En todos los sectores se detecta una inquietud creciente por encontrar signos de bondad, de paz y de sosiego.La bondad está regresando a la vida social. Existe un público que prefiere los buenos sentimientos y las causas justas a las agresiones y la mala conducta.
Tal vez es que estemos saturados de una política insana, de gritos, insultos en las redes sociales o violencia en las noticias. Es momento de recuperar lo perdido y proteger lo bueno que todavía conservamos.
En el cine, el fenómeno de la temporada es la nueva versión de “Mujercitas”, que devuelve la novela de Louise May Alcott a la pantalla. Se estrenó el día de Navidad y es líder de taquilla mundial junto con “Star Wars IX: el ascenso de Skywalker”. Lleva acumulados más de 76 millones de dólares.
Las mujercitas son personajes nobles, buenos y que generan a su alrededor razones para llevar una vida de bondad. Ensalzan la familia, la amistad, el olvido de sí, la lealtad… El filme logra esto con aire contemporáneo y “pacificando” el feminismo al expresar que no solo es válida la opción de una Jo que quiere la independencia profesional sino también la de Meg, volcada en casarse y crear una familia. La libertad, cuando hay amor, lleva a la mejor solución en cada caso.
Lo mismo ocurría recientemente con otra gran producción, “Dumbo”, que despertaba los deseos de recuperar la inocencia gracias a unos niños que protegerán al pequeño elefante. El director Tim Burton supo renovar el clásico y hacer que los mayores aplaudieran su esperanzador retrato de la humanidad.
En literatura, el premio Nadal de 2020 fue otorgado la pasada Noche de Reyes a Ana Merino por “El mapa de los afectos”. En esta novela, que todavía no se ha publicado, la autora dice reivindicar las bondades de la educación y del ser humano: “Es simplemente una celebración de la literatura, un libro muy literario donde aparecen los duelos, las ansiedades, las alegrías, las valentías y la bondad de una serie de personajes en momentos críticos de sus vidas”, declaró la ganadora.
Feel good literature
La opción de la feel good literature viene apareciendo en las librerías desde hace algunos años, con fenómenos como el de Ángeles Doñate, que ha publicado con éxito “El invierno que tomamos cartas en el asunto” y “El último vagón”. Son obras que profundizan en el ser humano, de las que uno sale reconfortado y con la esperanza de poder avanzar en un mundo mejor.
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En el caso de Ana Merino, la novela tardará todavía unos días en publicarse, pero ya algunos periodistas hablan de este estilo como de “prosa emocional”.
No se trata de obras románticas o para público juvenil: son obras que ahondan en el corazón del ser humano y tratan temas universales, que hemos leído en “Matar a un ruiseñor” o hemos visto en “¡Qué bello es vivir!”.
El público busca historias que nos hablen de personas buenas y de valores como el honor, la generosidad y el heroísmo. Hay un componente fuerte de sentimientos pero también de voluntad orientada a superar los retos.
Una espiritualidad creciente
Esos deseos de buscar la paz, la calma y la belleza se notan en la espiritualidad creciente y en el interés por conocer mejor la religión. Está creciendo el turismo religioso como nunca antes se había visto: Camino de Santiago, Tierra Santa y Roma son tres objetivos que escogen millones de turistas cada mes.
En otro nivel, han aumentado las peticiones de hoteles que faciliten el descanso, el silencio y el contacto con la naturaleza.
Más allá del spa relajante y que se enfoca al cuidado físico, se han puesto de moda los retiros: no son exactamente retiros espirituales aunque denotan esa necesidad de las personas de conectar de nuevo consigo mismas y con la trascendencia. Y lo hacen en un entorno que favorece esa experiencia: la montaña, el mar, el bosque…
La ecología adopta formas de incorporarse a la vida urbana para que nuestra casa aporte un confort más natural: un huerto urbano que implica el cuidado de plantas, la slow food (saber apreciar la gastronomía y el ritmo de la naturaleza), el cuidado de la alimentación diaria aumentando el consumo de productos frescos, de proximidad y de temporada…
El diseño, la moda y la publicidad han detectado esas ansias del público y orientan sus propuestas a esta demanda. para comenzar, el Color del Año escogido por Pantone es el azul clásico, un tono que transmite serenidad, paz y espiritualidad. En la búsqueda de la bondad, el azul nos ayuda.
Todos estos signos son indicios de que hay una búsqueda en millones de personas y que, a pesar de que en algunos momentos nos pueda parecer que nuestro entorno está enfermo, lo positivo siempre encuentra su espacio.
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