Responde la Rectora de la Universidad Pontificia de Salamanca
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Mirian de las Mercedes Cortés Diéguez es la rectora de https://www.upsa.es/, universidad restaurada en 1940 por el Papa que continúa la tradición universitaria iniciada en su doble carácter de real y pontificia el 8 de mayo de 1254.
Desde 1970 es la Universidad de la Conferencia Episcopal Española y una de las más conocidas en España y en el mundo. Su rectora nos atienda en tiempos de COVID-19 para contarnos cómo afecta el virus a una institución universitaria y cómo se adaptan, también psicológicamente, espiritualmente y por supuesto a nivel de docencia.
¿Cómo lleva ser rectora virtual?
En general bien, pues mi papel en esencia no ha cambiado, con sentido de responsabilidad y una buena dosis de disciplina. Evidentemente no es lo mismo poder estar viviendo el día a día de modo físico en la Universidad, pero la salud de todos se impone y hay que seguir sacando adelante el trabajo cotidiano, en especial nuestra función educativa. Al tiempo es necesario afrontar los desafíos a los que la actual situación nos enfrenta para estar preparados para el futuro.
Por tanto, sigo cumpliendo de igual manera mi función de coordinación de un equipo de profesores y profesionales excelentes, que son realmente quienes sacan adelante la universidad de calidad que es la UPSA en cualquier circunstancia, y lo hago de un modo un poco diferente, sacando el máximo partido a las nuevas tecnologías.
La Pontificia Universidad de Salamanca es una decana en los estudios universitarios a nivel mundial. ¿Se ha adaptado rápido a esta situación virtual que conlleva no poder asistir a clase presencial?
La Universidad, si bien es un centro superior de enseñanza primordialmente presencial, lleva años impartiendo algunas titulaciones de grado y posgrado en formatos blended learning y online. Esta experiencia ha propiciado nuestra capacidad de reacción y adaptación cuando los efectos de la pandemia impidieron seguir impartiendo la docencia de forma presencial.
Admirablemente y en tiempo record, profesores y alumnos se adaptaron a la nueva situación, lo que permitió que pudiéramos continuar, casi sin dilación y con la calidad que nuestros estudiantes esperan, con la formación virtual y síncrona en los mismos horarios de siempre.
La idea de la Universidad, según Newman, era una amalgama de saberes interdisciplinarios. ¿Es posible seguir con esta idea, encerrados en casa y haciendo clase a través de un ordenador?
Considero que sí, puesto que la idea de la Universidad del Cardenal Newman es imperecedera y su defensa de la necesidad de la interacción de todas las ciencias, incompletas cada una de ellas en sí misma, es y será siempre requisito indispensable para alcanzar una auténtica sabiduría al servicio de la persona. Su ejemplo como académico, dedicando su vida a la búsqueda de la verdad, a donde ésta le llevara, y a demostrar que su fe era razonable, me lleva a pensar que si se encontrase en la actual situación llegaría a través de internet a todos sus alumnos y colegas para enseñar y compartir los avances de las respectivas ciencias y seguir, de este modo, creando universidad y saber.
¿Cómo contrarrestan la frustración de los alumnos, que sienten que estar en el salón de casa conectados a una pantalla no es lo que la universidad debería ofrecerles?
La respuesta es compleja por las diversas formas de ver y vivir, unos y otros, esta situación. Pero al tiempo es sencilla desde el punto de vista de la oferta formativa de la universidad, orientada a cubrir todas las necesidades de enseñanza-aprendizaje con independencia de la metodología concreta, poniendo al alcance del alumno todos los recursos precisos para que puedan alcanzar las competencias propias de sus planes de estudio. El alumno es siempre el centro de todo en la UPSA, en cualquier circunstancia todo confluye en él y, por tanto, en la situación actual sigue siendo nuestro principal foco de atención.
¿Mejora la relación profesor alumno, con esta situación virtual?
Mi percepción particular, como profesora, es que la relación se mantiene casi intacta si todos ponemos de nuestra parte. Realmente la interacción que se instaura es diferente, pero puede ser igual de cercana y dedicada. Es evidente que no todo depende del profesor, pues la actitud del alumno también es determinante, por lo que si esta es positiva la relación puede resultar muy fructífera e, incluso aún más provechosa, sobre todo en una circunstancia difícil como la que vivimos, en la que creamos lazos de solidaridad y empatía que paradójicamente, aun desde la distancia física, nos acercan más unos a otros.
¿Cómo atienden a quién necesita cuidado, apoyo, ya sea psicológico o pastoral?
La Universidad mantiene activa su pastoral a través de las redes, del correo electrónico y demás canales de comunicación, haciendo llegar a toda la comunidad universitaria los consejos, lecturas y meditaciones propias de este tiempo que hemos vivido de Cuaresma y Semana Santa para seguir alimentando nuestra fe.
Del mismo modo seguimos manteniendo abierto un canal de atención psicológica para atender las necesidades que puedan producirse entre los miembros de la comunidad universitaria debido a la extraordinaria situación de confinamiento y aislamiento que vivimos, así como talleres virtuales para facilitar el manejo del malestar psicológico asociado. Igualmente, estos servicios se ofrecen a personal sanitario, a familiares de víctimas del coronavirus y a otros colectivos, como mayores, que sufren más la soledad.
¿Cómo afectará a la Universidad este virus en el futuro?
Las consecuencias de la crisis sanitaria son aún impredecibles, pero no cabe duda de que afectará seriamente a nuestro modo habitual de desarrollar la actividad y a nuestra organización. Todo ello pondrá a prueba nuestra capacidad de adaptación y hemos de estar preparados. Por otra parte, las secuelas económicas y sociales que inevitablemente dejará a su paso la pandemia, nos obligará a replantearnos incluso nuestra propia misión como universidad, redoblando nuestros esfuerzos para apoyar una educación integral, inclusiva y abierta a la trascendencia, en la que el centro siempre sea la persona.