Argentina y México, la promesa de una producción de entre 150 y 250 millones de dosis contra el coronavirus para el primer semestre de 2021 en medio de una carrera internacional no exenta de altísimos intereses económicosDe entre los protocolos para la creación de vacunas contra el coronavirus, el que lideran la Universidad de Oxford con el Laboratorio AstraZeneca es uno de los más avanzados en fases de investigación.
Por encontrarse en la fase 3 y con resultados clínicos preliminares auspiciosos, la noticia de su fabricación en suelo americano ilusiona para que, en caso de comprobarse su eficacia, pueda distribuirse rápidamente por Latinoamérica y el Caribe.
Según fue anunciado por los gobiernos de la Argentina y México, su producción para la región tendrá lugar en estos países, y se podría llegar a tener si los plazos se cumplen y se confirma su efecto inmunológico, entre 150 y 250 millones de dosis para el primer semestre de 2021.
El costo por dosis sería relativamente bajo para este tipo de desarrollos, de entre 3 y 4 dólares, gracias al apoyo de la fundación Slim. Mientras que un laboratorio argentino producirá el reactivo de la vacuna, ésta se terminará de envasar y confeccionar en México.
El laboratorio AstraZeneca y la biotecnológica mAbxience del Grupo INSUD nos informaron hoy que la Argentina estará a cargo, junto con México, de la producción y distribución en toda Latinoamérica de la potencial vacuna contra el Covid-19 que desarrolla la Universidad de Oxford. pic.twitter.com/Bz0l08pDgw
— Alberto Fernández (@alferdez) August 13, 2020
Más de 150 grupos de investigación a nivel mundial trabajan en la búsqueda de una vacuna, y aproximadamente 20 de ellos ya están haciendo ensayos clínicos en humanos.
Pero solo un puñado, por publicaciones en revistas científicas y resultados preliminares, estarían en un estadío avanzado de comprobación de eficacia. Entre ellos este desarrollo basado en un adenovirus de chimpancé, un virus modificado genéticamente. De manera simplificada podría decirse que se utiliza un derivado de un virus para generar inmunidad contra otro virus, en este caso, el Coronavirus.
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En la fase II de investigación de esta vacuna, los resultados sobre una base de 1000 pacientes dan cuenta de buenos resultados inmunológicos y también de escasos eventos adversos. Pero en la fase 3 se experimenta en distintos grupos de miles de personas para evaluar el funcionamiento en escala de la inoculación. Estos resultados estarían en el mes de octubre.
Habría al menos seis proyectos de vacuna en Fase 3. Además del de AstraZeneca y Oxford, los de Moderna, Pfizer-BioNTech, Cansino, SinoPharma, y Sinovac, estos últimos tres laboratorios de China.
El gobierno ruso anunció de manera inesperada que estaba registrando una vacuna, la Sputnik V. Pero la Organización Mundial de la Salud, y varios referentes científicos de distintos países pusieron paños fríos aclarando que la comunidad internacional no conocía los estadíos de investigación de este desarrollo.
La prisa por una vacuna que detenga la proliferación del virus y permita un contexto de desenvolvimiento propicio para la recuperación económica hace que los laboratorios más avanzados estén trabajando tanto en la aprobación como en la fabricación, de manera simultánea. Si se confirma la seguridad y la eficacia a gran escala, gran parte de ellos van a estar en condiciones de distribuir sus productos en el corto plazo.
Más allá de las donaciones y las insistencias de personalidades como Bill Gates en garantizar una accesibilidad a las vacunas en todo el mundo, las vacunas tienen un costo. Por poner un ejemplo, por cada nueva droga un laboratorio puede llegar a invertir, en promedio, más de mil millones de dólares.
Las legislaciones y normas de propiedad intelectual en general dan en torno a diez años exclusividad sobre la fórmula, período en el que los laboratorios buscan recuperar la inversión, y en general, explican los elevados costos de algunos tratamientos nuevos.
Los intereses económicos relacionados a las vacunas en carrera son altísimos, lo que explica el interés por los laboratorios de generar noticias permanentemente sobre ellas, noticias que contrastan con la habitual prudencia científica.
Además de los recursos propios, están patrocinando las investigaciones gobiernos, que aseguran así posibles dosis, donantes particulares y fundaciones. La mayor exposición de su trabajo, facilita la búsqueda de financiamiento.
Cada gobierno evaluará la o las mejores vacunas para cada país, y será en última instancia el que apruebe a cuál podrá acceder su población. Si la de AstraZeneca y la Universidad de Oxford se encuentra entre las que finalmente sirvan para detener el virus, gracias al trabajo en conjunto de actores privados y públicos, la región podrá acceder rápidamente a ella.
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