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Santa María de Jesús Sacramentado: La primera santa mexicana

SANTA MARIA DE JESUS SACRAMENTADO
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Sandra Ferrer - publicado el 17/06/20
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Dedicó su vida a los pobres y enfermos, se enfrentó a las duras persecuciones religiosas en su país y fundó la congregación de las Hijas del Sagrado Corazón de Jesús Sacramentado.

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El 21 de mayo de 2000, el papa Juan Pablo II canonizaba a María de Jesús Sacramentado. Había pasado menos de medio siglo desde su desaparición pero María había dejado una huella indeleble en quienes la conocieron y decidieron impulsar su proceso para elevarla a los altares.

Su nombre secular era María Natividad Venegas de la Torre y había nacido el 8 de septiembre de 1868 en Zapotlanejo, Jalisco. La pequeña de doce hermanos, María Natividad creció en un ambiente feliz y piadoso que se trucó en su juventud.

En un periodo de tiempo de tres años, vio morir primero a su madre y después a su padre. Pero, a pesar de que desde entonces la familia sufrió complicadas dificultades económicas, ella nunca se olvidó de ayudar a los que aún se encontraban en peor situación que ella.

Durante un tiempo, María Natividad estuvo viviendo con una tía paterna hasta su entrada definitiva en la vida religiosa. En aquellos años de juventud, María Natividad ya demostró ser una mujer de profunda piedad que se alejaba de las atracciones mundanas.

En 1898 se unía a la Asociación de las Hijas de María en la que durante un tiempo trabajó de manera incansable como enfermera y realizando todas las tareas que le encomendaban. En 1905, tras asistir a unos ejercicios espirituales, ingresaba en la nueva comunidad de las Hijas del Sagrado Corazón de Jesús en Guadalajara y años después hacía sus votos perpetuos.

Aquellos fueron años de intenso trabajo para la nueva hermana María de Jesús Sacramentado quien en 1912 era elegida vicaria y en 1921 superiora de la nueva orden de la que consiguió que fueran aprobadas sus constituciones en 1930.

En aquellos mismos años, mientras las hermanas se volcaban en ayudar a los más necesitados de su comunidad, México se enfrentaba a un duro conflicto armado que ponía en jaque a las comunidades religiosas. Conocida como Guerra Cristera, entre los años 1926 y 1929, los mexicanos vieron amenazada su fe por las milicias de laicos que pretendían limitar el culto católico provocando la persecución religiosa en todo el país.

Las comunidades religiosas vivieron grandes peligros pero mujeres como María de Jesús Sacramentado se mantuvieron firmes en sus creencias y continuaron defendiendo su modo de vida y su labor asistencial.

María de Jesús Sacramentado tuvo una larga vida, vivió hasta los noventa y un años, de los cuales dedicó más de medio siglo a su vida religiosa de ayuda a los demás. A lo largo de décadas de duro trabajo y dedicación, se convirtió en objeto de respeto y admiración además de ejemplo para todas las mujeres que ingresaban en su congregación que ayudó y sigue ayudando a los más necesitados. Además de su convento en Guadalajara, María trabajó para abrir nuevas casas, hasta dieciséis, en las que las mujeres que se unieron a su proyecto de vida se volcaron en la ayuda de pobres y enfermos.

Una vida que se apagó el 30 de julio de 1959. Dos décadas después se iniciaba el proceso de canonización que culminaría a principios del nuevo siglo recibiendo el honor de ser la primera santa mexicana de la historia.

Juan Pablo II, en la homilía en la que tuvo lugar su beatificación en 1992 dijo de ella: “Fomentó en su Instituto, las Hijas del Sagrado Corazón de Jesús, una espiritualidad fuerte e intrépida, basada en la unión con Dios, en el amor y obediencia a la Iglesia. Con su ejemplo enseñó a sus hermanas religiosas —muchas de las cuales están aquí presentes para honrarla— que debían ver en los pobres, los enfermos y los ancianos, la imagen viva de Cristo. Cuando asistía a uno de ellos solía decirle: “Ten fe y todo irá bien”. De hecho, su vida es un modelo de consagración absoluta a Dios y a la humanidad doliente, que ella empezó a conocer en el Hospital del Sagrado Corazón de Jesús, de Guadalajara”.

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