Las redes sociales tienen una gran influencia en los trastornos alimentarios de miles de adolescentes
Estudios señalan una fuerte asociación entre el uso de redes sociales y la aparición de Trastornos de la Conducta Alimentaria (TCA), no solo de las ya conocidas bulimia y anorexia, sino también de la evitación y restricción de la ingesta de alimentos u otros desordenes atípicos que se engloban en este tipo de enfermedad mental.
Las redes sociales suponen una ventana a un mundo enorme, el cual puede ayudar a que a través de distintos contenidos muchos jóvenes pueden llegar a odiar o amar su cuerpo.
Buscan allí consejos de cómo lograr la aprobación de la autoimagen, por lo general con actitudes alimentarias negativas, por lo que debemos estar alerta a este tipo de comportamiento ya que, sumado a otros factores de vulnerabilidad, puede aumentar el riesgo de que se inicie o se mantenga un TCA, particularmente en población adolescente.
Del mismo modo los adolescentes buscan en las redes a otras que están en su misma situación y con las que poder expresar cómo se sienten sin sentirse juzgados o estigmatizados.
El problema es que detrás de ello se sobrexponen a un ideal estético delgado todo el tiempo, y esto contribuye a pensar que este mensaje es real, llevando a tener una imagen negativa de su cuerpo.
Por consiguiente, si justo se trata de una persona más propensas a tener un TCA, las redes sociales le pueden jugar en contra, porque comienzan a buscar, por ejemplo, información de modelos que promueven la alimentación sana, que en su mayoría no es real, allí es donde es muy importante enseñarles a leer esa información de forma cuidadosa, no idealizar todo, porque probablemente parte de eso no es verdad.
Conductas de riesgo
La Asociación contra la Anorexia y la Bulimia (ACAB) ha advertido sobre el peligro de las redes sociales en el incremento de las conductas de riesgo y la edad de inicio de los trastornos alimenticios.
En este sentido, un estudio realizado en Australia y Nueva Zelanda, sobre “La relación entre el uso de las redes sociales y la alimentación desordenada en adolescentes jóvenes” publicado en diciembre de 2019 muestra dos cosas importantes:
- Por un lado, que el 51.7% de las niñas y el 45 % de los niños informaron comportamientos de desórdenes alimentarios, siendo el ejercicio estricto y la omisión de comidas los más comunes.
- En segundo lugar, que las niñas con cuentas de Snapchat y Tumblr y los niños con Snapchat, Facebook e Instagram eran significativamente más propensos a tener comportamientos de desórdenes alimentarios y una evaluación excesiva de la forma y el peso en el rango clínico.
- Así mismo este estudio concluye que existe una asociación clara entre el uso de redes sociales y los comportamientos de desorden alimentario y que ocurren cada vez a edades más tempranas.
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Actualmente existen más de cuatro millones de publicaciones en la Red como Instagram con las etiquetas #Ana (anorexia) y #Mía (bulimia), #thispo y muchas más, todas son hashtags empleados por jóvenes que presentan algún tipo de TCA para compartir trucos o experiencias que les ayuden a adelgazar.
Por ello, recientemente, Facebook e Instagram han tomado medidas para controlar este tipo de etiquetas, aunque tímidamente, porque siguen apareciendo otras nuevas con otros nombres.
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También han aparecido campañas publicitarias, con imágenes con personas normales no tan delgadas, eso ayuda muchísimo, así como también se comenzó en algunos países a regularizar las tallas de ropa, esto ayudan a pacientes con trastornos de la conducta alimentaria, porque siempre están pensando en encajar en ellas y empezar poco a poco a cambiar esa imagen del cuerpo perfecto que es totalmente irreal.
Es importante que padres, profesores, y profesionales aprendan a identificar las señales de alerta, para ayudar y proteger a los más jóvenes de este tipo de trastornos, ya sea para prevenir o tratar y hacer la recuperación posible.
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El 70% de las personas que tienen un TCA se recuperan si reciben un tratamiento correcto y oportuno, pero se trata de un proceso que requiere su tiempo, son largos llevan entre 4 y 7 años y necesitan de todo el apoyo familiar y profesional.
Debemos estar atentos como padres o educadores a cualquier cambio en la conducta alimentaria para perder peso sin control profesional, a lo que miran, buscan, publican nuestros hijos en sus redes sociales, debe alertarnos, porque puede ser la puerta de entrada a un TCA.