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¿Cómo se sienten los contagiados ante los chistes sobre el coronavirus?

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María del Castillo - publicado el 18/03/20
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¿Y la cantidad de mensajes enviados por Whatsapp, cómo afecta a los familiares de las personas fallecidas a causa de esta enfermedad? La empatía es la mejor medicina contra el coronavirus

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En psicología, se habla de “sensación de control” ya que es algo subjetivo que se forma en el pensamiento del sujeto. Si nos paramos a pensarlo, en realidad nadie tiene el control absoluto de nada y siempre puede ocurrir algo inesperado que cambie nuestro sistema de vida.

Resulta sorprendente cómo algo tan pequeño como un virus, invisible a los ojos, es capaz de provocar un cambio en nuestras vidas a nivel mundial. Todos los proyectos, objetivos, ilusiones de millones de personas se han visto truncados de la noche a la mañana.

Todo ello provoca un clima generalizado de miedo e incertidumbre. Pero no podemos olvidarnos de los que de verdad están sufriendo de manera en estos momentos: los infectados por coronavirus.

¿Cómo se sienten los contagiados ante la cantidad de imágenes y chistes que se están propagando por internet? ¿Cómo afecta a los familiares de las personas fallecidas a causa de esta enfermedad?

Desarrollar la empatía en tiempos de coronavirus

Se ha comprobado en numerosas investigaciones la importancia del estado anímico para afrontar una enfermedad con éxito. El ánimo de los pacientes depende esencialmente de dos factores:

  • su propia actitud ante la enfermedad
  • y la respuesta del entorno ante sus circunstancias.

El refrán “mal de muchos, consuelo de tontos” se hace aún más patente en el caso de una enfermedad. Para un paciente, escuchar por los medios que cada vez son más los que padecen lo mismo que él no le quita el dolor que siente ni la impotencia ante el freno repentino de sus proyectos e ilusiones.

Los pacientes necesitan sentirse arropados y apoyados emocionalmente para llevar mejor su enfermedad.

El sentimiento de culpa ante la sensación de ser una carga y sentimiento de ser unos “apestados” para el resto puede agravarse al ver involucrados a sus familiares, quienes han tenido que invertir muchos esfuerzos en ellos: reservar uno de los baños de la casa solo para ellos, limpieza y desinfección diaria, no contar con la ayuda del enfermo para las comidas u otras tareas del hogar, etc.

Desde el entorno familiar, les ayuda:

  • Sentir que el ambiente del hogar no empeora. En este sentido, mantener la sonrisa a la hora de servirles facilita que dejen a un lado el sentimiento de culpa.
  • Recibir palabras de afirmación: “Todo va a salir bien”, “no te preocupes por mí, que yo estoy bien”, “en cuanto salgas de esta, lo celebramos”, son algunos de los mensajes que disminuyen el sentimiento de frustración en ellos.
  • Mantener el contacto. Mediante llamadas, vídeos, fotos etc., les ayuda a sentir el cariño y fomenta el sentimiento de que se les sigue teniendo en cuenta.
KWARANTANNA

Deliris | Shutterstock

Gestionar la enfermedad

Ante la limitación física y los dolores, las personas perdemos la capacidad de concentración y una mirada sobre la realidad que tenga en cuenta más factores y perspectivas. El foco se dirige a aquello que ha de repararse para recuperar la normalidad.

Es en esos momentos cuando más cuesta afrontar con madurez las propias limitaciones.

La persona infectada se encuentra ante el duelo por la salud perdida, sin embargo, siguiendo algunas pautas, también puede crecer y fortalecer su personalidad ante lo que está viviendo:

Aceptación

Para evitar envenenarte con pensamientos negativos o victimistas (“¿por qué a mí?”), recuérdate que la enfermedad es algo por lo que todos pasamos, antes o después, de muchas formas distintas. No eres un desgraciado.

Paciencia

Los profesionales y familiares están haciendo todo lo posible por tu salud. Ahora es momento de reposar y no tratar de meterle prisa al cuerpo. Aprender a pasar un tiempo sin actividad también fomentará la creatividad cuando recuperes la salud.

Repetir mensajes positivos

No te culpes por haber cogido la enfermedad. Es conveniente que te repitas mensajes esperanzadores y reales en función de tus circunstancias:

  • “Estoy siendo cuidadoso”
  • “No estoy grave”
  • “No estoy solo”
  • “Poco a poco me recuperaré”…
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