Cómo vivir en casa la Conmemoración de los Fieles Difuntos este 2 de noviembre cuando la pandemia impide a muchos acudir al cementerio
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Una amiga me explicó esta semana el dolor que le produce pensar que el 2 de noviembre no podrá llevar flores a la tumba de su madre. Las restricciones impuestas por las autoridades a causa de la pandemia harán que muchos no podamos viajar ni acceder a los cementerios donde reposan los restos de nuestros seres más queridos.
Ausencias que se notarán especialmente estos días
Esa herida es más profunda en aquellos que han experimentado la muerte de un familiar o una persona amada a causa de la COVID-19.
Es una etapa extraña de nuestra historia reciente, que nos ha impedido despedirnos de ellos. No ha habido ocasión de acompañar en los últimos momentos o de celebrar un funeral. Lo que antes era una tradición que dábamos por supuesta, se ha convertido en un imposible que cada uno personalmente o en familia ha tenido que aprender a gestionar.
Los católicos también estamos aprendiendo a vivir nuestra fe de un modo distinto y renovado.
El 2 de noviembre es la Conmemoración de los Fieles Difuntos y en la mayor parte de los países de raíces cristianas se dedica la jornada y los días previos a rememorar a los fallecidos y a rezar por ellos. ¿Qué hacemos si no podemos ir al cementerio a colocar unas flores ante su tumba, como se lamentaba mi amiga, y rezar un momento ante la lápida?
A continuación, puedes ver una galería fotográfica con ideas:
También puedes leer el texto en la página siguiente.
Acude a misa.
Para un católico, la misa es la mejor oración que podemos ofrecer por nuestros difuntos. Si el confinamiento no lo impide, puedes ofrecerla por su alma rezando interiormente y también puedes pedir al sacerdote que celebre la misa por su alma: dirá su nombre en la oración de los fieles y en el memento de difuntos. Así el resto de asistentes puede unirse a tu oración. El valor de una sola misa es infinito. Puede aplicarse para que las almas que están en el purgatorio queden purificadas y vayan al cielo.
Convoca una reunión familiar por zoom.
De mucho nos puede servir lo que hemos aprendido en los últimos meses. Sabemos cómo emplear las nuevas tecnologías, así que podemos convocar a la familia a que nos reunamos el día anterior o el mismo día 2 para que estemos juntos, como suelen hacer las familias en los cementerios. Físicamente no podremos abrazarnos y besarnos, pero sí podemos hablar y rezar juntos.
Haced que sea un momento de unión familiar, de piedad y de esperanza. Rezad por los familiares difuntos y renovad la unidad entre vosotros con detalles de cariño. Es un buen momento para rezar las oraciones que acostumbréis: el padrenuestro, el avemaría, el rosario, un responso…
Y piensa en lo que te diría ese difunto -tu madre, tal vez tu esposo- al que lloras por no llevarle flores a la tumba: te estará mirando y diciendo ‘no llores, cuida de los vivos’.
Intenta que alguna persona de la familia o amiga sí vaya al cementerio.
En algunos lugares se restringirá la entrada para evitar encuentros masivos. Podéis pedir a un familiar que vaya en representación de todos los que no podréis ir al cementerio, y que os mande una fotografía desde allí. De esta forma se hace más vivo el recuerdo.
En casa, crea un altar.
Ya que no puedes ir físicamente al cementerio, tal vez, puedes colocar una cruz y una fotografía de tus familiares en un lugar concreto de la casa, y adornar con un ramo de flores (rosas, lirios, crisantemos, liliums…) o una maceta con planta (una orquídea o un anthurium, por ejemplo).
Añade una imagen de la Virgen y algún objeto de recuerdo de aquella persona y un libro sagrado: el Evangelio o la Biblia. Puedes poner velas encendidas, que significan la oración que se eleva al cielo. Dejad mensajes escritos en un papel, poemas, salmos…
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Oración por los fallecidos
Un álbum de fotos a la vista.
En el comedor o el salón de casa, o en tu habitación, deja un álbum de fotos de la familia. Así podréis recordar a los difuntos en momentos especiales que podéis compartir con los más pequeños.
El altar de muertos en México.
Es una preciosa costumbre mexicana montar un altar de muertos, en el que se une la tradición indígena con la fe católica. Nunca faltará la imagen del difunto, la cruz, una imagen de las ánimas del purgatorio, el copal, incienso, el arco, el papel picado en colores alegres, velas, agua, pan, flores, calaveras, comida, bebidas alcohólicas… Todo distribuido en diferentes niveles y por orden, que recuerda al paso a la otra vida.
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