Unos se ponen nerviosos y no saben qué contestar, otros quitan valor a lo que han conseguido y se comparan con los logros de otros
Todos hemos vivido situaciones en las que, mientras hacíamos algo que se nos da bien, recibimos palabras de reconocimiento. Sin embargo, no todos sabemos reaccionar ante estos halagos. Unos se ponen nerviosos y no saben qué contestar, otros quitan valor a lo que han conseguido y se comparan con los logros de otros, etcétera.
Estas son solo algunas de las posibles actitudes frente a los piropos que recibimos. Pero ¿por qué reaccionamos así? ¿Acaso tenemos miedo a parecer prepotentes si aceptamos que hacemos algo muy bien? ¿Cómo podemos distinguir la sana modestia de la falsa humildad?
¿De dónde viene este miedo irracional a ser reconocido?
En la mayoría de los casos, el miedo al reconocimiento procede de las siguientes creencias:
- “No me creo lo que me están diciendo”: Es posible que hayas recibido demasiadas críticas en el pasado, y ahora te resulte increíble que alguien pueda ver algunas de tus virtudes.
- “Seguro que me lo dicen porque quieren algo a cambio”: Se trata de un sistema defensivo automático. Quizá te has sentido utilizado antes y asocies ser halagado con que tendrás que hacer algo por esa persona.
- “Destacar puede doler”: Algunas personas, durante su infancia, han tenido dificultades de adaptación a sus compañeros, precisamente por destacar frente a ellos en algunas áreas. Como consecuencia, han aprendido que destacar es un impedimento para desarrollar una vida social adecuada.
¿Cómo se recibe un piropo sin caer en la prepotencia?
Decía Santa Teresa de Jesús que “la humildad es andar en verdad”, precisamente en referencia al tema que tratamos en este artículo. Porque si tienes una habilidad, no te hará más humilde restarle valor o incluso negar que la tienes, sino aceptar con agradecimiento que tienes tal habilidad.
En este sentido, es importante no identificarte con tu habilidad y reconocer tus propios límites. Te pueden decir “qué bien cantas”, pero tú sabes la verdad completa sobre ese halago:
- Heredaste el buen oído de tu madre.
- Tu voz envejecerá con el tiempo.
- Tu habilidad no es ilimitada: basta un simple resfriado para condicionarla.
- No eres tu voz. Tu valor está por encima de lo bien o mal que cantes.
Con estos pensamientos de objetividad sobre los halagos que recibimos, resultará mucho más sencillo responder con agradecimiento sin pensar que nos verán como prepotentes.
3 tips para recibir halagos de forma sana
Valora tus logros
Recuerda que, al igual que es positivo valorar las cosas buenas que hacen los demás, también es justo y bueno para ti reconocer las cosas buenas que haces o consigues.
Los halagos son gratis
Recuerda que, si alguien se ha fijado en alguna habilidad tuya y ha querido hacerte un comentario positivo al respecto, no estás en deuda con esa persona. No necesitas buscar algo positivo en ella como contrapartida.
Basta con decir “gracias”
El agradecimiento es uno de los elementos que mayor salud emocional proporciona a las personas. Si tienes una habilidad y alguien te la aplauda, contestar con un simple “gracias” será suficiente.