Esta película sorprendentemente anticipó algunas consecuencias actuales de la temida pandemia
Perfect Sense data de 2011, pero nunca se estrenó en salas españolas, pese a la valía de su director: hasta entonces había rodado títulos aclamados como Young Adam, Asylum y Hallam Foe, aunque el verdadero reconocimiento le llegaría después, gracias a Convicto y Comanchería.
Ahora el filme se ha revalorizado y resurge con fuerza en las plataformas televisivas porque su historia transcurre durante una pandemia.
Probablemente quienes la vimos antaño la consideramos una historia imposible, de ciencia ficción: bella, pero imposible. Revisada ahora, parece como si se hubiera anticipado a algunos de los efectos del coronavirus.
La película de David Mackenzie cuenta el desarrollo de una historia de amor entre Susan (Eva Green), una epidemióloga, y Michael (Ewan McGregor), un chef, durante los inicios y las consecuencias de algún virus extraño que arrasa el planeta.
Los primeros síntomas de ese contagio dejan secuelas similares a las del covid-19, dado que los enfermos pierden primero el olfato y, después, el gusto. El olfato aboca al desastre algunos negocios, como el restaurante en el que trabaja Michael porque la gente, sin poder oler los alimentos, ya no los consume del mismo modo.
Susan, que ejerce de narradora, pronuncia una frase reveladora al respecto: Sin el olfato, desaparecen imágenes del pasado. Si uno no puede oler, no le resulta fácil retroceder a ciertos recuerdos de la infancia asociados a perfumes y hedores, como bien sabía Marcel Proust.
Poco a poco, quienes enferman sufren una secuencia emocional que sólo dura unos minutos (a veces es una tristeza profunda, a veces el odio, en otras ocasiones es el cariño hacia los demás), seguida de la pérdida de uno de los sentidos. El olfato, el gusto, el oído…
Pero, con cada pérdida, y dado que el ser humano siempre es capaz de recuperarse y de adaptarse al entorno (en cierta manera es una de las enseñanzas del filme), vuelven a la vida, a las rutinas, a enfocar sus trabajos y sus actividades de ocio sabiendo que deben prescindir de éste y de aquel sentido.
Cuando ya han perdido el olfato y el gusto, Susan y Michael se dedican a otros placeres, como degustar cosas sólo por su textura: un poco de espuma de afeitar, una pastilla de jabón…
Lo más interesante de la propuesta es que, en definitiva, el cineasta nos está contando que al amor no lo puede detener ni una pandemia: que es el motor con el que muchos logran salir adelante.
En Perfect Sense vemos ciertas imágenes que ahora ya no nos aturden porque nos hemos acostumbrado a ellas, son familiares en nuestras vidas desde marzo de 2020: el momento en que Michael, subido a su bicicleta, empieza a encontrarse con ciclistas que llevan mascarilla, pero él aún no la usa y los contempla con extrañeza; la escena en la que varios hombres, en un callejón, conversan con los rostros ocultos por esas mascarillas; las calles vacías y desoladoras; los mensajes de las autoridades, que insisten en que los ciudadanos permanezcan en sus hogares (¿Está sordo? Quédese en casa, es el lugar más seguro); el cierre de negocios por falta de clientela…
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Igual que sucedía en Contagio, de la que meses atrás hablamos en este rincón, al director no le hacen falta efectos especiales ni un gran despliegue de medios para mostrarnos cómo una sociedad se va desmoronando por culpa de una enfermedad: lo que le interesa es cómo se comportan los seres humanos, cómo se adaptan y sobreviven, cómo aprenden a desenvolverse sin poder oír…
La historia de amor en medio de la pandemia funciona no sólo por las interpretaciones de sus actores y el modo en que Mackenzie los dirige: también la extraordinaria música de Max Richter nos conmueve. Es el momento perfecto para recuperar esta película.
Ficha Técnica
Título original: Perfect Sense
País: Reino Unido / Suecia / Dinamarca
Director: David Mackenzie
Guión: Kim Fupz Aakeson
Música: Max Richter
Género: Drama / Romance / Enfermedad
Duración: 88 min.
Reparto: Ewan McGregor, Eva Green, Connie Nielsen, Ewen Bremner, Stephen Dillane, Denis Lawson