‘Pinocho’ de Walt Disney: una fábula atemporal

Se cumplen 80 años de su estreno en Norteamérica

Coincidiendo con la aparición del Pinocho de Matteo Garrone en las salas españolas se cumplen 80 años del estreno del filme que, inspirándose en la obra de Carlo Collodi, produjo Walt Disney en 1940. Es una película inolvidable que se va transmitiendo y contagiando de generación en generación: la disfrutaron nuestros abuelos y nuestros padres, luego nos enganchó a nosotros y ahora encandila a nuestros hijos, y jamás pierde su magia ni su encanto.

A los visitantes de Aleteia les interesará saber, además, que está incluida en la Lista de las 50 Mejores Películas Católicas de la Historia.

Veamos algunos detalles de este clásico:

Los personajes

Pepito Grillo, al contrario que en la novela, es el primer personaje en aparecer y el que se gana a la audiencia durante todo el metraje. Sus facciones de animal humanizado con rostro simpático y bondadoso, su manejo del paraguas y su abanico de emociones y sentimientos lo convirtieron en una de las mejores creaciones de la factoría de Walt Disney. Encarna a la Conciencia, que aconseja lo que debemos hacer (en este caso, lo que debería hacer Pinocho), marcando el camino correcto y tratando de apartar al muñeco de madera de los incentivos del mal.

Pinocho es, probablemente, el segundo acierto. En vez de la frialdad propia de un títere fabricado con madera de pino, su figura es colorista, menos rígida de lo esperado, y se guía por una conducta típica de la ingenuidad de un niño. Pinocho no escoge, en el filme, los caminos equivocados porque desee hacer el mal, sino porque le cuesta distinguir entre lo correcto y lo incorrecto y también porque le engañan con facilidad: se suma a La Isla de los Juegos creyendo que es una cura para su salud.

El detalle de su nariz creciendo con cada mentira continúa siendo una de las escenas que entusiasman a los pequeños. Su “personalidad” dista mucho de la del muñeco del libro, que es más pérfido y malcriado. 

No son menos importantes los personajes secundarios: al público infantil suele atraparle de inmediato el pez Cleo y el gato Figaro; el carpintero, Geppetto, tal vez les recuerde a su abuelo, con sus maneras de hombre cariñoso, afable y protector.

En el lado opuesto, el de los villanos, crearon figuras inolvidables por su descaro y su maldad: los pillos Gedeón y El Honrado Juan, el retorcido Cochero, el despiadado titiritero Stromboli y el gamberro Polilla. Todos ellos encarnan a las Tentaciones: la vagancia y la pereza, la codicia y el vicio, el juego y las adicciones.

La trama

La película nos muestra el viaje de tentaciones, pecado y redención de un muñeco viviente que va a elegir las alternativas equivocadas, faltando al colegio y dejándose convencer por individuos infames hasta llegar a La Isla de los Juegos, un sitio siniestro y plagado de atracciones donde los niños perezosos, tras darse al tabaco, a la bebida, al juego y al vandalismo acaban transformados, literalmente, en burros que El Cochero utilizará para tareas de carga y arrastre, pero también para propinarles una lección sobre su conducta.

Cuando Pinocho, liberado por Pepito Grillo, regrese a casa, descubrirá que Geppetto ha salido a buscarle, y que la Ballena Monstruo se lo ha tragado junto a sus mascotas. Que el títere y su conciencia los salven del vientre del cetáceo les garantizará dos premios del Hada Azul: a Pinocho, la transformación en humano; a Grillo, una medalla de oro por sus esfuerzos.

El mensaje

Aunque habrá quien tache a la película de moralista (y no olvidemos que el libro es mucho más cruel, más próximo al terror que el filme), contiene enseñanzas primordiales sobre el Bien y el Mal, la Verdad y la Mentira, el Pecado y la Redención, las Tentaciones y la Conciencia. Se trata de una fábula intemporal, rica en detalles encantadores y siniestros, un filme que es considerado una de las mejores cintas de animación de todos los tiempos. Es la versión que muchos de nosotros seguimos prefiriendo.