Llega a los cines de todo el mundo la última película de Bong Joo-ho, uno de los director surcoreanos más reputados del momento y lo hace con la flamante ganadora de la Palma de Oro en el pasado festival de Cannes “Parásitos” y lo que es más sorprendente aún, con una película que tiene como su centro principal de unión la institución familiar y su férrea dureza contra las adversidades
Viendo Parásitos, resulta mucho más comprensible que Bong Joo-ho comenzara estudiando sociología. Aunque terminó formándose como cineasta, su primeros pasos en la Universidad y por tanto, sus primeras inquietudes debieron de venir por los social. Es comprensible por tanto que, aunque Joo-ho no quisiera hacer una película sobre clases sociales, al final le saliera una película sobre clases sociales. Aunque lo hace, eso sí, con un cordón central muy especial, la familia.
A pesar de su título, que nadie se escandalice, Parásitos no es una película de bichos. Sin desvelar mucho de su trama, el film de Joo-ho nos cuenta la historia de un joven de clase baja que un día comienza a dar clases particulares a una chica de clase alta. Aunque son dos familias muy distintas en lo esencial comparten muchos puntos en común y ambos núcleos casi sin saberlo, comenzarán a entablar una relación de resultados imprevisibles.
Soy consciente de que semejante sinopsis no dice mucho sobre la trama de la película pero créanme, es mejor así. En cierto modo Parásitos tiene mucho de ese cine clásico de humor al estilo de Billy Wilder, en el que el juego del disfraz y del engaño, del aparentar ser quien no se es, jugaba un papel esencial. Y el film de Joo-ho, aunque a años luz de Wilder, tiene algo de ese juego de apariencias, de ese divertido y al mismo tiempo crítico y ácido divertimento de ser quien no se es en realidad.
Parásitos invita a pensar sobre muchas cosas. Algunas son ideas agradables y otras no tanto. Que quede muy claro, no es un film para todos los públicos sobre todo por su abrupto y violento final, el único momento que no ha terminado de convencer a más de uno. Pero aún así, la película de Joo-ho deja un agradable sabor de boca y sobre todo un mensaje muy claro: la familia. El núcleo familiar que lucha unido permanece unido.
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En Parásitos los vínculos familiares y las relaciones entre ellos son tan fuertes y palpables que nadie las subraya, se dan por sabidas. Es más, es el punto de partida a partir del cual elaborar un mensaje mucho más ácido que su director simplifica en una palabra: capitalismo.
Precisamente en una película de Billy Wilder, Uno, dos, tres…, uno de sus personajes decía “por eso funciona el capitalismo, todo el mundo le debe dinero a alguien”. Y en el fondo algo de esto hay también en Parásitos. Una historia no solo de deudas económicas, sino de deudas que son una consecuencia de esto, de deudas sociales que al final nos conducen irremediablemente a deudas morales.
Vale la pena atreverse con Parásitos.
Ficha Técnica
Título original: Gisaengchung
Año: 2019
País: Corea del Sur
Género: Drama
Director: Bong Joo-ho
Actores: Song Kang-ho, Lee Seon-gyun, Jang Hye-jin, Cho Yeo-jeong, Choi Woo-sik, Park So-dam, Park Seo-joon, Lee Jeong-Eun, Park Keun-rok, Hyun Seung-Min