Aniversario de la profesión religiosa solemne del Papa Francisco
Jorge Mario Bergoglio predicaba que el sacerdocio es para llevar la unción de Dios a los pobres, los cautivos, los oprimidos, los enfermos…ser sacerdotes fieles al Señor para los demás. Sacerdotes ungidos para servir. “Un discípulo no es más grande del maestro” (23.04.2007).
Aquí ofrecemos un recorrido por las frases más recurrentes relacionadas con su vocación, inclusive antes de convertirse en el 266 Sucesor de Pedro (Jorge Bergoglio ingresó en la Compañía de Jesús el 11 de marzo de 1958, fue ordenado sacerdote el 13 de diciembre de 1969 e hizo su profesión solemne el 22 de abril de 1973).
Sacerdotes ungidos con el “óleo de alegría”. Un sacerdote que “sale de la misa con cara de haber recibido una buena noticia”.
Que nuestra gente nos sienta discípulos del Señor, sienta que estamos revestidos con sus nombres, que no buscamos otra identidad; y pueda recibir a través de nuestras palabras y obras ese óleo de alegría que les vino a traer Jesús, el Ungido. (Homilía preparada para la tradicional Misa Crismal 2013).
El presbítero, hombre que sale a encontrar, que acompaña y que es levadura (con su capacidad de ver la unidad en su situación fragmentada y en su manera de actuar más propositiva que impositiva). [el sacerdote en la ciudad a la luz del documento de Aparecida – 18.10.2010]
Esta misión que Dios nos confía exige luchar contra nuestras inclinaciones egoístas y contra cualquier desánimo. La riqueza de la Buena Noticia reclama evangelizadores convencidos y entusiastas, como los primeros cristianos que daban testimonio de su fe con clara coherencia. [Carta del cardenal Jorge Mario Bergoglio SJ, arzobispo de Buenos Aires, a los sacerdotes, religiosos, religiosas y laicos de nuestra arquidiócesis con ocasión de la Cuaresma 2006]
El hecho de subrayar la iniciativa divina coloca al presbítero en la dimensión de elegido-enviado, es decir dentro de un horizonte, permítaseme la palabra, “pasivo”, en el cual el protagonista principal es el Señor. (Buenos Aires, V Encuentro Nacional de Sacerdotes 11.09.2008)
El celibato pide asumir con madurez la propia afectividad y sexualidad, viviéndolas con serenidad y alegría en un camino comunitario. (Buenos Aires, V Encuentro Nacional de Sacerdotes 11.09.2008).
La primera exigencia es que el párroco sea un auténtico discípulo de Jesucristo, porque solo un sacerdote enamorado del Señor puede renovar una parroquia. Pero, al mismo tiempo, debe ser un ardoroso misionero que vive el constante anhelo de buscar a los alejados y no se contenta con la simple administración. (Buenos Aires, V Encuentro Nacional de Sacerdotes 11.09.2008).
El presbítero pertenece al pueblo de Dios, del que fue sacado y al que es enviado y del que forma parte (Buenos Aires, V Encuentro Nacional de Sacerdotes 11.09.2008).
Nuestra opción por los pobres corre el riesgo de quedarse en un plano teórico o meramente emotivo sin verdadera incidencia en nuestros compartimientos y en nuestras decisiones. Con sano realismo Aparecida reclama dedicar tiempo a los pobres. Así se dibuja el perfil de un sacerdote que “sale” hacia las periferias abandonadas reconociendo en cada persona ‘una dignidad infinita’. (Buenos Aires, V Encuentro Nacional de Sacerdotes 11.09.2008)
En el seguimiento de Jesucristo aprendemos y practicamos las bienaventuranzas del Reino, el estilo de vida del mismo Jesucristo: su amor y obediencia filial al Padre, su compasión entrañable ante el dolor humano, su cercanía a los pobres y a los pequeños, su fidelidad a la misión encomendada, su amor servicial hasta el don de su vida.
Juan Pablo II, sacerdote y testigo. “Termino repitiendo sus palabras: ‘Lo que necesita este siglo no son maestros son testigos’. Y en la encarnación del Verbo, Cristo es el testigo fiel. Hoy vemos en Juan Pablo una imitación de este testigo fiel. Y agradecemos que haya terminado su vida así, coherentemente, que haya terminado su vida siendo simplemente eso: UN TESTIGO FIEL”. [homilía, misa en memoria de Su Santidad Juan Pablo II, 4.04.2005, catedral metropolitana de Buenos Aires].
El pueblo fiel de Dios, al que pertenecemos, del que nos sacaron y al que nos enviaron tiene un especial olfato originado en el sensus fidei para detectar cuando un pastor de pueblo se va convirtiendo en clérigo de Estado, en funcionario. (V Encuentro Nacional de Sacerdotes 11.09.2008).
[Actualizado el 22 de abril de 2021]
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