El apremiante llamamiento del Pontífice durante la audiencia general del miércoles: “La pandemia es una crisis y de una crisis no se sale igual o salimos mejores o salimos peores”
El papa Francisco se ha puesto sobre el “hombro” el mundo durante la pandemia que “ha dejado al descubierto la difícil situación de los pobres y la gran desigualdad” y reflexiona sobre las consecuencias de seguir por el mismo camino nefasto que la ha creado, además advierte sobre el “nacionalismo” detrás de la carrera a la búsqueda solitaria de la cura por parte de algunos países.
“Hay que buscar una vacuna para el virus, que esté al alcance de todos. Pero también es necesario curar otro gran virus: el de la injusticia social, la marginación y la falta de oportunidades para los más débiles.
Esta doble respuesta implica una elección evangélica, que es la opción preferencial por lospobres“, dijo el papa Francisco durante la audiencia general del miércoles 19 de agosto de 2020.
Desde la Biblioteca del Palacio Apostólico del Vaticano, desde donde realiza la catequesis del miércoles para evitar el contagio de los fieles, exhortó:
“Que el amor de Dios, anclado en la esperanza y fundado en la fe, nos impulse a poner las periferias en el centro y a los últimos en primer lugar“.
Opción preferencial por los pobres
El Pontífice ha continuando el nuevo ciclo de catequesis sobre el tema: “La curación del mundo”, en esta ocasión centrado en “La opción preferencial por los pobres y la virtud de la caridad” (Lectura: 2 Cor 8:1-2.9).
Asimismo, insistió que esta no es una opción política, ideológica, partidista. Por el contrario, sostuvo que la opción preferencial por los pobres está al centro del Evangelio y fue practicada, primero por Jesús y citó, en este sentido, a su predecesor san Juan Pablo II.
La vacuna debe ser para todos
¡Qué triste sería si en la vacuna contra la Covid-19 se diera prioridad a los más ricos! Sería triste si esta vacuna se convirtiera en propiedad de ‘ese’ o ‘aquel’ país y no fuera universal y para todos”, dijo el Sucesor de Pedro.
“La opción preferencial por los pobres, esta necesidad ético-social que proviene del amor de Dios (cf. LS, 158), nos da el impulso para pensar y diseñar una economía en la que las personas, y especialmente los más pobres, estén en el centro.
Y también nos anima a diseñar el tratamiento de los virus dando prioridad a los que más lo necesitan.
Los criterios para salir de la crisis económica
Además, el Papa ha dado cuatro criterios para salvar la economía en esta época de crisis por la pandemia, pues consideró un “escándalo” que con dinero público se salven industrias que no contribuyan a:
- la “inclusión de los excluidos
- la promoción de los últimos
- al bien común
- al cuidado de la creación.
“Si el virus se intensificara de nuevo en un mundo injusto para los pobres y los más vulnerables, debemos cambiar este mundo.
Con el ejemplo de Jesús, el doctor del amor divino integral, es decir, de la curación física, social y espiritual (cf. Jn 5:6-9), debemos actuar ahora, para curar las epidemias causadas por los pequeños virus invisibles”, sostuvo Francisco.
“La pandemia es una crisis y de una crisis no se sale igual o salimos mejores o salimos peores”.
Entretanto, se refirió a la reactivación económica, pero el Obispo de Roma con voz solemne reiteró que no se debe olvidar el protocolo de Jesús con el “cuál seremos juzgados” tras el juicio universal y que se encuentra en el evangelio según Mateo (número 25).
Salir del asistencialismo
Igualmente sugirió construir un mundo diferente. “Por ejemplo, podemos hacer crecer una economía de desarrollo integral de los pobres y no de asistencialismo”.
El Papa no condena el asistencialismo. Él mismo aclaró que considera importante el voluntariado y las obras de asistencia que realiza la iglesia en el mundo. “Pero se necesita ir más allá, resolver los problemas que nos obligan a nosotros a hacer asistencialismo”.
Una economía que no recurre a remedios que en realidad envenenan la sociedad, como los rendimientos que se alejan de la creación de empleos dignos o decentes (véase EG, 204).
“Este tipo de beneficio está disociado de la economía real, la que debería beneficiar a la gente común (cf. Enc. Laudato si’ [LS], 109), y también es a veces indiferente al daño infligido a la casa común”.
La Audiencia General concluyó con el rezo del Pater Noster y la Bendición Apostólica.