Debido a su amor a este lugar se decidió hacer un Santuario en su nombreEn los Montes Apeninos en Italia, a 1100 metros de altura, se encuentra un pequeño pueblo llamado la Jenca. Antiguamente el pueblo era habitado por pastores de los Abruzos que solían ir a misa a la pequeña iglesia medieval en la cima de la colina, dedicada al apóstol san Pedro, “San Pietro della Jenca”.
Esta iglesia desde el año 2011 fue convertida en santuario, dedicada a san Juan Pablo II. ¿A qué se debe que se decidió dedicar un santuario en este lugar al papa Wojtyla? Muy simple, él amaba este lugar en medio al verde.
La visitó al menos tres veces en forma oficial o privada, amante de la montaña, solía pasear por los prados que rodean la iglesia para luego postrarse en oración en lo que hoy es el santuario dedicado a él. .
Su secretario personal y amigo el Cardenal Stanislaw Dziwisz, además de testigos presenciales, confirmaron oficialmente las visitas privadas del Santo Pontífice en el lugar.
En el interior de la Iglesia se conserva la reliquia “ex sanguina” del Santo donada al Santuario como signo de la “presencia” espiritual del Papa.
Actualmente es meta de muchos peregrinos que como “Lolek” disfrutan del silencio de la oración con la vista panorámica del Gran Sasso que se encuentra de frente al santuario. Durante la temporada de invierno, la carretera suele estar cerrada al tránsito debido a las nevadas y solo se puede llegar a pie.
“Aquí el silencio de la montaña y la blancura de la nieve nos hablan de Dios, y nos señalan el camino de la contemplación, no solo como camino principal para experimentar el Misterio, sino también como condición para humanizar nuestra vida y nuestras relaciones mutuas”. Ángelus en Campo Imperatore (Gran Sasso) 20 de junio de 1993.