Una fantasía en clave de humor negro que esconde un grito: los niños necesitan que papá y mamá los quieran y cuiden
Lo primero que nos sorprende al comienzo de Los hermanos Willoughby son las alusiones e influencias de sus directores y dibujantes: por la pantalla vemos guiños, ritmos, planos y referencias que evocan el universo cinematográfico de Wes Anderson y de Tim Burton (en especial por Charlie y la fábrica de chocolate), además de percibir cierto aire en la puesta en escena que nos remite a Los Borrowers, esa película que protagonizó John Goodman en los 90 y que habría que reivindicar como uno de los grandes divertimentos infantiles de aquella década.
Toda esa suma de personajes excéntricos, tipos más o menos malvados y chavales intrépidos, ese prólogo al estilo de Los Tenenbaum, han sido convertidos aquí en animación. Animación, por cierto, que proviene de Canadá.
The Willoughbys, cinta producida por Netflix y estrenada hace poco en esa plataforma, se basa en un célebre libro para niños de la escritora Lois Lowry, publicado en España por Anaya Infantil y Juvenil.
https://www.youtube.com/watch?v=JSo5DoiSPIE
El matrimonio Willoughby está formado por un hombre y una mujer a quienes sólo conocemos con los nombres de Padre y Madre: se quieren mucho, están todo el día haciéndose arrumacos y carantoñas y en los últimos tiempos han concebido a cuatro hijos, dos de ellos gemelos, pero a los que tratan como si fuesen esclavos o prisioneros (apenas les procuran alimento, no les hacen caso y los relegan siempre a otros cuartos… para que se las apañen solos).
La saga de los Willoughby estuvo formada por antepasados de alta alcurnia: viajeros, inventores, artistas, exploradores… Pero parece que, al llegar al matrimonio de Padre y Madre, todo se ha detenido: el hombre ni siquiera exhibe los bigotazos característicos de los varones (¡y algunas mujeres!) de la rama familiar, lo que nos indica que no es de pura cepa, que ha habido alguna clase de error genético.
Los niños están compungidos debido a este trato, y se las arreglan para embarcar a sus padres en un viaje y quedarse solos para intentar vivir un poco mejor. Durante esa ausencia recibirán la visita de una niñera igual de excéntrica que sus progenitores, pero que al menos demuestra un trato cariñoso y protector.
Otros personajes se cruzan con ellos: un bebé abandonado, el dueño de una fábrica de caramelos, un felino que narra la historia, etcétera.
Lo que la película trata de exponer es la necesidad de los hijos de tener unos padres que les cuiden y les proporcionen afecto, seguridad, cobijo y comida. Y lo hace mediante el humor negro, muy próximo, como hemos dicho, a los universos cinematográficos de Tim Burton y (sobre todo) Wes Anderson: no en vano Mark Mothersbaugh, el músico habitual de éste último, ha compuesto la partitura del filme.
En la apretada hora y media que dura la historia, los directores introducen numerosas ideas visuales, guiños al cine y un ritmo trepidante. Es uno de esos largometrajes de dibujos para disfrutar en familia, que va dispersando poco a poco sus mensajes y sus valores sobre el cariño, la orfandad, el árbol genealógico y el apoyo entre hermanos.
Tal vez le falte la genialidad de algunos de los últimos productos de (por ejemplo) Pixar o Disney, pero contiene el suficiente carisma para que pasemos hora y media de diversión sana.
Ficha Técnica
Título original: The Willoughbys
País: Canadá
Director: Kris Pearn, Cory Evans & Rob Lodermeier
Guión: Kris Pearn, Mark Stanleigh (basado en el libro de Lois Lowry)
Música: Mark Mothersbaugh
Género: Animación / Aventura / Comedia familiar
Duración: 90 min.
Reparto: Voces en la versión original de Will Forte, Maya Rudolph, Alessia Cara, Terry Crews, Martin Short, Jane Krakowski, Seán Cullen, Ricky Gervais