos en tiempo de cambio de época, como le gusta decir al Papa Francisco para subrayar la peculiaridad de este comienzo de milenio. Por primera vez el hombre tiene en sus manos el poder de destruir la creación por si mismo”.
Esto lo afirmó monseñor Vincenzo Paglia, presidente de la Pontificia Academia para la Vida, en el Congreso de Educación Católica sobre Inteligencia Artificial. Sus declaraciones, en un congreso que se realizó telemáticamente en Chile, son en referencia a la actual crisis nuclear y medioambiental.
El prelado agregó que “algunos estudiosos han señalado el peligro de la supremacía de la tecnología”. Hizo énfasis en el efecto amplificador del alcance mundial de estos avances. ”Hasta el punto de hacer borrosos los límites hasta ahora bien distinguibles entre la materia orgánica e inorgánica, lo real y virtual”, prosiguió. Se preguntó también hacia qué punto nos dirigimos.
Lo anterior se suma al video presentado por el Papa para el mes de noviembre. Es ahí donde Francisco pide rezar por una Inteligencia Artificial “más humana”.
Hoy el 37% de las organizaciones en el mundo ha implementado la Inteligencia Artificial. De alguna manera esto supone un aumento del 270% en los últimos cuatro años.
La persona en el centro
Para Christain Schmitz, rector de la Universidad Católica de la Santísima Concepción, la importancia radica en que la persona humana sea puesta en el centro de las decisiones que determinen los avances de la ciencia.
“Las universidades participan cumpliendo un rol fundamental, más aún las católicas, en hacer presentes los temas éticos y valóricos que están de por medio”, indicó
“La llamada Inteligencia Artificial está centrada en calcular, en algoritmos que elaboran resultados a partir de datos, ¿Cuál es la cadena ausente en las máquinas que jamás va a poder ser reemplazada? Es la conciencia. Aquella capacidad de entrar en si mismo, esa subjetividad que nos hace ser originales”, afirmó monseñor Fernando Chomalí, durante este encuentro telemático.
Quien también participó del congreso fue el nuncio apostólico en Chile, monseñor Alberto Ortega Martín. El obispo señaló que “en este tiempo donde el país enfrenta diversas crisis, la educación se revela como un factor fundamental, gracias al cual estamos ayudando a poner los cimientos para la construcción del futuro”.
Desafíos éticos
Ortega Martín también agregó que la Inteligencia Artificial plantea desafíos importantes que se deben afrontar desde una verdadera visión del hombre, en especial en la dimensión ética “ya que no todo lo que se puede lograr técnicamente es lícito desde desde ese ámbito”.
Durante los paneles de conversación (ver congreso completo en Iglesia de Chile) se compartieron perspectivas respecto de dar a la neurociencia un espacio concreto en las escuelas, entregando formación a los docentes para entender el funcionamiento del cerebro.
También comprender que apoderados y estudiantes se enfrentan a un mundo donde no solo el conocimiento es importante. También aquello que es propio de los humanos respecto de las máquinas: los valores y el trabajo colaborativo.
Esto en base a proyectos con la guía docente que potencie sus capacidades creativas, de competencias y habilidades como el respeto, que permita formar mejores personas, lo que influiría decididamente sobre el aprendizaje.
Durante su alocución Monseñor Paglia puntualizó: “La Inteligencia Artificial es la nueva frontera de la humanidad y su prioridad debe ser el apoyo a los derechos humanos fundamentales, el fortalecimiento de las relaciones sociales y la promoción de la solidaridad entre los pueblos. El mundo debe garantizar esta nueva forma de utilizar las tecnologías para el bien de nuestras sociedades y el desarrollo sostenible. En un sistema en el que una máquina podría tomar una decisión, debemos asegurarnos de que la decisión de ese sistema se tome de una forma que garantice la confianza de las personas”.
https://youtu.be/dF_KHg4umUo
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