“Las religiones no quieren la guerra”. El Pontífice participó en el encuentro internacional de oración por la paz en Roma“La paz es la prioridad de cualquier política…Jesús supera los siglos: ¡basta de espadas, de armas, de violencia, de guerra!”, dijo el papa Francisco en la Plaza del Campidoglio en Roma durante el Encuentro Internacional de oración por la paz: “Nadie se salva solo – Paz y Fraternidad”, organizado por la Comunidad de San Egidio.
“¿Cómo prevenir conflictos? ¿Cómo pacificar a los señores de la guerra o a los que confían en la fuerza de las armas? Ningún pueblo, ningún grupo social puede por sí solo lograr la paz, el bien, la seguridad y la felicidad”, afirmó el Papa en el espíritu del encuentro de Asís, convocado por san Juan Pablo II en 1986.
La Comunidad de San Egidio celebra anualmente, de ciudad en ciudad, este evento de oración y diálogo por la paz entre creyentes de diversas religiones.
En este contexto, el Papa indicó que la lección de esta pandemia es que la comunidad mundial navega en una misma barca, donde el mal de uno perjudica a todos.
El pontífice retomando el lema del encuentro, aseguró: “Recordemos que nadie se salva solo, que únicamente es posible salvarse juntos”.
“La fraternidad, que nace de la conciencia de ser una sola humanidad, debe penetrar en la vida de los pueblos, en las comunidades, entre los gobernantes, en los foros internacionales”.
De esta manera, sostuvo, “aumentará la conciencia de que sólo podemos salvarnos juntos encontrándonos, tratándonos, evitando las peleas, reconciliándonos, moderando el lenguaje de la política y de la propaganda, desarrollando caminos concretos para la paz”.
En su discurso ante ilustres líderes religiosos, Autoridades civiles (el presidente Sergio Mattarella) y “numerosos amigos de la paz”, el Papa reafirmó con fuerza que “las religiones no quieren la guerra”.
Al contrario, el Papa pidió a los líderes religiosos “desenmascaran a quienes sacralizan la violencia”. De hecho, añadió, “con la ayuda de Dios, es posible construir un mundo de paz y así salvarse juntos”.
“Necesitamos la paz! ¡Más paz!”, afirmó. “En muchos países se sufre por las guerras, con frecuencia olvidadas, pero que son siempre causa de sufrimiento y de pobreza”.
“El mundo, la política, la opinión pública corren el riesgo de acostumbrarse al mal de la guerra, como compañero natural en la historia de los pueblos”.
Francisco exhortó a prestar “atención a los prófugos, a los que sufrieron la radiación atómica o los ataques químicos, a las mujeres que perdieron sus hijos, a los niños mutilados o privados de su infancia» (FT, 261).
En la actualidad, los dolores de la guerra también se ven agravados por la pandemia del coronavirus y la imposibilidad, en muchos países, de acceder a los tratamientos necesarios”.
El Papa pronunció su discurso, después de las palabras del Prof. Andrea Riccardi, fundador de la Comunidad de Sant’Egidio, del Presidente de la República Italiana, el Honorable Sergio Mattarella, y de los líderes religiosos presentes.
En el evento se cumplió un minuto de silencio en memoria de las víctimas de la pandemia y de todas las guerras.
Asimismo, se hizo un llamamiento por la Paz Roma 2020. Luego algunos niños recibieron el texto del llamamiento de los líderes religiosos y lo entregaron a los embajadores y representantes de la política nacional e internacional presentes.
Al final de la reunión, se encendió el candelabro de la paz. Francisco realizó el gesto junto a otros los líderes religiosos bajo el signo de la paz.
Los líderes religiosos y el Papa también firmaron el texto del Llamamiento por la Paz.
