En Navidad se agudiza el sentimiento de soledad y desesperanza de muchas personas. ¿Cómo podemos ayudar a quienes sufren enfermedades mentales que pueden conducirlos al suicidio?Según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), anualmente unas 800.000 personas se quitan la vida. Es una cifra terrible sobre la que las administraciones públicas piden mayor concienciación acerca de la salud mental.
Hay que pensar que 800.000 personas no es una cifra menor en absoluto. Equivale a toda la población de ciudades como San Francisco, Indianápolis, Chihuahua, Frankfurt, Amsterdam o Cracovia.
La salud mental sigue siendo un tabú muy arraigado, sobre el que se habla poco. Hablar de que padecemos o hemos padecido una depresión o crisis de ansiedad genera todavía rechazo.
Te puede interesar:
La muerte por suicidio aumenta un 3,1% en España
En muchos entornos laborales, la presión es tal que los trabajadores no se atreven a comunicar que sienten síntomas de depresión o que se están medicando, por miedo a ser despedidos. Eso contribuye a generarles un mayor grado de tristeza y frustración, de insomnio, angustia y de ansiedad. Resultado: la persona se sume en una depresión mayor.
Las redes sociales pueden ser engañosas
Esto contrasta, incluso, con la apariencia en redes sociales. Puede ser compatible con selfis sonrientes en Facebook o Instagram.
También en las familias el suicidio muy a menudo es una bomba que explota sin que nadie lo esperara. Lo mismo que entre amigos.
Aparentemente, la persona que se suicidó “estaba bien”, o eso decía.
Te puede interesar:
Cuando tener pocos “likes” puede conducir hasta el suicidio
Es imprescindible crear lazos de confianza
Para combatir el suicidio, es fundamental generar lazos de confianza. Hay que establecer un clima suficiente para que la persona que está sufriendo sea capaz de abrirse y explicar qué le pasa y cómo se siente por dentro.
En Navidad, muchas personas sienten la soledad de una forma más acusada. No tienen a nadie y la tentación de la desesperanza es mayor.
¿Qué podemos hacer?
Favorece la comunicación auténtica. No basta con un whatsapp de felicitación navideña. No basta con un mensaje en el grupo familiar. Llama y escucha el tono de voz que te responde al otro lado. Alerta con las respuestas huidizas.
Mira a los ojos de las personas. Solo así sabremos si están apagadas o tristes.
Alimenta las conversaciones positivas y esperanzadoras.
Muéstrate acogedor, dispuesto a dedicar tiempo a quien lo necesite. Si se te ve con prisas, es difícil que te expliquen su preocupación.
Habla abiertamente de su situación: ¿ha dejado de tomar su medicación?, ¿qué es lo que le pesa y le presiona el corazón?
Te puede interesar:
El suicidio es ya la décima causa de muerte en Estados Unidos: ¿cómo enfrentarlo?
Acércate a su mesa de trabajo si es un colega, a su casa si es un vecino. Rompe el hielo. Tal vez ese paso sirva para salvar su vida y quitarle la idea del suicidio de la cabeza.
Invítalo a un café, a tu casa, a dar un paseo, a hacer un viaje… todo lo que rompa su soledad.
Valora si alguien está más callado de lo habitual. Piensa si hay un cambio de carácter relevante.
Ofrécete para acompañar al médico a la persona que no está bien psíquicamente. Deja margen a su intimidad pero facilítale el camino a un especialista, un psicólogo o médico. Más si sabes que lo ha dejado.
No descartes la posibilidad de hablar con un sacerdote. Para las personas con fe, recuperar la esperanza en Dios es un remedio importante (que no excluye acudir al médico ni tomar medicación). También puede ser muy valioso para personas sin fe: un sacerdote es una persona que conoce bien la naturaleza humana y tiene experiencia en la atención de almas. En una crisis, un sacerdote es muchas veces el asidero que agradecen las personas más alejadas de Dios.
Si eres católico, reza por él. La infinita misericordia de Dios nunca se agota y es el mejor regalo que podemos hacer a una persona que sufre (pero no te olvides de que Dios también cuenta con tu acción). Por la comunión de los santos nuestras oraciones pueden aplicarse en beneficio de otras personas. Acude a su ángel de la guarda para que lo proteja.
No juzgues ni critiques, no es momento de echar la culpa a nadie. La confianza, la amistad y el que nos vean dispuestos a querer su bien por encima de todo favorece que la persona abandone las ideas suicidas.
Este vídeo, un cortometraje que lleva por título “Estoy bien”, aborda la cuestión del suicidio y puede ayudarte:
Te puede interesar:
El suicidio de un matrimonio conmociona Estados Unidos